Una investigación liderada por Cristina Villar, alumna de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), establece las bases para aumentar el nivel de digitalización del agua en los entornos urbanos con la finalidad de optimizar la gestión y proteger este recurso en el contexto actual de sequía y fugas masivas en el subsuelo de grandes ciudades.
En la actualidad, el sector del agua tiene un bajo nivel de digitalización, por lo que el proceso de transición digital debe hacerse de forma ágil, pero controlada, mediante la adopción de sistemas conectados e inteligentes para las infraestructuras de suministro y purificación de agua.
Esta es la visión de la investigación ‘Guidelines for Renewal and Securitization of a Critical Infrastructure Based on IoT Networks‘ liderada por Cristina Villar en el marco del máster universitario de Ingeniería de Telecomunicación de la UOC y dirigida por Victor Monzón Baeza, actualmente investigador en la Universidad de Luxemburgo, que establece las bases para la digitalización del agua a partir del análisis de los requisitos necesarios y de la propuesta de una arquitectura de red y un tipo de hardware específico para asegurar la cadena de suministro de este recurso.
Arquitectura compleja y ciberseguridad
Según la investigación, la renovación de las infraestructuras críticas relacionadas con la cadena de suministro hídrico debe configurarse con una arquitectura que incluya un grupo de acción y medición a través de un amplio dispositivo de sensores sobre el terreno y una red sin interferencias para dar cobertura y enviar los datos que se generen al grupo central de computación, eje principal de la solución.
Esta última parte del sistema se encargaría de recopilar los datos de los sensores y ejecutar los comandos (configurados manualmente por los responsables de mantenimiento del sistema o automatizados) que se enviarían a los actuadores. Todos los datos se almacenarían en bases de datos NoSQL desplegadas en servidores con alta disponibilidad y con un sistema de copias de seguridad y duplicados, ubicados en centros de procesamiento de datos privados.
La información podrá ser extraída y estudiada a través de los procesadores de análisis de datos y podrá subirse a la nube para una mayor computación y aplicación de la inteligencia artificial. El trabajo propone la adopción del protocolo NB-IoT para los dispositivos sobre el terreno y la cobertura de red móvil 4G para la conectividad.
Todo esto debería cumplir una serie de requisitos para adaptarse a los criterios de regulación actual y conseguir un funcionamiento óptimo, como la alta disponibilidad de los sistemas utilizados, que puedan actualizarse sin afectar a la continuidad del servicio, que permitan un plan de mantenimiento con supervisión remota 24/7 y que los datos que generen puedan ser homogeneizados para su procesamiento. Asimismo, es necesaria la distribución de los cortafuegos y contar con servidores en zonas geográficamente independientes para priorizar la ciberseguridad.
Automatización de operativas
Con este proceso de digitalización, podrían automatizarse muchas operativas y conseguir mejoras, tales como controlar que la depuración del agua sea lo suficientemente alta para no alterar el entorno ecológico, medir la cantidad de energía consumida por el sistema, detectar y actuar con celeridad ante las fugas en la cadena de suministro, supervisar el nivel de tratamiento de depuración de agua o conocer el promedio anual de horas de interrupción del servicio de abastecimiento de agua. Además, el uso de una plataforma de gestión de código abierto mejora la compatibilidad con otros códigos de aplicaciones que pudieran integrarse con dicha plataforma.
Adicionalmente, otra implementación futura que señalan los investigadores para reforzar el mantenimiento preventivo de los componentes de la red y evitar así incidentes por el desgaste de las piezas y por fallos humanos es el uso de sistemas de hiperautomatización e inteligencia artificial.