Comunicación presentada al I Congreso Ciudades Inteligentes:
Autor
- Enrique Ruz Bentué, Global Director Smart City/Efficient Urban, ARNAIZ & Partners
Resumen
El concepto de Ciudad Digital arrancó como área de actividad comercial para las tecnológicas y marcó el inicio del proceso de modernización de las ciudades que posteriormente adoptó el anglicismo de Smart Cities. Desde entonces las tecnologías han marcado estos desarrollos aportando soluciones verticales y puntuales, que si bien atienden ciertas necesidades urbanas, no siempre se planifican de acuerdo a un proyecto global de modernización de manera eficiente y que atienda las necesidades globales de una ciudad. Efficient Urban propone abordar un proyecto de Smart City, a partir del análisis previo del territorio, de quienes lo gestionan y administran y de quienes lo habitan, únicamente tras un conocimiento profundo de la ciudad desde el punto de vista urbanístico, se podrá diseñar el plan de modernización y de identidad de la ciudad con la implantación tecnológica habilitadora.
Como abordar el diseño de una Smart city
Es una realidad pensar que entre los gestores municipales cada vez es mayor el interés en implementar servicios que mejoren la convivencia ciudadana y faciliten el control y la gestión de las áreas bajo su responsabilidad y convertir sus ciudades en Ciudades Inteligentes (Smart City). Y todo ello, bajo aspectos de mayor participación ciudadana, sostenibilidad económica e integración medioambiental. Simultáneamente, proveedores de las Tecnologías más diversas, muestran su interés en acercar sus propuestas al respecto ante responsables de la administración municipal.
El Programa Efficient Urban aborda procesos de modernización a partir del conocimiento profundo del territorio, de quienes lo gestionan y sus recursos, y de quienes lo habitan o pueblan.
Para ello, se propone llevar a cabo, previo a cualquier desarrollo tecnológico o infraestructural, un análisis o auditoría del Municipio (TERRITORIO + GOBIERNO + POBLACIÓN) desde el punto de vista urbanístico y a partir de ahí, poder definir el programa de implantación de infraestructuras y tecnologías orientando a la ciudad como Smart City, con el objetivo de aportar innovación y eficiencia, tanto en la gestión del Gobierno, como en la prestación de servicios públicos.
Mientras que la tendencia natural del diseño de una Smart City, viene a partir de la implementación de las diversas tecnologías habilitadoras, este Programa favorece estos equipamientos, pero siempre una vez que hayan sido previamente definidos los requerimientos y recursos, tanto de la población, como de quienes la gobiernan y teniendo en cuenta las características del medio que la envuelve.
Se plantea con ello, que la participación del Urbanista en un modelo de desarrollo de una Smart City, no solo es fundamental, sino que su ausencia frena el mejor desarrollo de la oferta de las empresas y limita la atención a las necesidades del Municipio. Se parte del convencimiento, de que únicamente el Urbanista dispone de la capacidad suficiente para efectuar una valoración del origen del espacio, un conocimiento exhaustivo del estado, y un análisis pormenorizado de su evolución tanto desde el punto de vista demográfico como de recursos disponibles.
La conclusión de un acertado proceso de auditoría urbanística (TERRITORIO + GOBIERNO + POBLACIÓN), permitiría conocer las prioridades del Ayuntamiento en términos de Gestión de Gobierno y de prestación de Servicios Públicos, así como los recursos de que se disponen.
Dichas conclusiones, permitirían a las empresas proveedoras, diseñar su oferta ad hoc a los requerimientos y prioridades y concluir su implementación una vez corregidas las ordenanzas que lo favorecerían. Y los Ayuntamientos recibirían una propuesta que se ajuste a sus necesidades y recursos.
