Comunicación presentada al I Congreso Ciudades Inteligentes:
Autora
- Tania Marcos Paramio, Secretaria AEN/CTN 178 «Ciudades inteligentes», Jefe de Calidad, Medio Ambiente y Riesgos. Dirección de Normalización, Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)
Resumen
Para ayudar al desarrollo de las ciudades inteligentes y disponer de medidas de apoyo a la consecución de los objetivos pertinentes marcados en la Agenda Digital para España, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información (SETSI) del Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha confiado a AENOR el despliegue de la Normalización a través del Comité CTN 178 “Ciudades inteligentes”, donde se ha respaldado el desarrollo de una estrategia de normalización para ciudades inteligentes en España que identifica el papel de las normas en la aceleración de la consecución de las Ciudades Inteligentes. Constituido en diciembre de 2012, el comité CTN 178 está estructurado actualmente en cinco subcomités (Infraestructuras; Indicadores y Semántica; Gobierno y Movilidad; Energía y Medio ambiente; Destinos turísticos) y en sus 22 grupos de trabajo participan expertos de más de 240 entidades vocales. Tienen también cabida los trabajos de normalización que se enmarcan dentro del Plan Nacional Integral de Turismo (PNIT) en la encomienda de la Secretaría de Estado de Turismo relativa a la creación de un marco homogéneo para clasificar a los destinos turísticos inteligentes. Actualmente el plan de trabajo cuenta con 20 proyectos de norma en elaboración y las primeras normas UNE comenzarán a publicarse en 2015. Asimismo el comité realiza el seguimiento de los trabajos de normalización europeos e internacionales y participa activamente contribuyendo al desarrollo de la normativa internacional ISO.
Aenor y la normalización
La necesidad de reglas comunes o normas es reconocida como una de las piezas clave para construir la transición hacia las ciudades inteligentes. Las normas permiten a las ciudades comunicarse entre ellas, siendo el intercambio de información un aspecto vital en el reto de las ciudades inteligentes. La normalización permite analizar el entorno y las estrategias puestas en marcha por los sectores implicados en el desarrollo de las ciudades inteligentes, y muy especialmente, el sector de las TIC; además favorece la interoperabilidad entre productos y sistemas y ayuda en la consideración de aspectos ambientales y de naturaleza social, como por ejemplo, la accesibilidad. El aprendizaje mutuo que permiten las normas ayudará a los gestores de la ciudad a implementar políticas de éxito que conduzcan a una ciudad más próspera y con mejores prestaciones al ciudadano. El desarrollo de soluciones normalizadas en una ciudad que sean replicables en otras contribuye a que esta evolución se haga de forma menos costosa y más rápida, facilitando la actividad de proveedores de servicios, operadores, inversores, etc. y redundando todo ello en una mejora de la calidad de vida que se ofrece a los ciudadanos. La estandarización de criterios y procedimientos elaborados conjuntamente por entidades privadas y públicas contribuye a hacer coincidir las necesidades de los gestores de la ciudad con las soluciones existentes en el mercado.
La relación entre normas y legislación constituye una colaboración público-privada de éxito. Para las administraciones públicas, la referencia a normas permite simplificar los textos legales o favorecer su capacidad de adaptarse a la evolución de la tecnología. Para los sectores, influir en el contenido de normas elaboradas por encargo de la administración contribuye a reducir los costes asociados a su cumplimiento y posibilita un marco para la innovación de sus productos y servicios.
Para ayudar a abordar las cuestiones relacionadas con el desarrollo de las ciudades inteligentes, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información (SETSI) del Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha confiado a AENOR el despliegue de la Normalización a través del Comité Técnico de Normalización AEN/CTN 178 “Ciudades inteligentes”, donde se ha respaldado el desarrollo de una estrategia de normalización para ciudades inteligentes en España[i].
