Comunicación presentada al I Congreso Ciudades Inteligentes:
Autores
- Enrique Mínguez Martínez, Arquitecto, Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y Universidad de Alicante (UA)
- María Vera Moure, Arquitecto, Enrique Mínguez Arquitectos
- Diego Meseguer García, Ingeniero de Edificación, Enrique Mínguez Arquitectos
Resumen
Las estrategias del Sistema Polinuclear Sostenible por su flexibilidad y capacidad de adaptación a distintas casuísticas resultan herramientas muy válidas para una evolución urbana inteligente y sostenible. Permiten proteger su propia identidad dentro de la ciudad, ajustan su escala para facilitar una movilidad sostenible, trabajan el concepto de densidad funcional para garantizar la masa crítica imprescindible, insertan de manera homogénea la estructura de espacios verdes y de equipamientos en el tejido urbano e integran nuevas tecnologías urbanas para la materialización de auténticas Ciudades Inteligentes Sostenibles. Establecer las pautas para reequilibrar nuestras ciudades, combinando planificación urbana y tecnología, nos permitirá dar soluciones precisas, adaptadas a la problemática particular de cada lugar, proporcionando respuestas al ciudadano más allá de la solución genérica de Ciudad Compacta.
Introducción
Para conformar un ecosistema sostenible posibilitando el desarrollo de sus ciudadanos, las ciudades deben ser lugares de conectividad, creatividad e innovación, adoptando planes de desarrollo con un enfoque holístico que integre las dimensiones sociales, ambientales, económicas y territoriales, implicando en un proceso botton-up a las partes interesadas y a los residentes.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y tecnologías específicamente urbanas pueden proporcionar soluciones puramente tecnológicas en el campo de la eficiencia energética urbana, la energía renovable, el transporte o la seguridad y fomentar la interacción social, la participación ciudadana o los sistemas de gestión global para las administraciones públicas creando nuevos nodos de conexión entre la ciudadanía. Pero un enfoque unidireccional centrado únicamente en la tecnología puede provocar una fractura social, aplazando los problemas o creando situaciones donde los más necesitados de reducir su factura energética no pueden permitirse la nueva tecnología.
El investigador Anthony Townsend (2013) en su libro Smart Cities: Big Data, Civic Hackers and the Quest for a New Utopia, explica que las empresas de tecnología están implementando medidas para hacer de las ciudades lugares inteligentes. Este proceso lo deberían hacer conjuntamente los arquitectos, ingenieros, informáticos y urbanistas. En cuanto a las grandes tecnologías que se han introducido en las ciudades, el autor cree que muchas de estas innovaciones se comenzaron a usar como una solución ante la falta de planificación urbana. La tecnología no puede ser una tirita que resuelva problemas urbanos crónicos derivados de planeamientos poco sostenibles, muchas veces más preocupados por intereses económicos de los municipios que del bienestar de sus ciudadanos.
Para conseguir que nuestras ciudades evolucionen hacia auténticas Smart Cities deberían dotarse de una estructura urbana que solucione o permita la resolución de las problemáticas de cada ámbito concreto con la flexibilidad suficiente para garantizar ciudades resilientes. “Se deberá fomentar la innovación para apoyar la transición hacia las Ciudades del Mañana. Las Ciudades del Mañana deberían ser ciudades dispares, cohesionadas y atractivas, deberían ser ecológicas y saludables y deberían ser lugares propicios para una economía fuerte e integradora.” (Hermant-de Callataÿ & Svanfeldt, 2011).
Durante la última década se han desarrollado tecnologías que en un futuro próximo influirán en la morfología de las ciudades, igual que ocurrió en el siglo pasado con la incorporación del ascensor, el automóvil o el telégrafo. Si queremos vivir en ciudades eficientes, sostenibles e inteligentes es imprescindible que la planificación urbana y el desarrollo tecnológico se coordinen, transformando de manera gradual el medio urbano. “Las nuevas tecnologías podrían dar a nuestras ciudades nuevas esperanzas: una vida más social, más bella, más apasionante y, sobre todo una vida que estará determinada por la propia ciudadanía.” (Rogers & Gumuchdjian, 2000).
