Observaciones ambientales con sensores y por satélite para obtener datos para proteger el medio ambiente en la UE

Varios proyectos europeos realizan observaciones ambientales para obtener datos y soluciones para mejorar el medio ambiente

El Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (Cordis) de la Unión Europea ha publicado un pack de resultados de 11 proyectos de investigación e innovación. Todos ellos han trabajado en el ámbito de las observaciones ambientales, desde satélites, sistemas en tierra o campañas de ciencia ciudadana, para obtener datos, modelos, soluciones y perspectivas sobre el medio ambiente para una toma de decisiones informada con el objetivo de avanzar en transición climática.

El nuevo pack de resultados de Cordis aborda 11 proyectos de investigación e innovación cofinanciados con fondos europeos.

Los datos y modelos sobre el estado y la evolución del sistema terrestre en su conjunto y de sus distintas partes, como los centros urbanos, constituyen información práctica para hacer frente al cambio climático y cumplir los objetivos del Pacto Verde Europeo.

Las observaciones ambientales se refieren a los datos reales detectados por sensores en tierra, agua y aire, o por satélites. Por su parte, la ciencia ciudadana implica a la población para recopilar información y también crear un sentimiento de responsabilidad hacia el planeta. Los datos ambientales procedentes de estas fuentes, junto con la información y modelos socioeconómicos, proporcionan conocimientos útiles adaptados a los usuarios, lo que se conoce como inteligencia terrestre.

Gestión de desastres y crisis

Cordis incluye en su pack el proyecto Safers, que llegó a su fin el pasado mes de marzo después de tres años y medio de trabajo bajo la coordinación de la Fundación LINKS de Turín (Italia). Ha contado con un presupuesto total de 3.232.917,28, con una aportación de 2.899.677,50 de la UE.

Como resultado, se ha creado una plataforma de código abierto integrada de apoyo a las decisiones durante incendios forestales. Safers combina imágenes de las cámaras in situ, que detectan indicios de fuego casi al instante; el programa europeo Copernicus, que proporciona observaciones por satélite y datos topográficos; e información procedente de las redes sociales y de un chatbot puesto en marcha.

El proyecto Safers, que se ha probado en España, ha creado una plataforma de código abierto para apoyar las decisiones sobre incendios forestales.

Gracias al intercambio de datos entre los centros de mando y los que están sobre el terreno durante una emergencia en curso, se dota de conocimientos y herramientas a la ciudadanía y a los servicios de intervención para mejorar su autoprotección y respuesta. Algoritmos de inteligencia artificial (IA) procesan todos los datos para producir información automática de generación de alertas y de apoyo a las decisiones, además de simulaciones. También evalúan zonas quemadas y su impacto, así como realizan un seguimiento de la recuperación de la vegetación.

Safers se puso a prueba en España, Italia, Francia y Grecia. Aunque se ha centrado en los incendios forestales, las tecnologías desarrolladas se pueden aplicar a la gestión de otros tipos de crisis, como inundaciones, fenómenos meteorológicos extremos o corrimientos de tierras.

Mejor calidad y accesibilidad de los datos de observación de la Tierra

El proyecto Eiffel, de tres años de duración, finalizó el pasado mayo. Ha puesto el foco en mejorar la calidad y accesibilidad de los datos de observación de la Tierra, a menudo con una limitada resolución, accesibilidad e interpretabilidad, teniendo en cuenta las necesidades reales en materia de medio ambiente. Ha sido coordinado por el Instituto de Sistemas de Comunicación y Computación (ICCS) de la Universidad Técnica Nacional de Atenas (Grecia) con un presupuesto de 4.999.466,25 euros, financiado al 100% por la UE.

Ha validado nuevos métodos estocásticos y técnicas de fusión de datos de gran resolución en cinco pilotos de los ámbitos del desarrollo urbano sostenible, la resiliencia ante desastres, la gestión del agua y uso de la tierra, la agricultura sostenible y la gestión de infraestructura y transporte, este último en España.

Eiffel ha mejorado la calidad y accesibilidad de los datos de observación de la Tierra.

Las ciudades pueden extraer, procesar y analizar datos a escalas más pequeñas para una planificación y elaboración de políticas precisas. Además, la integración de los datos de Eiffel con los sistemas de las administraciones locales facilita el seguimiento continuo y las estrategias de adaptación y mitigación climática.

Por ejemplo, los gestores urbanos pueden aprovechar los servicios del proyecto para cartografiar con mayor precisión las islas de calor urbanas, identificar poblaciones vulnerables y poner en marcha intervenciones específicas para mitigar los efectos del calentamiento global.

Proyectos de ciencia ciudadana

En cuanto al proyecto de ciencia ciudadana Socio-Bee, liderado por el Centro de Investigación y Tecnología Hellas (Grecia), dio comienzo en octubre de 2021 y concluirá el próximo mes de septiembre. Del presupuesto total de 5.455.801,66 euros, la Unión Europea aporta 4.999.858,91 euros.

En la ciudad de prueba de Maroussi (Grecia), los voluntarios que participan recopilan datos para probar la hipótesis de que la calidad del aire varía a lo largo del día en relación con los patrones de tráfico. A su vez, aumenta la conciencia ciudadana sobre su impacto en el medio ambiente. En la ciudad italiana de Ancona el objetivo es cartografiar la calidad del aire en varias zonas e instar a las personas mayores a adoptar un estilo de vida más activo, mientras que en Zaragoza se ha animado a los estudiantes a que participen como científicos ciudadanos.