El Comité Técnico de Normalización AEN/CTN 178 “Ciudades Inteligentes”
Constituido en diciembre de 2012 y presidido por la SETSI, con la vicepresidencia de FEMP y RECI, y ANEI, el comité CTN 178 está estructurado actualmente en cinco subcomités que están liderados por las administraciones públicas más destacadas: SC1 Infraestructuras (Ayto. Rivas Vaciamadrid); SC2 Indicadores y Semántica (Ayto. Santander; Ayto. Valencia); SC3 Gobierno y Movilidad (Ayto. Valladolid); SC4 Energía y Medio ambiente (Ayto. Málaga); SC5 Destinos turísticos (SEGITTUR; Red.es) y en sus 22 grupos de trabajo participan expertos de más de 240 entidades vocales (véase la figura 1).
Actualmente el plan de trabajo cuenta con 20 proyectos de norma en elaboración. Asimismo el comité realiza el seguimiento de los trabajos de normalización europeos e internacionales y participa activamente contribuyendo al desarrollo de la normativa internacional ISO. El ámbito de trabajo acordado para el comité CTN178 es el siguiente: “Normalización de los requisitos, directrices, técnicas, indicadores y herramientas que contribuyan al desarrollo de las comunidades hacia comunidades inteligentes, cubriendo el concepto de comunidad a cualquier unidad finita de una entidad local”.
Sistemas de la Ciudad
A medida que las autoridades municipales y las empresas que prestan sus servicios a la ciudad se esfuerzan por satisfacer las aspiraciones de los ciudadanos, tienen que tomar decisiones complejas sobre qué tipo de ciudad están tratando de crear. Cada ciudad tiene diferente visión y prioridades de desarrollo, que reflejan las necesidades y circunstancias de su población y sus actividades económicas. Otras cuestiones, como las limitaciones de recursos, los riesgos y la capacidad de recuperación o resiliencia también pueden desempeñar un papel en la evaluación de las prioridades, para permitir a la Autoridad de la ciudad tener una visión holística de la trayectoria futura de la Ciudad.
El nuevo modelo de ciudad debe estar fundamentado en tres conceptos básicos: tecnología, sostenibilidad e innovación. Implica la utilización de modelos territoriales sostenibles y cohesionados con objetivos medioambientales, sociales, económicos, territoriales y administrativos. Abarca una serie de políticas, actividades y sistemas orientados a la gestión eficiente de recursos, la formación y orientación del ciudadano, la prevención y la gestión de riesgos y la cohesión social: accesibilidad, sistemas de control de emergencia social, soporte a personas solas o personas con discapacidad, etc. Esto sólo es posible dotando a las ciudades de “inteligencia”.
Las tecnologías de una ciudad inteligente, especialmente las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) basadas en la infraestructura y en los servicios digitales ofrecen una manera potencial de realizar el seguimiento y gestionar los recursos físicos y sociales en la ciudad. Permiten obtener cantidades de datos suficientemente grandes para acercar, hasta casi hacer coincidir, la oferta de suministro con la demanda. El uso de información histórica para correlacionarla con eventos actuales también puede dar lugar a una reacción inmediata cuando los conjuntos de datos coinciden con los de un hecho histórico anterior. El nuevo potencial de las comunicaciones, desde los sensores en edificios, carreteras y otros elementos de la ciudad y el intercambio de datos entre los canales de prestación de servicios, si se integra, permitirá a la Ciudad mejorar los servicios, realizar el seguimiento y controlar el uso de los recursos y así poder reaccionar a la información en tiempo real.
La ciudad inteligente integra sistemas antes verticales, aporta transversalidad en el análisis de la información y en el enfoque holístico, y con el ciudadano en el centro de la acción, siendo no sólo el beneficiario, sino también contribuyendo él mismo a muchos servicios con datos e información. En la actualidad, la prestación de servicios a través de los canales verticales tienden a operar de forma aislada unos de otros – son los «silos» de información, actividad, y gobernanza. Sin embargo, hay muchas áreas en las que la información obtenida a través de la infraestructura de la ciudad para un servicio es relevante para otro servicio. La infraestructura digital proporciona un medio para la prestación de servicios, tomando información de los ciudadanos, ofreciendo la posibilidad de una mayor integración de los servicios dentro y entre los canales de distribución, lo que permite ciudades «más inteligentes» – prestando mejores servicios a los ciudadanos y las empresas, y haciendo un uso mucho más eficiente de los recursos físicos y sociales.