Es importante aplicar soluciones innovadoras en áreas como la movilidad y el transporte sostenible, el medio ambiente, la eficiencia energética, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la sociedad pero siempre sobre una planificación urbanística desarrollada a partir de un Sistema Polinuclear Sostenible (Figura 1). Debemos contar con herramientas que solucionen la problemática urbana a escala global, más allá de soluciones que disminuyan la incomodidad puntual del ciudadano. Si un barrio se colapsa con 5000 vehículos, la solución no consiste en crear herramientas tecnológicas que gestionen la movilidad o el estacionamiento de esos vehículos, sino plantear alternativas que reduzcan su número, ya sea aumentando la eficacia del transporte público, “acercando” los servicios al ciudadano o desmotivando su uso. “La infraestructura de movilidad debe desarrollarse con una perspectiva a largo plazo que tenga en cuenta las necesidades futuras, así como la futura evolución tecnológica, espacial y urbana”. (Hermant-de Callataÿ & Svanfeldt, 2011).
Descripción de la solución. Proyecto propuesto
El Sistema de Polinúcleos Sostenibles (SPS) es una herramienta muy valiosa para la recuperación o la planificación de nuevos barrios al desarrollar un sistema urbano complejo, proporcionando una serie de directrices que garantizan la sostenibilidad urbana al compatibilizar la ciudad cómoda individual con el espíritu sostenible común. Lo que Willian H. Whyte (1989) en su libro Ciudad: redescubriendo el centro denomina un “lugar 100%”.
Consiste en la implantación gradual de un modelo urbanístico que apoyándose en la movilidad sostenible y mediante un reparto equilibrado del tejido urbano (equipamientos, viario, espacio de relación, etc.) acerca a sus ciudadanos todos los servicios que precisan de manera habitual, fomentando así la verdadera peatonalización. Mediante el SPS se obtienen estrategias que posibilitan la revitalización de entornos degradados con la consecución de un espacio público de calidad, un tejido urbano complejo y confortable dentro de un modelo compacto, dotando a los ciudadanos de alternativas reales lo suficientemente flexibles como para adaptarse a las distintas individualidades que conforman la comunidad. “Una ciudad compacta y policéntrica, que proteja el campo de alrededor, centre e integre a las comunidades en el seno de vecindarios y optimice su proximidad.” (Rogers & Gumuchdjian, 2000).
El Sistema propuesto permite articular territorios de cualquier escala, organizando la ciudad en núcleos sostenibles autónomos conectados entre sí mediante redes de transporte público cómodas y eficaces constituyendo, en su caso, una entidad urbana de mayor tamaño (Figura 2).
Organiza el territorio a partir de Unidades Urbanas a escala del peatón lo que conlleva una autentica disminución del consumo energético, recursos y tiempo. Mejorando la calidad de vida de los ciudadanos a corto y largo plazo al concentrar las necesidades imprescindibles para el desarrollo de sus habitantes en un radio que permite el desplazamiento peatonal. “Generalmente se considera que la población está dispuesta a caminar una distancia de 500 metros, distancia que se ve refrendada por el tamaño de los centros urbanos.” (Gehl, 2011). En la gran mayoría de las ciudades, el área del centro urbano ocupa una superficie de 1 Km2, lo que permite que cualquier equipamiento básico no se encuentre a más de un kilómetro de distancia (Zurich, Brisbane, Pittsburg, Copenhague, etc.).
Facilitamos así una movilidad sostenible, eliminando trayectos innecesarios, aunando la ciudad cómoda con la ciudad sostenible.