Se han medido los gases NOx y COx, las partículas PM2,5 y PM10, y la humedad y la temperatura a través de un nodo sensor portátil desarrollado por la empresa española Bettair, socia del proyecto, para estudiar cómo afectan a la calidad del aire.

El nodo sensor comunica los datos al smartphone del usuario y este envía los datos a la plataforma Socio-Bee. Los trabajos también incluyen el vuelo de drones con nodos sensores sobre zonas de difícil acceso para monitorizar la calidad del aire a altitudes mayores.

Las mediciones del proyecto Socio-Bee se han llevado a cabo con un nodo sensor portátil.

Por su parte, la iniciativa CompAir utiliza sensores fijos y móviles, e implica a la ciudadanía en la recogida de datos en los lugares más frecuentados para ofrecer un alto nivel de detalle de la calidad del aire en diversos barrios de Atenas (Grecia), Berlín (Alemania), Flandes (Bélgica) y Plovdiv y Sofía (Bulgaria).

Para garantizar la fiabilidad de los datos recogidos por los sensores móviles, los investigadores han desarrollado un riguroso proceso de calibración: un algoritmo basado en la nube compara las lecturas de estos dispositivos con las de estaciones oficiales y otros sensores de la zona. Una vez validados, los datos sobre calidad del aire y tráfico se ponen a disposición pública a través de cuadros de mando abiertos y aplicaciones móviles para fomentar una mayor concienciación ambiental.

Este proyecto arrancó en noviembre de 2021 y finalizará en octubre de 2024, bajo la coordinación de la región de Flandes. Tendrá un coste total de 5.325.454,35 euros, de los cuales la Unión Europea aporta 4.686.189 euros.

Plataforma de evaluación de la resiliencia en entornos urbanos

El proyecto Harmonia fusiona datos urbanos y climáticos procedentes de la Red Mundial de Sistemas de Observación de la Tierra (GEOSS) con conjuntos de datos locales, regionales y mundiales. Los investigadores están desarrollando una plataforma integrada de evaluación de la resiliencia y los riesgos en entornos urbanos, utilizando modelos de IA para generar información en tiempo real sobre la ocupación del suelo, las huellas de los edificios, la distribución de la población y los patrones de riesgo como el efecto isla de calor urbano y las inundaciones.

El proyecto Harmonia desarrolla una plataforma para evaluar la resiliencia y riesgos en entornos urbanos.

Así, proporcionará predicciones y sistemas de apoyo a la toma de decisiones para la resiliencia urbana, agilizará los mecanismos de preparación y respuesta, y descubrirá los vínculos entre la contaminación atmosférica, el cambio climático y los riesgos para la salud en las urbes. Mediante la incorporación de tecnologías avanzadas como imágenes terrestres y por satélite, IA y sensores, se busca subrayar los factores de riesgo específicos de las zonas urbanas.

Participan distintos actores de Ixelles (Bélgica), Milán (Italia), El Pireo (Grecia) y Sofía (Bulgaria), liderados por el Politécnico de Milán. El proyecto se desarrolla desde junio de 2021 hasta enero de 2025 con una dotación presupuestaria de 4.999.803,61 euros, cofinanciada con 4.999.794 euros de fondos europeos.

Living labs urbanos

El consorcio de I-Change, coordinado por Fundación CIMA (Italia), opera a través de living labs situados en Barcelona, Ámsterdam (Países Bajos), Bolonia y Génova (Italia), Dublín (Irlanda), Hasselt (Bélgica), Jerusalén (Israel) y Uagadugú (Burkina Faso). Este proyecto comenzó en noviembre de 2021 y concluirá en abril de 2025. Tendrá un coste global de 5.234.117,50 euros, cofinanciado con 4.949.998 euros de la UE.

El clima extremo, la contaminación atmosférica, los patrones del tráfico y la gestión de residuos son algunos de los desafíos que se estudian. Se ha utilizado MeteoTracker, una miniestación meteorológica que recoge datos de vehículos en movimiento, que incluye entre sus componentes una aplicación móvil, una plataforma web y un mapa que permite a los usuarios visualizar los datos. También el Smart Citizen Kit, un conjunto de hardware modular que recopila datos sobre parámetros como humedad, temperatura, ruido y niveles de luz. Asimismo, los participantes han recabado más de 1.000 fotos relacionadas con el cambio climático.

Mediciones de la calidad del aire en Flandes (Bélgica) en el marco del proyecto CompAir.

Como resultado, se ha mejorado la usabilidad e interoperabilidad del Centro de Impacto Ambiental, una plataforma que recopila y publica una amplia gama de datos. Ahora, I-Change trabaja en una mayor adopción del panel de control, que proporciona herramientas para concienciar, implicar y capacitar a la ciudadanía; y de la aplicación Challenge Yeti, que realiza un seguimiento de la huella de carbono de cada persona y fomenta cambios de comportamiento.

El resto de proyectos recopilados en el pack de resultados de Cordis trabajan en gemelos digitales del océano, el uso de datos de observación de la Tierra y de la IA para una agricultura más sostenible, el desarrollo de una ventanilla única de servicios de observación de la Tierra para la agricultura y la silvicultura, la creación de una plataforma digital integral que aprovecha múltiples fuentes de datos dirigidas a las explotaciones vitivinícolas y las tecnologías digitales para optimizar la industria atunera.

 
 
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