Hacia una Ciudad Inteligente
En el desarrollo de la estrategia de normalización para las ciudades inteligentes se han revisado las normas existentes para identificar los problemas que deben afrontar las ciudades al implementar soluciones de ciudad inteligente. La estrategia de Normalización desarrollada por AENOR [ref.1] ayuda a dar respuesta a los cuatro temas clave que han surgido: ¿Cómo establecerán las autoridades municipales sus objetivos para las ciudades inteligentes y cómo medirán el progreso? ¿Cómo se captará la información y se compartirá entre infraestructura y servicios? ¿Qué riesgos hay en dirigirse hacia servicios de Ciudad Inteligente y cómo pueden gestionarse y minimizarse? ¿Cómo pueden lograr un entendimiento común las ciudades para cumplir la visión de ciudad inteligente?
Objetivos
Los objetivos de ciudad inteligente necesitarán estar conectados con los objetivos generales para una ciudad. Aunque las ciudades inteligentes juegan claramente un papel en el logro de los resultados que buscan las ciudades, en la actualidad no hay una definición única de lo que significa ser una ciudad inteligente ni cómo identificar las contribuciones específicas que estas ciudades pueden aportar a los objetivos generales de la ciudad. El proceso de normalización de Ciudades Inteligentes resulta clave para el desarrollo sostenible. La normalización permite analizar el entorno y las estrategias puestas en marcha por los sectores implicados en el desarrollo de las ciudades inteligentes, y muy especialmente el sector de las TIC. Además, favorece la interoperabilidad entre productos y sistemas y ayuda en la consideración de aspectos medioambientales y de naturaleza social, como por ejemplo, la accesibilidad.
Las ciudades tienen su propia identidad, sus características genuinas, inherentes, que las hacen diferentes de las demás; sus atributos. La Ciudad Inteligente es propietaria de un conjunto de atributos, marco de referencia para aquellas ciudades candidatas que pretendan alcanzar la consideración de “Ciudad Inteligente”. Corresponde por tanto señalar los atributos identitarios, inherentes a la Ciudad Inteligente y establecer con ellos el filtro de requisitos o condiciones “que deben satisfacer las ciudades candidatas a serlo”.
Tenemos que definir el “cómo medimos” y “cómo clasificamos” a las ciudades candidatas a ser Ciudades Inteligentes. Este es un paso indispensable para establecer la Norma. No hay dos ciudades iguales; ni en fisonomía, ni en cultura, ni en imaginario colectivo, ni en clima, ni en topografía etc. Y estos elementos identitarios y a su vez diferenciadores, aumentan de tamaño, si estableciésemos comparaciones, entre ciudades geográficamente alejadas entre sí.
Métricas
En la actualidad no existe una manera sencilla de evaluar qué contribución pueden aportar al desempeño de las ciudades las inversiones específicas en infraestructuras, sistemas y servicios. Las autoridades de la ciudad necesitan datos fiables y ampliamente comparables sobre la salud de su ciudad, por lo que las métricas a nivel ciudad son necesarias para determinar las prioridades para la mejora y para identificar en qué dirección se mueve la ciudad. Se requiere un conjunto relacionado de métricas de desempeño para evaluar la infraestructura que sostiene los servicios de la ciudad, y es esencial para el desarrollo de la ciudad: cubrirá las infraestructuras para el suministro del agua, electricidad, gas, servicios multimedia, tratamiento de aguas residuales, y crea conectividad física por carretera, ferrocarril, etc. y conectividad informativa por fibra óptica y otros.
Un tema particular es cómo cuantificar el impacto de las iniciativas de ciudades inteligentes de una forma que pueda apoyar una estimación de las inversiones. La falta de un conjunto coherente de métricas dificulta planificar las estrategias de inversión confiando en que las mejoras planificadas se llevarán a cabo realimente. Existen diversos proyectos piloto destacables, pero no una forma normalizada de evaluar su impacto.
