Comunicación presentada al II Congreso Ciudades Inteligentes:
Autor
- Davide De Sanctis, Country Manager for Spain and Portugal, Octo Telematics
Resumen
La difusión de los sistemas de Pago Por Uso del seguro y de carretera, dentro del crecimiento del Connected Vehicle y el Internet of Things, permiten nuevas políticas ambientales aplicadas a la circulación de los vehículos. Por fin en las ciudades se puede premiar e incentivar un uso más virtuoso del vehículo. Según los registros obtenidos por el sistema de a bordo (una App o una box instalada) se puede medir de forma dinámica las emisiones en base al uso real, sin perjudicar a priori a ningún conductor y/o vehículo. Desde el Pago al Ahorro Por Uso, al Ahorro según contamino.
Introducción a las aplicaciones telemáticas
La telemática aplicada al mundo de los vehículos, prevé la instalación de dispositivos provistos de GPS, GSM, acelerómetros y otros componentes de soporte. Estos dispositivos permiten saber distintos parámetros sobre el vehículo, dónde está ubicado, si está en movimiento, velocidad a la que se desplaza, así como su patrón de aceleración y deceleración.
Estas informaciones básicas se recopilan en el propio dispositivo y se transmiten a un centro remoto para la elaboración y la explotación en tiempo real de los distintos servicios ofrecidos en el campo de la movilidad y por sectores, entre otros: el seguro de auto con fórmulas de tipo Pago Por Uso o Según cómo y dónde conduzco, en la gestión de flotas, en la diagnosis remota, la detección y la gestión en tiempo real de un accidente de tráfico.
Hoy en día estas tecnologías se están explotando sobre todo en el sector del seguro de auto con lo que se llama UBI (Usage Based Insurance), donde importantes grupos europeos y Norte Americanos proponen pólizas de Pay per Use creando beneficios tanto para la empresa como para sus asegurados.
Estas aplicaciones se enmarcan dentro de lo que es el IoT (internet de las cosas), en particular de lo que se llama “coche conectado” y en Europa ya contamos con alrededor de 6 millones (1) de estos coches para llegar, según estudios de mercado, a equipar todos los coches entre el 2020 y el 2025. En España se han instalado hasta ahora alrededor de 150.000 vehículos con dispositivos que ofrecen ya estas funciones.
Está comprobado que un usuario que conduce un coche con Pólizas dependientes del uso, si está correctamente informado de su conducción, llega a actuar de una forma más responsable, hacer menos kilómetros, contribuyendo a reducir accidentes y fraudes, así como la contaminación.
Por otro lado, asistimos a la necesidad de reglamentar más el acceso a los cascos urbanos, a aplicar políticas de movilidad que tenga en cuenta siempre más el impacto que el vehículo tiene sobre la ciudad y el medioambiente en general.
Las actuales medidas de restricción de la movilidad son reactivas y drásticas, siendo debidas sobre todo a la superación de los umbrales de contaminación.
En el proyecto que aquí se presenta, se establecen las bases para un uso responsable del vehículo, más justo y medible, ya que lo que no se puede medir, no se puede mejorar.
Cómo llegar al ahorro según contamino
Los sistemas actualmente embarcados ya se utilizan para estimar lo que es la contaminación dinámica de los vehículos. De hecho, teniendo los datos telemáticos (trayectos y aceleraciones) y las características de los vehículos donde están embarcados (combustible, cilindrada, categoría Euro, antigüedad, consumo por km en varias condiciones), a través de algoritmos presentes en los dispositivos y en el centro remoto de gestión, se puede determinar su consumo de carburante “dinámico”.
Desde el consumo de carburante se desprenden por supuesto las emisiones de CO2 y de los agentes contaminantes como nitratos, partículas, etc.
Las emisiones son así estimadas en cantidad por el tiempo y por el lugar. Partiendo desde estos datos podemos imaginar nuevas políticas de movilidad basadas sobre una medición más real:
- No penalizar a priori quien tiene un coche antiguo y hace pocos kilómetros,
- y por contra, no favorecer, siempre a priori, quien tiene un coche nuevo y si hace muchos kilómetros en ciudad.