Efficient Urban propone la figura del Urbanista, como coordinador de las propuestas de los diferentes proveedores tecnológicos y de servicios, bajo una perspectiva global del estado de la ciudad, llevando a cabo un análisis previo del territorio, de quienes los gestionan y de quienes lo habitan. Y las encardina en Tres Ejes Verticales: Gestión de Gobierno, Servicios Públicos a la población y Servicios Privados; los cuales son la base del diseño posterior de las redes tecnológicas y de servicios con los que hay que equipar a la ciudad de forma planificada.
Este modelo de actividad trabaja bajo aspectos de:
- Eficiencia: en la gestión gubernamental y en la prestación de servicios públicos.
- Economía: mejora de ingresos recaudatorios, reducción de costes de implantación y/o mantenimiento, plan de financiación integrado.
- Planificación: priorizando necesidades de la ciudad, planificando las implantaciones de forma coordinada.
Desarrollo de un proyecto Smart City
Antecedentes
El concepto de Smart City surge –como se comenta al inicio- del modelo de Ciudad Digital y del interés aunado por parte de las compañías de telecomunicaciones y tecnologías de la información en general en generar negocio con la apertura de una nueva línea de actividad comercial, como es el entorno urbano.
Se venía trabajando en el modelo de implantación de la convergencia tecnológica en la edificación (Edificios Inteligentes) que posteriormente se extendió al ámbito residencial abordándose el modelo de Hogar Digital (domótica). Ambos desarrollos suponían, no solo la implantación de tecnologías en los edificios, sino la necesidad de trabajar en soluciones de ingeniería multidisciplinar y en procesos de convergencia tecnológica para rentabilizar recursos y ordenar procesos a través de plataformas de gestión (Scada y otras) o interfaces de comunicación.
Es en el año 2005 y apoyado por las ayudas del Plan AVANZA, cuando el Gobierno de España inicia el Programa de Ciudades Digitales en este país como pionero en el mundo en estos desarrollos; de forma paralela, durante los años 2004 y 2005 se muestra en Madrid y ante el mundo, el primer modelo de Ciudad Digital, en una reproducción efímera, que en una extensión de casi 5.000 m2 se llega a mostrar en “Comunidad Digital”.
La atomización e interés de las grandes multinacionales de las tecnologías, hacen rápidamente que el concepto Ciudad Digital se expanda a nivel internacional y es, allá por los años 2007, 2008, cuando adopta el anglicismo de Smart City.
Este proceso de adaptación de Ciudad Digital hacia Ciudad Inteligente, no solo no deja atrás, sino que fomenta, la participación de las tecnológicas en el diseño del nuevo modelo de ciudad. Esta fuerte presencia de los intereses de estas compañías nubla, en muchos casos, la visión de los gestores municipales ante las realidades y prioridades de la ciudad y esto da lugar a que se avance en el equipamiento de soluciones pero sin un sentido global y conceptual.
Conclusiones
Los desarrollos actuales se promueven a través de las líneas de financiación nacional o internacionales y por los propios Gobiernos, no de forma global, sino de forma vertical, atendiendo problemas concretos sin contemplar la globalidad del municipio. Se da prioridad a las tecnologías, sin conocer suficientemente las prioridades y recursos.
Se abordan proyectos en muchos casos, que surgen de la oferta empresarial y no tanto, del análisis de la demanda social o gubernamental.
Las instalaciones e implantaciones tecnológicas, tropiezan en muchos casos con las Ordenanzas Municipales ante la falta de previsión y la falta de definición del concepto real de Smart City.
Se producen conflictos entre las competencias administrativas que confluyen en determinadas actuaciones territoriales.
La entrada de diferentes soluciones verticales para atender necesidades puntuales de áreas geográficas diferentes en el mismo Municipio, llega a producir un caos de gestión y de cohesión tecnológica y su control y búsqueda de eficiencia.
El atender el desarrollo de la Smart City, únicamente desde las áreas de la administración responsables de las Tecnologías, conlleva falta de implicación y participación de todas y cada una de las áreas del gobierno municipal.
