Comunicación presentada al V Congreso Ciudades Inteligentes
Autores
- Victoria Fernández Áñez, Investigadora, Universidad Politécnica de Madrid
- José Miguel Fernández Güell, Director del DUYOT, Universidad Politécnica de Madrid
Resumen
Las Ciudades Inteligentes han evolucionado desde el comienzo de la expansión del concepto en la última década. Los distintos enfoques han regido las estrategias urbanas, las políticas y las líneas de financiación. Comenzaron con un enfoque centrado en las TICs, la energía y la movilidad. En una segunda etapa se intentaron agrupar los proyectos urbanos que utilizaban nuevas tecnologías en un enfoque holístico, que buscaba maximizar las sinergias. En esta última etapa muchas ciudades han redefinido su enfoque hacia la inclusión y la innovación social, incluyendo nuevos conceptos como la economía colaborativa. Estas etapas llevan asociadas cambios en las tecnologías y en las formas de gobernanza. El análisis de esta evolución se toma como punto de partida para el diseño de escenarios de futuro para la Ciudad Inteligente.
Palabras clave
Visión Integrada, Ciudad Inteligente, Análisis, Visión de Futuro, Casos de Estudio
Introducción
El concepto de Ciudad Inteligente (CI) ha evolucionado desde su introducción en los años noventa. Comenzó como un concepto para explicar la aplicación y los cambios que suponen las nuevas tecnologías, y en concreto las TICs, en la gestión de las ciudades. Pero a lo largo del tiempo la tecnología y sus posibilidades avanzaban, y aparecían nuevas oportunidades y problemáticas a través de la implementación real de las ciudades inteligentes. El salto del plano teórico y conceptual a la implementación real a través de proyectos y estrategias ha producido conflictos y sinergias que han hecho avanzar y evolucionar el concepto. La implementación de la CI también se ha tenido como reto el dar respuesta a un complejo sistema de agentes implicados: no sólo los gobiernos locales o las grandes empresas tecnológicas, sino diferentes entidades gubernamentales y financieras, nuevos ecosistemas de negocios, el aporte de universidades y centros de investigación, la sociedad civil o la propia ciudadanía. Todo esto en un ambiente de cuestionamiento de los modelos de gobernanza existentes y en el que las ciudades han adquirido un gran peso por su crecimiento, pero también por su importancia a nivel de gobernanza y economía. Finalmente, los vaivenes económicos y la irrupción de nuevos modelos impulsados por las nuevas tecnologías han afectado a nuestra visión y gestión de la ciudad (por ejemplo, la economía colaborativa o los modelos basados en la innovación social). A raíz de los cambios tecnológicos, económicos y sociales, la CI ha pasado por diferentes etapas y está en permanente evolución. La complejidad de la CI resulta difícil de comprender y de interpretar por parte de los diferentes agentes implicados. Para ello se utiliza el modelo desarrollado y publicado en revistas internacionales y en el IV Congreso de Ciudad Inteligente para analizar casos de estudio y extraer una explicación de las diferentes etapas de la Ciudad Inteligente. Esta investigación analiza estas etapas proponiendo una clasificación de fases y una posible evolución de la CI en el futuro.
Metodología
Se ha utilizado el modelo de Ciudad Inteligente, descrito en diversos artículos y la anterior edición de este congreso, desde una visión holística innovadora basada en 3 elementos. En primer lugar, los diferentes agentes involucrados, siendo clave lograr su compromiso en el proceso para lograr el éxito de la iniciativa. En segundo lugar, la implementación de la iniciativa de Ciudad Inteligente a través de la ejecución de proyectos en diferentes ámbitos. En tercer lugar, los retos a hacer frente con la iniciativa CI: entendiendo cuáles son los retos a los que tiene que hacer frente la ciudad en su contexto, dándoles una respuesta que esté alineada con los objetivos de la ciudad.
Para el desarrollo de las diferentes versiones de los modelos se realizado una revisión bibliográfica tanto de literatura científica como de documentación gubernamental de la Unión Europea y de distintas ciudades. Además se han analizado tres casos de estudio, Viena, Milán y Barcelona, tanto a través de un análisis de proyectos como mediante 54 entrevistas a personas expertas en la materia, desde concejales y directores de área de los ayuntamientos (i.e. director de planeamiento de la Ciudad de Viena o Comisionada de Tecnología de Barcelona) hasta miembros de la sociedad civil, pasando por directores/as de centros de investigación o directores de proyectos de I+D+i de empresas como IBM, CISCO o Siemens.
