Comunicación presentada al III Congreso Ciudades Inteligentes:
Autor
- Raico Luis Díaz, Manager Preventa, FIELDEAS
Resumen
Una característica común que define a las Smart Cities es que son capaces de recibir datos de diferentes fuentes para después tomar decisiones que deriven en una gestión más eficiente de los procesos que se llevan a cabo en ellas. Además, cada vez se manejan conceptos de ámbito más extenso que el propio IoT, como por ejemplo el concepto de IoE (Internet Of Everything), donde no sólo las cosas ofrecen datos útiles a la ciudad, sino también los ciudadanos. Esta nueva realidad hace que se requiera de una tecnología de movilidad totalmente integrable con el resto de fuentes de información y que, por un lado, permita a los ciudadanos reportar y recibir información útil, y por otro, permita completar el circuito de las tareas a llevar a cabo de una forma optimizada en base a la información que se maneja.
Palabras clave
IoE, Internet of Everything, IoT, Información, Tecnología, Movilidad, Integración, Ciudadano
Introducción
En sus dos primeras acepciones, define la RAE la palabra “inteligencia” como “capacidad de entender o comprender” y como “capacidad de resolver problemas” respectivamente.
El problema surge porque cuando dotamos a las ciudades de esa capacidad tan ligada a los seres vivos y hablamos de “Ciudades Inteligentes”, quizá debemos tener en cuenta esa definición de la RAE, puesto que en ocasiones parece que se confunden las Ciudades Inteligentes con las ciudades capaces de manejar muchos datos. Y es cierto que una cosa no puede ir sin la otra, porque para conseguir comprender o resolver problemas se necesitan los datos, pero los datos sin posterior comprensión ni resolución no parece que sea lo más inteligente.
Los retos por tanto a los que se enfrenta una ciudad inteligente son, por un lado, la necesidad de obtener datos, grandes cantidades de datos y además de muy diferentes orígenes y en formatos muy diversos, pero que son más que necesarios. Por otro, conseguir transformar esos datos en información útil, conceptos que en ocasiones se confunden pero que no tienen nada que ver. Finalmente, la ciudad inteligente debe ser capaz de tomar medidas que deriven en una gestión más eficiente de los procesos que se llevan a cabo en ella, así como de ofrecer sus servicios a los ciudadanos de una forma más lógica y en base a la información – que no datos – que la propia ciudad maneja.
Orígenes de datos para las smart cities
Como se ha mencionado, es cierto que las ciudades inteligentes deben manejar una cantidad de datos muy importante y de muy diferentes orígenes. Esos orígenes de datos en las ciudades inteligentes siempre se han ligado a elementos IoT, es decir, elementos dotados de la tecnología necesaria para ofrecerle esos datos a la ciudad.
De hecho, en muchas ocasiones se ligan los conceptos de IoT con el de ciudad inteligente, o incluso se vincula el origen de las ciudades inteligentes al nacimiento de los elementos IoT.
Sin embargo, existen muchos más conceptos más allá del concepto “cosas” que son capaces de ofrecer datos o incluso información útil a las ciudades. La clara tendencia de las ciudades para obtener información de esos conceptos más allá de las cosas hace que, curiosamente, el relativamente reciente concepto de IoT esté empezando a estar obsoleto, y que esté dejando paso al concepto de IoE: “Internet of Everything”.
IoE, ¿qué es y qué aporta a las ciudades inteligentes?
Literalmente el concepto está claro: IoE es el internet de todo. Ya no sólo las cosas son capaces de transmitirnos esa información tan necesaria para que la ciudad pueda mejorar sus procesos, sino que existen nuevas fuentes de información. Pero, ¿cuáles?
Existe una definición genérica que determina que IoE está compuesto por:
- Cosas
- Datos
- Gente
- Procesos
Gráficamente, existe una maravillosa definición por parte de Cisco:
En este nuevo paradigma, se le da especial importancia ya no sólo a los datos que provienen de cosas, sino a las personas. En el caso particular de las ciudades inteligentes, parece lógico que las ciudades, cuyos procesos en un alto porcentaje van orientados a dar servicios a los ciudadanos, optimicen esos servicios en base a datos que provienen de las cosas, pero también en base a la información – y ya no sólo datos – que los ciudadanos pueden ofrecerle.
La movilidad como nexo entre el ciudadano y la ciudad inteligente
Dentro de este escenario, donde hablamos más de IoE que de IoT para convertir a una ciudad en inteligente, hay un elemento clave y cuya rápida evolución es clave: la movilidad y su rápida adaptación por parte de los ciudadanos. Por supuesto, hablamos de movilidad en cuanto a tecnología, y no a movilidad geográfica.