El propósito de la normalización es construir el concepto de la Ciudad Inteligente a través de un conjunto de atributos objetivos que permitan identificar inequívocamente a la ciudad inteligente. Este criterio permitirá desarrollar una norma a través del diseño de métricas que determinen los requisitos o índices de inteligencia de la ciudad, y expresar sus singularidades o particularidades en cada caso a través de los indicadores de esos mismos atributos. La métrica permite decidir si una ciudad candidata a ser Inteligente se reconoce como tal, y es el instrumento que objetive la decisión.
Programa de Normalización actual
En la actualidad las normas y estándares existentes que se desarrollan en los comités de carácter vertical de AENOR cubren la mayor parte de los ámbitos que suponen la base tecnológica de las ciudades: tecnologías, protocolos de comunicación, productos, materiales, ensayos, etc. que ya están posibilitando el cumplimiento con las legislaciones vigentes. En lo referente al nivel superior, correspondiente al apartado de gestión y gobierno, ya existen también desarrolladas normas cuya utilización garantiza el buen gobierno y el aprovechamiento de infraestructuras y recursos, como son normas de gestión de la calidad, ambiental, energética, de seguridad de los sistemas de la información, construcción sostenible y accesible y otras que redundan en el beneficio último del ciudadano.
Se prevé que las Ciudades inteligentes experimenten una evolución de sus infraestructuras aplicando el internet de las cosas hacia el internet de las personas. Las ciudades inteligentes se orientan a las personas, pero su esencia pasa ineludiblemente por la ejecución de las infraestructuras capaces de prestar esos servicios. El eje principal en la creación e innovación de las Ciudades inteligentes es el de las infraestructuras que las constituyen. Las infraestructuras tienen naturaleza de TIC y sostenibilidad, y se asocian a los servicios a través de las soluciones que ofrecen los profesionales y empresas, de forma evolutiva conforme a la demanda de los ciudadanos, sobre nuevos servicios. Existen muchas normas que abordan la interoperabilidad dentro del contexto de sistemas de prestación de servicios específicos, pero hay una falta de normas marco internacionales de interoperabilidad global que operen a través de todos los sistemas, aunque se han identificado los siguientes temas de normalización:
Proporcionar una guía general que cubra las infraestructuras y el uso de los datos en las ciudades.
Definir los requisitos en el nivel del marco de trabajo para la interoperabilidad del ecosistema.
Crear un modelo de conceptos de datos que proporcione un entendimiento común de la información en la ciudad inteligente.
Establecer un código de práctica para datos abiertos (open data) que cubra la definición y el acceso.
El Comité Técnico de Normalización AEN/CTN 178 “Ciudades inteligentes” de AENOR tiene actualmente en su programa de trabajo la elaboración de un conjunto de 20 normas que ayude a cubrir las necesidades de las ciudades inteligentes (véase Tabla I).
Panorama internacional
Las normas basadas en principios de alto nivel pueden proporcionar un marco para la toma de decisiones sobre el desarrollo sostenible de las ciudades. Entre los diferentes órganos internacionales y europeos en los que participa AENOR, cabe destacar que existe ya una norma (ISO 37120) que expone un conjunto de amplios indicadores internacionales para los servicios de las ciudades y la calidad de vida. También se está desarrollando una norma ISO de sistema de gestión para el desarrollo sostenible y la resiliencia de las comunidades (ISO 37101), que pretende ayudar a las comunidades, concepto ampliado de ciudad, y otras partes interesadas en la aplicación de un enfoque integrado para el desarrollo y gestión de la comunidad, incluyendo la integración de los aspectos de sostenibilidad, a las partes interesadas ??y los instrumentos existentes en un proceso de desarrollo sostenible coherente. Otra parte importante del marco de normalización internacional que se está completando trata las métricas. Este trabajo incluye la Norma ISO 37151, que establece los principios generales y los requisitos de las métricas vinculadas al desempeño de las infraestructuras de las ciudades y comunidades inteligentes. La norma dará recomendaciones sobre la inteligencia, interoperabilidad, sinergia, resilencia y seguridad de las infraestructuras.
Agradecimientos
Sincero agradecimiento de AENOR a todos los vocales que forman parte del CTN 178.
Referencias
Nota: Este artículo fue presentado y publicado en el Libro de Comunicaciones del I Congreso Ciudades Inteligentes.