Las etapas de la ciudad inteligente
Se distinguen tres etapas de desarrollo de la Ciudad Inteligente.
Primera etapa: TICs, movilidad y energía
En una primera etapa, la energía, la movilidad y las TIC fueron los elementos principales de la CI y las políticas y la financiación, así como los esfuerzos de la industria, se enfocaron a estos tres elementos (Fig. 2). A nivel europeo esto se sintetizó en el plan operativo del «European Innovation Partnership on Smart Cities and Communities», que distinguió claramente estos 3 campos de acción: energía, movilidad y TIC (EIP-SCC, 2013) sirviendo de guía a las políticas y líneas de financiación nacionales. Las TIC eran una dimensión en sí misma y no un elemento transversal. Las ciudades ya estaban desarrollando sus proyectos en estos campos en un proceso generalmente guiado por proveedores de tecnología y operadores de telecomunicaciones. Estas áreas, y el desarrollo de tecnologías específicas para su transformación en un contexto urbano (como sensores, IoT, Big data, etc.) también fueron el punto de partida para nuevos medios tecnológicos y pequeñas empresas. Los intereses económicos en torno a la ciudad inteligente han sido una fuente de críticas al término, que ha sido visto como una etiqueta de marketing. Sin embargo, este plan operativo llegaba ya al final de la primera era de las Ciudades Inteligentes y pronto surgieron nuevas políticas en el campo que reflejan la complejidad del término. Un ejemplo de ciudad que ha mantenido su estrategia de Smart City en esta línea es la ciudad de Viena, con su plan estratégico de Smart City con objetivos a 2020, 2030 y 2050.
Segunda etapa: enfoque holístico
Solo un año después del documento mencionado, en 2014, el informe «Mapping Smart Cities in the UE» reflejaba que la realidad de los proyectos europeos en las ciudades era mucho más compleja que la visión anterior (Manville et al., 2014). Se utilizó la clasificación propuesta por Giffinger et al. (2007): gobernanza, economía, medio ambiente, movilidad, personas y hábitat, para analizar los proyectos europeos desarrollados en 20 ciudades europeas (entre las primeras 468 ciudades incluidas en el estudio) según los objetivos del programa Horizon 2020. La tecnología en esta etapa ya no es una dimensión, pero es un subsistema transversal que articula las dimensiones de la CI, convirtiéndose en herramienta. Sin embargo, las ciudades no tenían un conjunto completo de proyectos articulados de un día para otro. Las ciudades comenzaron a recopilar todos los proyectos que ya estaban desarrollando y que tenían un componente tecnológico para coordinarlos y desarrollar una estrategia de CI completa y multidisciplinar. Detrás de estas propuestas subyace la idea de la CI como una herramienta para alcanzar una mayor eficiencia en la ciudad en un enfoque holístico (Fig.3). Desde el punto de vista de la gobernanza, también fue el momento en que las ciudades intentaron recuperar el control de todos los proyectos que se desarrollaron bajo la iniciativa de los proveedores de tecnología para re-orientarlos a potenciar la estrategia municipal. Algunas ciudades alcanzaron el éxito en este enfoque y otras no. El antiguo plan de Barcelona Smart City sería un ejemplo de aplicación de esta visión holística.
Tercera etapa: gobernanza tecnológica e innovación social
En un intento de recuperar el liderazgo en los proyectos tecnológicos urbanos, algunas ciudades están cambiando sus estrategias de CI (Fig. 4). Otro de los motores de este cambio es la crisis económica y sus efectos: el potencial (en permanentemente en discusión) de la innovación social y la economía con base humana y social para impulsar un cambio que aumente la resiliencia y la competitividad de las economías urbanas. En esta línea, otro importante elemento ha sido el surgimiento de nuevas posibilidades a través de la economía colaborativa y los retos urbanos, especialmente de gobernanza, que plantean. El tercer factor que los críticos de la CI mencionan es el peligro del concepto y la implementación de la tecnología para aumentar la polarización social. La combinación de empoderamiento político, tecnológico y económico de la ciudadanía se ve como una solución a estos problemas. La tecnología sigue evolucionando y ofreciendo nuevas posibilidades, y en esta ola las nuevas oportunidades y desafíos de compartir la economía y la economía. El nuevo impulso a los proyectos sobre innovación social y las nuevas posibilidades de las nuevas tecnologías para la participación ciudadana y el empoderamiento fueron los impulsores de la redirección de la visión de la ciudad inteligente. Dos de las ciudades analizadas (Milán y Barcelona) están redirigiendo sus estrategias de Ciudad Inteligente a esta dirección. Otra de las características comunes de las ciudades analizadas es la reducción del número de iniciativas, que además aumentan su complejidad. Barcelona incluso ha cambiado el nombre de la estrategia a «Ciudad digital», un nombre que recuerda el inicio de las tecnologías urbanas a finales de los años noventa (Ajuntament de Barcelona, 2017). Las connotaciones del término ya no lo hacen atractivo para representar las políticas urbanas del nuevo gobierno local, pero el reto es no dejar por el camino todo lo conseguido hasta ahora.