¿Quién contamina más, un coche Euro 2 que hace 2.000 kilómetros al año o un Euro 5 que hace 15.000 kilómetros año?
¿Por qué si aparco por más tiempo y hago menos kilómetros pago más?
¿Por qué el impuesto de circulación no tiene en cuenta estos factores de uso?
Hay que ser más justo, no perjudicando a nadie y premiando los que “en total” contaminan menos, que pueden demostrar, y que se han concienciado sobre sus impactos, siendo incentivados a contaminar menos.
A nivel gubernamental, sea a nivel de estado que de ayuntamientos, habría que incentivar el uso más “virtuoso” del vehículo, a los que pueden aportar su patrón de conducción, demostrando que son un “A+” o un “A” o “B” por haber emitido menos contaminación de lo que es la media de los conductores de su ciudad, quizá merecerían un descuento del IBI como reconocimiento e incentivación.
El modelo de negocio posible
Un sistema telemático consiste en un Data Center para la recogida y procesamiento de los datos, de los dispositivos instalados en los vehículos. Las inversiones para crear un centro de datos, sobre todo si es para grandes flotas de vehículos es enorme, de varios millones de Euros. Por otro lado, las instalaciones y los dispositivos pueden costar menos de 50 Euros año, incluyendo todo, puesta en marcha y registro de datos.
Como hemos podido ver, la aplicación telemática puede generar varios servicios para varios actores. Se puede así crear un “ecosistema”, donde con la misma inversión se puede sacar múltiples beneficios para varios beneficiarios:
- Aseguradoras
- Gestores de asistencia en carretera
- Concesionario de carretera de pago
- Fabricantes de coches / asistencia / ITV
- Ayuntamientos
- Gobierno
- Autoridad para el trafico
El dato “telemático” de base generado por el vehículo, se puede explotar en varios ámbitos creando en el data center, aplicaciones y flujos de datos de gran interés para los beneficiarios. El Data Center en este caso funcionaria como un “hub” para lo cual contribuyen los distintos actores que comparten la inversión, multiplicando luego la explotación.
El modelo de incentivación
Un proyecto muy concreto de aplicación de estas tecnologías en un ámbito Smart Cities, es el siguiente. Imaginamos que el ayuntamiento incentive el uso del dispositivo y que este se convierte en un uso masivo y comercialmente sostenible (lo será aún más cuando todos los coches serán conectados).
El ayuntamiento podría asignar a cada ciudadano un techo máximo de emisiones, por ejemplo 3 toneladas de CO2 / año (Budget personal de emisiones). En este caso lo que puede ocurrir es:
- Que quien tiene un coche que emite poco, tendrá más kilómetros a su disposición y viceversa.
- Que quien consigue no desgastar su “cuenta” de CO2, usando el transporte público, la bici, etc, puede vender las toneladas que le quedan.
- Que quien tiene un coche que contamina más y/o hace más kilómetros, puede comprar las toneladas excedentes de CO2.
De esta forma, el ayuntamiento sabe perfectamente cuál es la contaminación (tanto que de CO2 que de otros agentes contaminantes) prevista durante el año, y puede aumentar o disminuir el “budget” a disposición de cada ciudadano en base a la política y las condiciones medioambientales en la cual se encuentra la ciudad.
Este es un sistema con lo cual el ayuntamiento puede disminuir la contaminación, premiar a los más virtuosos y tener un instrumento muy flexible y efectivo para gestionar y suavizar el impacto del tráfico en la ciudad.
Agradecimientos
Al equipo de Octo, todo, con el cual empezamos hace 13 años el reto de idear, desarrollar y difundir las soluciones telemáticas desde Italia a otros países europeos y del norte y sur de América, convirtiendo Octo en líder de este mercado.
Referencias
- Ptolemus, 2016, UBI Global Study
- Todd Litman, 2015, Victoria Transport Policy on Pay As You Drive
- European Commision, 2015, Digital Agenda for Europe, eCall