El Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado el Plan de Adaptación al Cambio Climático (PACCZ-2030), un documento estratégico dirigido a impulsar una ciudad más preparada para hacer frente a las consecuencias del calentamiento global y reducir su impacto en la salud de la población, en la economía y en el medio ambiente.
Elaborado por el servicio de Medio Ambiente y Sostenibilidad, con la colaboración técnica de Circe, el Plan de Adaptación al Cambio Climático de Zaragoza es fruto de un proceso de participación que tuvo como resultado la incorporación de 257 aportaciones ciudadanas.
Esta estrategia forma parte de los compromisos adquiridos por el consistorio en el marco del Pacto de las Alcaldías por el Clima y la Energía y la misión de ciudades climáticamente neutras de la Unión Europea.
Medidas frente a las crecidas de los ríos y el calor extremo
El Plan de Adaptación al Cambio Climático de Zaragoza contempla 47 medidas en 9 ámbitos de acción: planificación urbana y energía, movilidad, investigación e innovación, salud, agua, infraestructura verde y biodiversidad, agricultura y alimentación, educación e industria, turismo y otros sectores.
Da respuesta a las dos principales amenazas a las que se enfrenta la ciudad, según el estudio de riesgos y vulnerabilidades elaborado como paso previo. Se trata de las crecidas de los ríos, con la inundación de determinadas zonas de la ciudad, cortes de tráfico y del suministro eléctrico, caída de árboles o desprendimientos de tierras.
La segunda amenaza es el calor extremo, con olas de calor cada vez más prolongadas, un aumento de un grado de la temperatura hasta 2030, periodos más frecuentes de sequía, mayor probabilidad de incendios y temperaturas mínimas más elevadas.
Las distintas medidas se desarrollarán a través de dos programas de trabajo: para el periodo 2023-2026 y 2027-2030. Así, se avanzará en la implantación de actuaciones que ya se están ejecutando y se desarrollarán iniciativas vinculadas al agua y los recursos hídricos, como el plan de digitalización del ciclo urbano del agua para una gestión más eficiente; de mejora del confort térmico, acciones preventivas y la puesta en marcha de sistemas de alerta e información sobre temperaturas extremas.