Metodología
El primer paso en el desarrollo de una estructura urbana inteligente, es la delimitación del ámbito de actuación según la casuística del entorno. “A 20-minute neighborhood is a place with convenient, safe, and pedestrian-oriented access to the places people need to go to and the services people use nearly every day: transit, shopping, healthy food, school, parks, and social activities. The term “20-minute neighborhoods” is not intended to convey a specific metric.”(The Portland Plan, 2012).
Para lograr transformar nuestras ciudades en auténticas Smart Cities resulta fundamental utilizar tecnologías que permitan analizar los tejidos urbanos de manera compleja, determinando sus carencias y necesidades. Los sistemas SIG posibilitan el análisis simultáneo de los factores básicos que inciden en la calidad urbana (densidad, habitantes, número de empleos, número de negocios y su diversidad, parques y espacio libre por habitante, equipamientos, características del sistema viario) y así poder determinar los parámetros claves para recuperar un tejido concreto o para proyectar un nuevo desarrollo de manera equilibrada. La superposición de estos factores es fundamental para obtener una lectura precisa del lugar (por ejemplo, una densidad urbana alta no garantiza que contemos con población, o entornos con las mismas densidades pueden responder a tipologías urbanas muy diferentes).
A partir de los Indicadores urbanos que nos ofrece la Guía metodológica para los sistemas de auditoría, certificación o acreditación de la calidad y sostenibilidad en el medio urbano editada por el Ministerio de Fomento (2012), contrastándolos con las prescripciones del Reglamento de Planeamiento (1978) junto con los datos proporcionados por A. Hernández Aja y Meta Berghauser Pont y Per Haupt, establecemos una comparativa de los repartos del tejido urbano para lograr un barrio equilibrado teniendo en cuenta parámetros como: densidad edificatoria, número de viviendas, altura, proporción residencial-terciario, número de habitantes, número de empleos, espacio público de relación, superficie de viario, etc.
Con estas proporciones del tejido urbano deberíamos obtener ciudades compactas, que inviten al tránsito peatonal pero, como se observa en las imágenes (Figura 3), las medidas de reequilibrio se deben complementar con un análisis del “atractivo urbano”. Utilizando los criterios de la web Walk Score, que evalúa la calidad de las vías para el paseo, buscamos un modelo no solo compacto a nivel densificatorio, sino también con recorridos estimulantes. Debemos considerar la flexibilidad, seguridad e identidad como elementos imprescindibles del SPS para dotar de resiliencia al lugar garantizando el arraigo del ciudadano por su entorno. Por lo que resulta decisivo romper la uniformidad en las construcciones, creando una imagen cambiante.
Con estas variables, mediante un análisis sistémico, se han determinado los valores clave para obtener tejidos equilibrados, donde tengan cabida las actividades, presentes y futuras, imprescindibles en una Smart City Sostenible (Figura 4).
“Las personas no son piezas de relojería ni la sociedad es algo que pueda ser reducido a maquinaría” (Hall, 1996). Por lo que siempre se debe adaptar el SPS a las características del entorno urbano, complementándose con políticas que permitan una transición gradual hacia estos valores. En este proceso de “actualización urbana” la tecnología tiene un papel fundamental en ámbitos relacionados con la movilidad y el transporte (aparcamientos inteligentes, vehículos y autobuses eléctricos,….),la comunicación (ADSL o fibra óptica, WIFI, etc..), las infraestructuras eficientes mediante la implantación de una red de sensores y sistemas centralizados para la gestión en tiempo real de la climatización, la iluminación, el agua, la energía, los contenedores de residuos, etc., así como en la motivación de la gente, implicando a la ciudadanía para que desarrolle proyectos comunitarios en su propio entorno. Podemos conseguir espacios públicos inteligentes, con multiplicidad de usos e interconectados a las necesidades de los ciudadanos siempre que conjuguemos sus características físicas con TICs de distinta índole (Fig.5).
