Comunicación presentada al VI Congreso Ciudades Inteligentes
Autor
- Lucio Arrizabalaga Álvarez, Energy & Utilities, Business Consulting Manager, Everis
Resumen
Las nuevas tecnologías, que conectan los distintos medios de transporte con la ciudad, habilitarán ecosistemas de movilidad inteligente con los que las ciudades aspiran al concepto de movilidad “LEAN”. Lean Mobility, al igual que en los sistemas de producción y servicios, significa la aspiración a basar la movilidad individual y colectiva en sistemas pull que busquen eliminar todas las fuentes de desperdicio dentro de este ecosistema: desplazamientos innecesarios, tráfico y tiempos muertos, vehículos uni-conductor, emisiones CO2 y rutas no transitables u óptimas. Todo esto será progresivamente posible a través de tecnologías como el internet de las cosas (IOT), la Inteligencia Artificial (IA) y soluciones que integren de forma eficiente el transporte intermodal. Las ciudades en este sentido, juegan un rol clave como habilitadores de servicios, infraestructuras y condiciones para lograr una movilidad más sostenible, inteligente y eficiente.
Palabras clave
Lean Mobility, Movilidad Compartida, Movilidad Inteligente, Inteligencia Artificial
Una necesidad constante e un entorno que se está transformando
Cuando se habla de movilidad se describe una de las necesidades más básicas que tiene el ser humano. Desplazarse de un lugar a otro está en el ADN de las personas, como cazadores, recolectores y exploradores. Esta necesidad es tan básica porque es lo que brinda acceso a la mayor parte de los recursos que se requieren como sociedad y como individuos. Educación, trabajo, alimento, deporte y por supuesto ocio y entretenimiento, son los motores que mantienen a las personas en movimiento y las impulsan a desplazarse físicamente de un lugar a otro.
No se puede hablar de movilidad sin hablar de las ciudades. Y es que la movilidad ha moldeado la forma en la que se vive desde que se empezaron a desarrollar las primeras civilizaciones. Los barcos mercantes dieron lugar a los puertos y estos a su vez a las ciudades costeras. Los comerciantes formaron caminos para transportar sus mercancías y construyeron mercados para hacerlos llegar a las personas. Las personas y los vehículos requirieron de vías para desplazarse, dando sentido a la configuración de las calles y las aceras.
La necesidad de movilizarse no ha cambiado. Cambian los motivos y los medios por los que los individuos se desplazan. Las ciudades cada vez concentran un mayor número de personas y éstas cada vez viven más alejadas del centro de estas ciudades. Esta tendencia ha generado el surgimiento de las grandes metrópolis y con ellos a los complejos retos de la movilidad urbana.
En 2018, los hogares españoles gastaron en promedio 3.790 euros al año por conceptos de transporte (Encuesta de Presupuestos Familiares INE), siendo el tercer mayor destino de los recursos del hogar sólo por detrás de la vivienda y la alimentación. En ciudades como Madrid y Barcelona, en dónde se desplazan en conjunto más de 22 millones de personas diariamente, el transporte público sólo es capaz de movilizar a un tercio de estos transeúntes, lo que ha generado el uso masivo de vehículos privados y con ellos las grandes congestiones de tráfico, la contaminación y la falta de espacio.
Hoy se presenta un nuevo paradigma para la movilidad en el que diversas palancas están transformando la manera de desplazarse dentro y fuera de las ciudades:
Conciencia y políticas medioambientales: Desde negociaciones internacionales como el acuerdo de París hasta políticas locales como Madrid Central y las zonas de bajas emisiones de Barcelona, el mundo está desarrollando directrices que restringen la movilidad en vehículos contaminantes, ya sea desde la venta de los mismos o acotando su circulación geográfica o temporalmente.
Modelos de economía colaborativa: Existe una tendencia por priorizar el uso y experiencia de la movilidad por encima de la posesión de un vehículo propio. Es decir, las nuevas generaciones no consideran ni rentable ni socialmente diferencial el adquirir y mantener un vehículo, por lo que han surgido diversos modelos basados en la economía compartida o colaborativa como son el car-sharing, el car-pooling y el car-hailing. Dentro de estos modelos, han tenido un especial crecimiento los modelos de micro-movilidad en donde priman los patinetes eléctricos, scooters, y bicicletas, entre otros. Los modelos de movilidad compartida se basan en plataformas móviles y en el propio internet de las cosas (IOT) permitiendo localizar y reservar vehículos, monitorizar la ruta y pagar a través de dispositivos móviles.