Pongamos un ejemplo. Hace ya años que Google ofrece de forma gratuita una aplicación móvil que puede utilizarse a modo de navegador para el coche. Esa aplicación ofrece información del tráfico en tiempo real, con lo que es capaz de calcular las rutas y el tiempo de llegada a destino de una forma relativamente precisa, lo cual supone un gran servicio para los usuarios de la aplicación. Waze era una compañía que ofrecía algo similar, pero con un componente social mucho mayor: ofrecía información que los propios usuarios introducían. De esa forma era capaz de determinar de forma mucho más rápida si había accidentes o incidencias en la carretera, si había controles policiales, si había radares móviles, o mucha más cantidad de información útil para el conductor. La diferencia básica entre el navegador de Google y el de Waze es que éste último escuchaba la información que los usuarios le ofrecían, es decir, escuchaba a las personas, y el primero no. Tanto es el valor de esa información que finalmente Google adquirió Waze por 966 millones de dólares.
Aterrizándolo en el caso de las ciudades inteligentes, eso nos plantea la siguiente cuestión: ¿por qué invertir sólo en despliegue de sensórica o en infraestructuras, más o menos costosas, dejando de lado una fuente de información mucho más accesible y directa como es la que puede aportar el ciudadano? La respuesta es la falta de madurez que existía en el medio de comunicación, esa movilidad, cosa ya bastante superada.
Resumiendo, quizá sea más eficiente que un ciudadano informe a la ciudad inteligente de que hay una farola fundida que el hecho de que sea la propia farola la que avisa, y, en cualquier caso, siempre se puede escuchar a ambos por si pasa con un árbol y no una farola, pasando del modelo IoT al de IoE gracias a la madurez adquirida y al grado de aceptación del canal tecnológico de comunicación: la movilidad.
En sentido contrario y utilizando el mismo canal, es obvio que la ciudad puede informar al ciudadano, de forma que cuando se repare la farola, el ciudadano pueda ser correctamente informado en su dispositivo móvil.
Parece que ese modelo de ciudad, donde aparte de a las cosas se escucha al ciudadano y además se le informa, es un modelo más inteligente de ciudad.
Datos, información… ¿ejecución?
Ya se ha tratado la importancia de que las cosas y los ciudadanos puedan transmitir datos o información a la ciudad. Si bien es cierto que existe una gran complejidad en cómo las ciudades pueden transformar en información útil todos los datos que manejan, también lo es que para ello hay herramientas de Big Data y de inteligencia operacional específicas.
Sin embargo, resulta llamativo cómo, en algunos casos, las ciudades inteligentes se preocupan de esa parte inicial de tener la información, y parece que no trabajan tanto sobre la parte de ejecución.
Si la ciudad ya tiene sensores en todos sus contenedores de basura y sabe cuáles están llenos, tiene los datos. Si tiene medios para trazar una ruta óptima de recogida de basura de los contenedores llenos, ya tendrá información útil a partir de esos datos. Sin embargo, en el nuevo modelo de IoE, la ciudad puede aspirar a otro paso: la ejecución. Estamos en el momento de hacer partícipes a las personas en las ciudades inteligentes, y por tanto estamos en disposición de enviarle esa ruta al trabajador que va a efectuarla, en su propio dispositivo y sin que tenga que pasar por ninguna oficina a recoger papeles previamente. Además, esa ejecución de las tareas debe permitir ser dinámica, de forma que si en mitad del trayecto se llena otro contenedor, se recalcule la ruta del trabajador dinámicamente.
De nuevo a través de la movilidad, y de nuevo haciendo partícipes a los ciudadanos o, en este caso, a los trabajadores, ahora es posible que esa información se convierta en tareas, de forma que el trabajador pueda recibirlas en su dispositivo y ejecutarlas.
La tecnología
Aterrizando un poco más el concepto de “movilidad” como medio tecnológico imprescindible a la hora de hablar de IoE y a la hora de aportar valor conectando a los ciudadanos y trabajadores con las ciudades inteligentes, se deben destacar los aspectos técnicos mínimos que debe cubrir dicha tecnología.
Escalabilidad
Es imprescindible que la tecnología de movilidad sea escalable, en procesos y en usuarios. En cuanto a usuarios es obvio, porque puede haber tantas fuentes y/o receptores de información como ciudadanos equipados con dispositivos móviles inteligentes, que son cada vez más. En cuanto a procesos es básico, porque posiblemente se tendrá la necesidad de crear muchos procesos diferentes, que serán algunos de los procesos que se estén llevando a cabo en la propia ciudad y que se deseen mejorar.