Y por último, la financiación dejaría de ser un problema, si el objeto a financiar es un modelo global, planificado, que aporte un modelo inteligente y ordenado de modernización urbanística que demuestre que atiende, tanto los requerimientos para la gestión del gobierno, como para la mejor prestación de los servicios públicos o el equipamiento preciso para atraer la inversión privada y poder esta ofrecer sus servicios privados a la población.
Metodología
Se propone un plan de acción en tres etapas:
ETAPA 1ª.- Análisis y auditoría urbanística de los tres factores físicos y de los tres factores sociales, tal como se presenta en la matriz adjunta y que realiza el urbanista que pudiera estar especializado en este modelo de concepto global, con experiencia no únicamente en el diseño urbanístico en sí mismo, sino en el dominio de la legislación y derecho urbanístico y de la propiedad, como en los procesos económicos y financieros de la ciudad.
Factores Físicos:
- Análisis del Medio natural y del patrimonio cultural.
- Análisis de la morfología de la ciudad, sus espacios, áreas y dotaciones.
- Análisis y descripción del metabolismo urbano y las redes e infraestructuras precisas y existentes en cuanto a saneamiento, energía, telecomunicaciones y servicios públicos en general.
Factores Sociales:
- Análisis de la situación y el potencial de desarrollo económico, en cuanto a niveles de riqueza y empleo, capacidad de atracción de inversión privada, niveles de servicios que presta o demanda la población, etc.
- Análisis de la Estructura Funcional de la ciudad con el correspondiente análisis de la población y demografía, los equipamientos y espacios públicos, la accesibilidad y de la funcionalidad de los medios de transporte y comunicación vial y peatonal.
- Y por último, el análisis de los modelos de gestión, de gobierno, entrando en la valoración y conocimiento de las competencias administrativas, modelos regulatorios y fiscales vigentes, presupuestos y la valoración profunda de la participación ciudadana en el desarrollo y convivencia de la ciudad.
ETAPA 2ª: Una vez conocida con profundidad la ciudad (TERRITORIO + GOBIERNO + POBLACIÓN) tras el trabajo del análisis y auditoría por parte de un Urbanista experto en derecho y economía urbanos, se analizan los requerimientos en los tres ámbitos y los niveles de prioridad de cada uno de ellos y en los diferentes espacios del territorio y para los diferentes colectivos.
En esta evaluación y durante esta etapa y la posterior, la participación de empresas privadas de los diferentes sectores profesionales y tecnológicos es fundamental.
Definidos los requerimientos y áreas de actuación del proceso de modernización, se adecuan a un proceso de implantación ordenado, desde el punto de vista de atención de demanda o de necesidad y desde el punto de vista de modelo de financiación.
ETAPA 3ª: Un grupo de trabajo, moderado por el urbanista como único conocedor de la realidad global de la ciudad y en relación directa con la administración pública, y compuesto por empresas proveedoras de soluciones en ingeniería, informática, telecomunicaciones, energía, suministros, tratamiento de agua, de residuos, de alumbrado, de gestión de tráfico y de vehículos, de movilidad pública, etc; es decir, de todos los sectores que aporten soluciones e infraestructuras a la ciudad; podrán diseñar un modelo ordenado y sostenible desde el punto de vista financiero.
Se pretende pues, presentar un modelo de conversión a Smart City al Ayuntamiento, en el que se observe un plan general de modernización y adaptación que contemple la hoja de ruta que se muestra en el gráfico:
El Programa Efficient Urban trabaja en la ordenación de recursos para la mejor aportación de las empresas, la más efectiva propuesta para los gobiernos y la plena satisfacción de la población. En grandes rasgos, contempla un proceso de adaptación a Smart City, no sólo como un plan de “tecnificación” de la ciudad, sino como una propuesta de modernización basada en procesos de desarrollo económico y social con base en los avances tecnológicos.
Nota: Este artículo fue presentado y publicado en el Libro de Comunicaciones del I Congreso Ciudades Inteligentes.