Fuentes de energía alternativa: Las políticas medioambientales y el desarrollo de nuevas tecnologías están dando lugar al uso de distintas fuentes de energía cuya principal característica es la de reducir o eliminar las emisiones de CO2 al mismo tiempo que proporcionar eficiencia en otros ámbitos como la propia operación y mantenimiento de los vehículos. Dentro de estas tecnologías, se consideran los motores impulsados por Gas Natural o Biometano, como una de las principales energías de transición, seguido de la electrificación del transporte y el impulso del hidrógeno como combustible. Las nuevas fuentes de energía, además de disminuir las emisiones, están dando lugar al despliegue de infraestructura inteligente dentro de las ciudades, siendo otro elemento de conectividad en el nuevo ecosistema de movilidad.
Tecnologías emergentes y disruptivas: En paralelo a la electrificación del transporte y el despliegue de activos inteligentes, están surgiendo diversas tecnologías que cambiarán aún de forma más disruptiva las ciudades y la manera de moverse dentro de ellas. En este sentido, los vehículos autónomos son ya una realidad, al igual que los drones de pasajeros. También nuevos medios de transporte de media a larga distancia como Hyperloop permitirán expandir y complementar el ecosistema de movilidad.
El nuevo entorno de movilidad introduce distintos elementos transformacionales con un alto potencial para optimizar la forma en la que nos movemos por las ciudades. En este sentido, las ciudades, sus infraestructuras y la propia regulación, soportadas por las nuevas tecnologías, tienen un rol fundamental para orquestar e integrar este ecosistema y con esto aspirar al concepto de movilidad lean.
La filosofía Lean en la movilidad
La filosofía “lean” es un concepto que viene de la producción de automóviles de Toyota. Este modelo de producción se basa en la mejora continua, buscando a lo largo de todo el proceso eliminar las fuentes de desperdicio. Al eliminar sistemáticamente los desperdicios de un proceso, se aspira a tener cero inventarios, cero tiempos muertos y cero defectos.
Posteriormente, la filosofía lean se ha extrapolado con éxito a otros ecosistemas fuera del ámbito productivo. Hoy se habla de lean management, lean services y lean start-up entre algunas de las aplicaciones más relevantes. Y es que cualquier contexto es válido cuando se habla de eliminar desperdicios y de enfocar los recursos en el valor añadido.
Tomando como base esta filosofía, se puede imaginar el mundo de la movilidad como un proceso cuyo resultado es desplazarse desde un punto A a un punto B. Manteniendo el mismo resultado, que es llegar a un destino determinado se pueden presentar variaciones significativas en el proceso:
- ¿Cuánto cuesta económicamente desplazarse?
- ¿Cuánto tiempo toma llegar hacia cierto destino?
- ¿Cuánto se contamina para lograr el mismo resultado?
- ¿Cuánto se afecta a terceros para movilizarse individualmente?
Si distintas personas no invierten el mismo esfuerzo, recursos y residuos para desplazarse de un mismo punto a otro, entonces se puede afirmar que se está ante un proceso que no funciona de forma óptima y cuyos recursos están siendo ineficientemente utilizados.
Haciendo un símil con la filosofía lean, se pueden identificar las principales fuentes de desperdicio de la movilidad y aquellas palancas que permiten mitigarlas:
- Desplazamientos innecesarios. El primer, y quizá más obvio punto, es el de la propia sobredemanda de movilidad. En la medida que las personas viven más lejos de los centros de las ciudades, demandan mayor movilidad para cubrir sus necesidades del día a día. El desarrollo de servicios digitales ha logrado contrarrestar en alguna medida esta tendencia, pero aún se requieren de políticas dentro de las ciudades que ayuden a disminuir esta demanda innecesaria. Disminuir la demanda siempre será más complejo, pero más económico que desarrollar nuevas infraestructuras de transporte público y privado.
- Parque de vehículos subutilizado. Por un lado, un vehículo privado pasa 97% del tiempo aparcado (informe ‘Cuentas Ecológicas del Transporte’ de Ecologistas en Acción). Por otro lado, la media de pasajeros por vehículo es inferior a 2 personas. Estos aspectos implican que tenemos y utilizamos más recursos (vehículos) de los que necesitamos. Sobre este ámbito, el transporte público, tanto intra como interurbano, juega un rol crítico, pero insuficiente, ya que dos terceras partes de la población se mueven a través de otros medios de transporte.