El futuro de la ciudad inteligente
¿Podría esto significar el fin de la Ciudad Inteligente? Ha sido un término que ha sido polémico desde el inicio de su uso y ha sido criticado por múltiples razones desde el punto de vista de gobernanza, económico o social. No existe un consenso sobre su significado y esto ha llevado a múltiples interpretaciones, tal y como demuestran las entrevistas realizadas. Y, como se muestra en esta investigación, la transición de la definición a la implementación ha sido un paso crítico y no todas las interpretaciones han alcanzado la materialización. Surgen modelos de CI que son la antítesis de los modelos anteriores y corren el riesgo de no aprovechar las ventajas conseguidas hasta ahora, como la visión integrada o las sinergias entre proyectos. Sin embargo, esto no tiene por qué significar el final de la CI, pero refleja claramente la necesidad de la renovación del concepto y de que sea capaz de llegar a los agentes incluyéndoles.
En este último paso, el modelo conceptual se utiliza para representar un posible futuro para las Ciudades Inteligentes (Fig. 5) a través de las conclusiones extraídas de las entrevistas y el análisis de la evolución de los proyectos. Desde la segunda ola de la Smart City, la tecnología ya está incorporada en la gestión urbana, ya que las TIC son omnipresentes y accesibles. La inteligencia ya está incorporada en el sistema (incluso si son necesarios algunos pasos adicionales en optimización o capacitación) pero los avances tecnológicos siempre plantearán nuevos desafíos sociales, económicos y espaciales, así como también facilitarán nuevas soluciones para viejos y nuevos problemas.
La gobernanza es el campo donde se llevarán a cabo más cambios. Si continúan las tendencias actuales, la participación ciudadana aumentará gradualmente en dimensión e importancia, lo que llevará a una estructura de gobierno que podrá lograr una mejor combinación de toma de decisiones de arriba abajo y de abajo a arriba. La tecnología puede ser un facilitador para esto, pero se debe hacer énfasis en la relación entre el mundo físico y el digital. La participación debe incluir la presencia física de los interesados (incluidas también las personas con acceso reducido a la tecnología) y la capacitación específica entre ellos. La participación de la ciudadanía en la provisión de datos también es un gran desafío para las ciudades, y será necesario superar las crecientes preocupaciones sobre la privacidad. La participación de los actores políticos se seguirá reduciendo a medida que los agentes sociales aumenten su importancia. Asumirán el papel de coordinadores y garantes. Los actores sociales aumentarán su presencia. Los agentes económicos aumentarán su diversidad, incluidas las empresas basadas en la innovación social, las PYME y una nueva generación de nuevas empresas centradas en participar en PPP (asociación público-privada) y PPP (asociaciones público-privadas). Las grandes corporaciones se integrarán en estos ecosistemas que ofrecen tecnologías de vanguardia en el campo de los servicios urbanos. La inclusión de los agentes conocimiento dependerá de su capacidad para colaborar y aprovechar las nuevas tendencias económicas y las nuevas estructuras de gobierno. Las nuevas estrategias de la ciudad deberán incluir nuevos proyectos de gobierno para apoyar y gestionar estos cambios.
