Tecnología, sostenibilidad y seguridad se aúnan en muchos de los proyectos en marcha en el marco del programa de Destinos Turísticos Inteligentes (DTI) impulsado por Red.es. Estas iniciativas, que forman parte del Plan Nacional de Territorios Inteligentes y pretenden implantar el concepto de smart city en los destinos, están logrando reducir las emisiones de CO2, luchar contra incidentes medioambientales en zonas de gran afluencia turística, impulsar la eficiencia energética y mejorar los servicios de prevención y ayuda inmediata a la ciudadanía.
El Plan Nacional de Territorios Inteligentes, cofinanciado por el fondo europeo FEDER a través del Programa Operativo Plurirregional de España (POPE), surge a partir de las experiencias y resultados de la implantación del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes 2015-2017.
Este plan incluye el desarrollo de 25 proyectos de DTI en nueve comunidades autónomas entre 2017 y finales de 2023. Los proyectos están dotados con un presupuesto global de 73,97 millones de euros, con una aportación del 62% de Red.es y de entre el 20% y el 40% por parte de las entidades locales implicadas.
Protección de los entornos naturales
Uno de los objetivos del programa de DTI es la mejora de la protección de los entornos naturales mediante la implantación de tecnologías de detección temprana de incendios. En el caso de Ibiza, se han instalado cámaras optrónicas y un sistema de geoposicionamiento en zonas rurales para reforzar la seguridad, evitar incidentes provocados por el fuego y facilitar una coordinación más rápida y eficiente de las emergencias. De esta manera, se dota a visitantes y residentes de mejores servicios de información en caso de emergencia.
En el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar (Almería) se han desplegado sensores para controlar los accesos y la movilidad. Este sistema permite conocer en tiempo real el grado de ocupación del parque a través de cámaras de vigilancia y un software de reconocimiento de matrículas y tipo de vehículos con el fin de anticipar y diseñar estrategias basadas en datos para combatir la saturación turística.
Hacia un turismo más sostenible
Por su parte, el proyecto de Salou (Tarragona) integra dos sistemas de telegestión. Uno de ellos consta de sensores meteorológicos que miden la humedad, temperatura, radiación solar y presión atmosférica, monitorizan el consumo de agua y la gestión de la red de riego de forma remota y centralizada, lo que permite bloquear el suministro de manera automática en caso de pérdidas o lluvia y potenciar el ahorro de agua. El segundo es un sistema de telegestión del alumbrado público para optimizar la iluminación y potenciar el ahorro con el uso de tecnología LED.
En la misma línea, Calviá (Mallorca) ha apostado por un sistema de control de residuos en zonas verdes. La finalidad es habilitar una red de cámaras de vigilancia en puntos problemáticos por el elevado depósito ilegal de residuos. Además, esta iniciativa incluye el desarrollo de un mapa acústico para identificar y monitorizar las zonas más conflictivas de exceso de ruido a través de limitadores de registro sonométricos y sensores acústicos.
Dentro de su eje de sostenibilidad, el proyecto de Lloret de Mar (Girona) contempla la instalación de dispositivos para controlar la eficiencia energética de los equipamientos turísticos, el despliegue de luminarias con un sistema de regulación de flujo para su telegestión avanzada y energéticamente eficiente, la incorporación de sensores para la gestión de residuos, un sistema de aparcamiento inteligente y la gestión remota del riego.
El uso del big data también contribuye a alcanzar un turismo más sostenible mediante la prevención. Por ejemplo, en Calviá las boyas medioambientales velan por la calidad del agua de las playas y advierten de vertidos ilegales o roturas de emisarios y las estaciones meteorológicas controlan indicadores como velocidad del viento, precipitaciones, presión atmosférica o Índice Ultravioleta (UV). En la provincia de Valencia, el big data contribuye a detectar posibles incidencias, patrones de desplazamientos de turistas, emisiones de CO2, consumos de energía o sobrecarga para ayudar a combatir el cambio climático.
Aumento de la seguridad
La transformación digital de los destinos también contribuye a aumentar su seguridad, por ejemplo, a través de tecnologías que mejoran los servicios de prevención y ayuda inmediata a la ciudadanía.
Pulseras de geolocalización, puntos SOS inteligentes, playas smart y big data, capaces de obtener la posición del usuario en tiempo real y enviar un aviso al móvil de los padres o tutores si detectan que las personas en cuestión están perdidas o han entrado en contacto con el agua, forman parte de las tecnologías incluidas en proyectos como los de Roquetas de Mar (Almería), San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) o la Mancomunidad de O Salnés (Pontevedra).
En concreto, los puntos SOS inteligentes posibilitan a la red de senderos de San Bartolomé de Tirajana habilitar espacios de interacción con el visitante para que acceda a información y esté localizado y en contacto directo con el centro de control en caso de incidencia.
El proyecto de Benidorm, en Alicante, integra un sistema de monitorización de playas en tiempo real y algoritmos predictivos que permiten detectar altas concentraciones de personas y zonas de alta peligrosidad para los bañistas. Además, cuenta con sistemas para advertir de la presencia de vertidos en aguas de baño.
Las soluciones de conteo de turistas, integradas en destinos como Níjar y Salou, suponen una fuente de datos en tiempo real procedentes del transporte público, áreas de estacionamiento o playas. Esta información permite generar mejores servicios y aumentar la seguridad, al detectar puntos de máxima concentración de personas, picos de tráfico, los accesos más concurridos, tiempos de estancia en determinadas zonas e incluso organizar algunos elementos físicos localizados en las playas dependiendo de los flujos de personas.
El proyecto de la provincia de Badajoz contempla el uso de sistemas de sensores y cámaras conectado en red para controlar el flujo de turistas y su seguridad, además de los factores que afectan al mantenimiento de los bienes patrimoniales, como la temperatura o la humedad. Un sistema de control de afluencia de personas en los accesos a distintos espacios, compuesto por un sensor de conteo cenital ubicado en el techo y sensores ambientales, junto con las cámaras para la monitorización en vídeo de exteriores, velarán por la seguridad de visitantes y recursos turísticos.
Con estos proyectos del programa de DTI, que se encuentran en su recta final, el concepto de smart city evoluciona al orientarse a la mejora de la experiencia de los turistas y la calidad de vida de los residentes, así como a la gestión de la información proveniente de las infraestructuras de la ciudad para la optimización de los servicios municipales.