- Tráfico y tiempos de espera. La congestión de las vías, producto del exceso de vehículos y de su baja ocupación promedio, también obedece a los tiempos en los que se moviliza la población. Un gran volumen de personas requiere y busca trasladarse al mismo tiempo, lo que genera cuellos de botella. La flexibilidad en los propios hábitos es una de las claves para reducir este problema en crecimiento.
- Accidentes y problemas en la ruta. Se puede circular en horarios de menor congestión y con el coche totalmente ocupado, pero las situaciones de accidentes en la vía, rutas en reparación, trabajos de repavimentado, cierres por manifestaciones y/o eventos públicos son algo cotidiano que hace que las personas desperdicien tiempo y recursos cada día.
- Contaminación. Una última fuente de desperdicio, no menos importante, es la propia contaminación. Las emisiones y el ruido que generan los vehículos disminuyen la calidad de vida de las personas. Estas emisiones están relacionadas tanto al tipo de combustible que utilizamos como el tiempo que invertimos, las condiciones del camino y al volumen de los desplazamientos.
Lean Mobility en las ciudades inteligentes
Las palancas que están transformando el ecosistema de movilidad no están siendo suficientes para mitigar de manera efectiva sus fuentes de desperdicio. Se cuenta con plataformas colaborativas pero hay poca integración entre los distintos medios de transporte. Existen múltiples aplicaciones que buscan optimizar el tiempo de traslado pero pocas que generen la alternativa más verde. Las ciudades restringen la circulación en algunas vías, pero falta incentivar una reducción en la propia demanda. Se ha incrementado la conectividad entre los vehículos y las personas, pero aún queda un largo camino por recorrer en cuanto a activos e infraestructura de la ciudad.
Para lograr un entorno de movilidad más eficiente, sostenible e inteligente se requiere de ciudades proactivas que funcionen como pivotes, habilitando las políticas y condiciones necesarias traccionar esta transformación.
Primero, asegurando la intermodalidad de todos los medios de transporte disponibles, públicos y privados. Con esto es posible ofrecer movilidad puerta a puerta con las rutas que optimicen el tiempo, el coste y la contaminación, complementando el sistema de transporte público con la oferta de transporte compartido de la ciudad. Las plataformas de agregación permiten no solo integrar la ruta trazada si no los medios de pago para que el ciudadano tenga una experiencia sin costuras.
Segundo, buscando gradualmente una disminución de los vehículos en circulación, desarrollando medidas que permitan a los ciudadanos evitar desplazamientos. Incentivos al teletrabajo, digitalización de todos los servicios de la ciudad y promoción a una mayor ocupación de los propios vehículos privados son algunas de las medidas que pueden ayudar a reducir gradualmente la demanda.
Tercero, estableciendo condiciones y alianzas en conjunto con el sector privado para desplegar dispositivos (IOT) que habiliten la conectividad de la ciudad con las plataformas de movilidad y los vehículos. Esto permitirá, en conjunto con la Inteligencia Artificial, generar algoritmos más complejos que no sólo tracen rutas para los vehículos si no que dinamicen las propias vías de la ciudad, flexibilizando los semáforos y hasta propio el sentido de las calles, minimizando así los eventos de tráfico por accidentes, congestiones o vías en mal estado.
Finalmente, el concepto más importante de la filosofía lean, la mejora continua. A través de los datos masivos de vehículos, edificios, vías de circulación, activos de la ciudad y los propios ciudadanos, es posible utilizar la analítica avanzada para anticipar de forma constante los problemas y retos en materia de movilidad y desplegar de forma progresiva acciones que permitan mitigarlos.
Conclusión
Sin duda en las próximas décadas vendrán cambios aún más disruptivos y con ellos nuevos retos. No se puede saber con certeza si la propiedad privada de los coches terminará por desaparecer. Tampoco si la movilidad terrestre dejará de ser la forma más habitual de transporte. Lo que si sabemos es que la movilidad seguirá siendo parte de nuestro ADN y el vivir en sociedad y comunidad está en nuestra naturaleza. Aspirar a un concepto de movilidad eficiente es sólo posible en un contexto de ciudades inteligentes y flexibles, donde los recursos y medios disponibles se enfoquen en la inclusión, la sostenibilidad, la conectividad y sobre todo en poner al ciudadano siempre en el centro.
Referencias
- Observatorio de la movilidad metropolitana (OMM) (22 de mayo)
- Instituto Nacional de Estadística (INE) (22 mayo 2020)
- Motorpasión (25 de mayo)
- Lean Manufacturing Hoy (25 de mayo de 2020)
- Ecologistas en Acción, ‘Cuentas ecológicas del transporte‘ (25 de mayo)