Estrategias similares al SPS se han utilizado en la ciudad de Portland. Como parte del “Plan Portland” se ha introducido el concepto de “20-Minute Neighbourhoods” donde para lograr una auténtica peatonalización, se ha promovido un reequilibrio del tejido que garantiza el acceso peatonal a los servicios de uso diario. Para ello crearon un listado de necesidades y servicios que deben satisfacer al ciudadano (comerciales, equipamientos, puestos de trabajo, etc.). Si las necesidades se satisfacen al 70% se considera un barrio óptimo para ser peatonalizado “The City developed the 20-minute neighborhood index to measure access to these amenities, products and services. If a neighborhood achieves a score of 70 or higher, on a scale of zero to 100, it is considered a relatively complete neighborhood.” (The Portland Plan, 2012)
Este tipo de análisis no solo resulta útil desde el punto de vista urbano, sino también económico, ya que facilita datos a los empresarios sobre las demandas de cada barrio además de dotar de importancia al rol de Ciudadanía Activa: ciudadanos que no solo identifican problemas sino que también presentan propuestas.
Conclusiones
Para mejorar la eficiencia energética de un edificio resulta mucho más sostenible contar con sistemas pasivos (correcta distribución de huecos, soluciones constructivas adecuadas al entorno, ventilación cruzada, etc.) que utilizar estrategias activas. Las ciudades se comportan del mismo modo, los sistemas pasivos urbanos, como el Sistema de Polinúcleos Sostenibles, son la herramienta más eficiente para lograr un desarrollo urbano inteligente, más allá de los posibles resultados inmediatos que pueda ofrecer la “tirita tecnológica”.
Con el objeto de lograr ciudades autosuficientes, sostenibles e inteligentes es imprescindible que la planificación urbana y el desarrollo tecnológico se coordinen motivando a la ciudadanía a involucrarse en el proyecto comunitario que debe ser nuestra ciudad.
Mediante las infraestructuras tecnológicas urbanas, las ciudades, pueden volverse lugares más eficientes, habitables y sustentables. Incluyendo el desarrollo urbano sostenible (Smart Environment), la incorporación de tecnologías de la información en la gestión de servicios (Smart Economy), la generación de espacios participativos de colaboración e innovación (Smart Governance) y la formación de ciudadanos responsables (Smart Citizen).
Para que la tecnología pueda ofrecer su máximo potencial debe poder desarrollarse en ciudades que estén preparadas para recibirla.
Referencias
- Berghauser, M. & HAUPT, P., 2009, Space, Density and Urban Form. Meta Berghauser Pont and Per Haupt, Netherlands.
- Gehl, J., 2014, Ciudades para la gente, Ediciones Infinito, Buenos Aíres.
- Hall, P., 1996, Ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX. Ediciones del Serbal, Colección La Estrella Polar, Barcelona.
- Hermant-de Callataÿ, C. & Svanfeldt, C., 2011, Ciudades del Mañana – Retos, visiones y caminos a seguir, Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, Luxemburgo.
- Hernández, A. (dir), 1997, La ciudad de los ciudadanos. Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo, Madrid.
- Rogers, R. & Gumuchdjian, P., 2000, Ciudades para un pequeño planeta, Gustavo Gili, S.A., Barcelona.
- Rueda, S. (dir), 2012, Guía metodológica para los sistemas de auditoría, certificación o acreditación de la calidad y sostenibilidad en el medio urbano. Centro de Publicaciones Secretaría General Técnica. Ministerio de Fomento, Madrid.
- The Portland Plan: prosperous, educated, healthy, equitable, 2012, Portland City Council, Portland.
- Townsend, A.M., 2013, Smart Cities: Big data, civic hackers and the quest for a new utopia, W.W. Norton & Company Ltd., Nueva York.
- Whyte, W.H., 1989, Ciudad: redescubriendo el centro, Universidad de Pennsylvania Press, Pennsylvania.
Nota: Este artículo fue presentado y publicado en el Libro de Comunicaciones del I Congreso Ciudades Inteligentes.