El cambio climático y la resiliencia son tendencias importantes, pero no se traducen en retos específicos para los agentes entrevistados. El verdadero desafío es conectar las tendencias generales a la necesidad de abordar problemas específicos como la contaminación (con el tráfico y los sistemas de calefacción como fuente), los atascos o la falta de áreas verdes en ciertos distritos. Los municipios tienden a desarrollar estrategias a corto plazo (4-8 años) e incluso si los problemas como el cambio climático parecen ser muy importantes para los agentes entrevistados, no hay consciencia de la repercusión de las estrategias urbanas en ellos. Si el retorno económico no está claro, es muy difícil que las ciudades implementen soluciones importantes como infraestructuras azules y verdes. Como resultado, los desafíos ambientales deberán abordarse a través de estrategias y planes integrados para resolver problemas específicos, más que a través de proyectos más pequeños específicos en un ámbito. Se necesitarán nuevas soluciones para la construcción y renovación de distritos, incluidas las innovaciones enfocadas a afrontar problemas como la contaminación o la isla de calor. Uno de los principales impulsores para las mejoras ambientales en la ciudad será la movilidad, a través del desarrollo adicional de automóviles eléctricos, plataformas de uso compartido y MAAS (movilidad como servicio). Por lo tanto, las estrategias urbanas deberán incluir y reconocer el papel de la movilidad y volver a incluirla en las estrategias inteligentes del futuro.
Finalmente, la polarización social será un problema creciente en las ciudades. Los gobiernos locales deberán hacer un gran esfuerzo para fomentar la inclusión social. Los proyectos enfocados a fomentar el capital humano y social deberán incrementarse. Además, la provisión de servicios urbanos se convertirá en un problema y aparecerán soluciones de abajo hacia arriba. El ámbito de hábitat y servicios se polarizará para dividirse en servicios bottom up y servicios top-down pero a partir de datos de los usuarios. La provisión colectiva de servicios basados en una revisión de la economía compartida, como ya ocurre con los automóviles privados o el alojamiento turístico, llegará a otros campos. El desafío de los gobiernos y de los municipios será convertirse en líderes de este cambio y producir regulaciones que eviten las externalidades negativas del proceso (como la pérdida de calidad de los empleos o la exclusión espacial). Los esfuerzos para aumentar el capital social y humano también necesitarán enfoques innovadores y, por lo tanto, la innovación social será clave. Estos aspectos están estrechamente relacionados con los aspectos económicos urbanos. La redistribución económica será un desafío clave, además de generar oportunidades económicas para una base aún no calificada y amplia, al tiempo que se brindan oportunidades de capacitación (la brecha digital es un desafío importante). La innovación social proporcionará también alternativas económicas. La creación de diferentes categorías de ecosistemas de innovación y la combinación de la especialización con la diversificación ayudarán al logro de la resiliencia económica. Aparecerán nuevos modelos de negocios para nuevas y viejas empresas, que deberán adaptarse a un nuevo futuro socioeconómico urbano.
Conclusiones
La evolución de la Ciudad Inteligente demuestra que es un concepto con una importante capacidad de adaptación y con mucho potencial para mejorar y liderar la respuesta a los cambios urbanos. Ha pasado por diferentes etapas que han de suponer un aprendizaje para una Ciudad Inteligente capaz de dar respuesta a los retos futuros.
Como conclusión, la Ciudad Inteligente del futuro debe ser un sistema que enfrente y aproveche los nuevos desafíos tecnológicos para fomentar el capital humano y social y lograr la capacidad de recuperación económica y ambiental. Proporcionará nuevas soluciones eficientes y sostenibles a los problemas urbanos para alcanzar la igualdad y la calidad de vida tomando como base una asociación de múltiples partes interesadas, liderada por el municipio y socialmente.
Agradecimientos
Esta investigación ha sido financiada por Banco Europeo de Inversiones a través de TRANSyT, así como por el Consejo Social de la UPM. Se agradece a la Universidad Politécnica de Madrid, así como a la Technische Universität Wien, al Politecnico de Milano y a la Universitat Politecnica de Catalunya, su colaboración en esta investigación. Agradecemos también a l@s 54 expert@s internacionales entrevistados su indispensable colaboración en esta investigación.
Referencias
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- Giffinger R, Fertner C, Kramar H, Kalasek R, Pichler-Milanovic N, Meijers E. 2007. Smart cities Ranking of European medium-sized cities [Internet]. Vienna.
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- Manville, C., Cochrane, G., Cave, J., Millard, J., Pederson, J. K., Thaarup, R. K., … Kotterink, B. (2014). Mapping smart cities in the EU. European Parliament: Policy Department, Economic and Scientific Policy.