Multidispositivo / Multiplataforma
El desarrollo de cualquier proceso debe poder ser ejecutado en cualquier dispositivo móvil. Si se quiere una forma de comunicación eficiente entre la ciudad inteligente y las personas, la tecnología debe hacer transparente el dispositivo móvil final, y los procesos deben funcionar en dispositivos Android, iOS, o Windows, así como en futuros dispositivos y/o sistemas operativos que vayan apareciendo.
Trabajo con y sin cobertura
El hecho de que los dispositivos no tengan cobertura no debe interrumpir la operación. Si un ciudadano reporta una incidencia, pero no tiene datos móviles, el sistema debe proveer de los mecanismos necesarios como para enviar los datos cuando la cobertura de datos se recupere. De igual forma, los trabajadores deberán poder realizar su trabajo incluso en ausencia de cobertura, para conseguir obtener una productividad sin cortes.
Gestión de usuarios y dispositivos
Debe poder gestionarse a los usuarios, ya sean ciudadanos o trabajadores, de forma centralizada. También debe poder gestionarse los dispositivos, al menos hasta el punto de poder bloquear accesos de ciertos dispositivos y/o usuarios al sistema, y de poder realizar despliegues de los procesos controlados y a ciertos usuarios específicos.
Uso del hardware del dispositivo
Es necesario que la tecnología móvil permita poder utilizar el hardware del dispositivo en su totalidad. Las aplicaciones en los dispositivos deben ser capaces de usar el GPS, sacar fotografías, escanear documentos –que es un paso más allá de sacar una fotografía–, poder firmar en el dispositivo –incluso biométricamente si se requiere–, utilizar el NFC… Todos esos elementos hardware pueden ser, a la postre, orígenes de datos útiles en el entorno de las ciudades inteligentes.
Integración
La tecnología móvil, como parte fundamental de una ciudad inteligente, debe ser completamente integrable con cualquier fuente de información. Como canal de comunicación, la tecnología móvil está, por un lado, comunicándose con los ciudadanos o trabajadores, y por el otro con la ciudad inteligente. En ambos extremos, la tecnología móvil debe ser extremadamente flexible. En el extremo de comunicación con las personas, este hecho queda patente por tener que ser una tecnología multidispositivo y multiplataforma como se ha mencionado. Análogamente, en el extremo de comunicación con la ciudad, esa tecnología debe proveer de los mecanismos de integración necesarios para obtener y enviar la información necesaria a las fuentes de información pertinentes que la ciudad ofrezca.
Ejemplo aplicado: Ayuntamiento de Arteixo
El ayuntamiento de Arteixo recibía del orden de unas 5.000 incidencias anuales. Esas incidencias eran reportadas por los ciudadanos por métodos tradicionales: telefónicamente o mediante un escrito presentado en el registro.
Dentro de su plan de digitalización, el ayuntamiento decidió ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de reportar estas incidencias mediante sus dispositivos móviles. De esta manera, la Concejalía de Obras no sólo dará mejor servicio a los ciudadanos facilitándoles el hecho de reportar las incidencias, sino además manteniéndoles informados del estado de resolución de las mismas.
Además del servicio en sí que la ciudad ofrece a los ciudadanos, se contempla la posibilidad de ejecutar las tareas de mantenimiento correspondiente, de forma que se completa el circuito. No sólo se atiende a la información reportada por los ciudadanos, sino que además se permite ejecutar las tareas de mantenimiento derivadas de esa información ofrecida por los ciudadanos.
Por último, el ayuntamiento podrá disponer de un archivo de incidencias directamente digitalizado y que podrá ser utilizado para consultas, pero que además podría ofrecer información útil a la hora de realizar mantenimientos preventivos o incluso predictivos.
De esta manera, se ha dotado a la ciudad de herramientas para ofrecer un mejor servicio a los ciudadanos, para mejorar algunos procesos que ya se estaban llevando a cabo y para ofrecerle la información necesaria para que pueda tomar medidas inteligentes en base a ellos.
Referencias
- CIC CONSULTING INFORMÁTICO DE CANTABRIA, Plataforma FIELDEAS Easy Field Services, 2017
- FIELDEAS, 2017
- Cisco Blog. How the Internet of everything will change the world…for the better IoE, 2017
- La Opinión A Coruña. Arteixo crea una aplicación para que los vecinos alerten sobre incidencias en obras, 2017