El proyecto Watchplant, financiado con cerca de cuatro millones de euros a través del programa europeo Horizonte 2020 y coordinado por el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), trabaja en el desarrollo de dispositivos para la monitorización ambiental in situ alimentados con energía limpia extraída de la savia de organismos vegetales.
El consorcio de Watchplant se reunió los pasados días 9 y 10 de junio para poner en común y coordinar los avances de la investigación. El proyecto está liderado por el Instituto Tecnológico de la Energía y cuenta con la participación de socios de España, Suecia, Alemania, Croacia y Polonia.
Durante el encuentro, los participantes profundizaron en la utilidad de la inteligencia artificial para ayudar a las plantas a convertirse en sensores de su propio estado y de la situación ambiental del entorno en el que se encuentran, de modo que puedan alertar sobre la necesidad de agua o la calidad del aire.
Plantas convertidas en sensores ambientales
Según las primeras investigaciones de Watchplant, la generación de energía limpia mediante el uso de biopilas enzimáticas por parte de ITE y el modelado ambiental para la utilización de plantas como sensores de calidad del ambiente, probado por CSIC-IDAEA, generan grandes expectativas y oportunidades.
Por su parte, CYB, UZL y FER han desarrollado trabajos en cuanto al hardware, comunicación, autodespliegue, autoconciencia y resiliencia de los sensores, así como sobre las posibilidades que la IA puede aportar al sistema biohíbrido en este sentido. En cuanto a las investigaciones en el ámbito de la fisiología vegetal, las microtecnologías y el modelado de fluidos para la extracción de savia, han sido llevadas a cabo por CSIC-IRNAS, KTH y CIM-mes.
Desde ITE, destacan en un comunicado «los importantes avances que se han generado durante estos primeros meses de estudio y análisis» del proyecto, que dio comienzo el pasado mes de enero y llegará a su fin en diciembre de 2024. Uno de los resultados esperados es que la tecnología desarrollada permita que las plantas de las ciudades indiquen y ayuden a controlar el nivel de contaminación atmosférica y a reducir los daños por plagas en espacios forestales o agrícolas.