En un contexto en el que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, las cuales se enfrentan constantemente a los impactos del cambio climático, nació el proyecto Resccue (Resilience to cope with climate change in urban areas). Se trata de una iniciativa europea de innovación y resiliencia urbana a gran escala que acaba de presentar sus conclusiones tras validarse en las ciudades de Barcelona, Lisboa (Portugal) y Bristol (Reino Unido). Entre sus resultados, destaca la elaboración del Plan de Acción de Resiliencia de las tres urbes participantes.
El proyecto Resccue, que ha llegado a su fin este año 2020, se ha desarrollado en Barcelona, Lisboa y Bristol durante 48 meses. Ha sido llevado a cabo con un presupuesto total de 8.023.342,50 euros, cofinanciado a través del programa Horizonte 2020 de la UE con 6.896.991,76 euros, por un consorcio compuesto por 18 socios. Bajo el liderazgo de SUEZ, el consorcio está formado por los ayuntamientos de las tres ciudades donde se han validado sus resultados, la agencia de las Naciones Unidas ONU-Hábitat, empresas de servicios urbanos, centros de investigación y del mundo académico, así como pymes.
El principal objetivo de Resccue era el de ayudar a zonas urbanas de todo el mundo a ser más resilientes al cambio climático mediante metodologías, planes y herramientas innovadoras dirigidas a los gestores y operadores de servicios urbanos para mejorar la capacidad de las ciudades de anticiparse, prepararse, responder y recuperarse de amenazas multirriesgo con un daño mínimo.
A partir de un enfoque holístico y multisectorial, el proyecto ha analizado la interconexión de diferentes sistemas urbanos, tomando como punto de partida el sector del agua, debido a la importancia de los riesgos relacionados con el correcto funcionamiento de este recurso en las ciudades, pues las sequías o inundaciones pueden producir impactos negativos en servicios urbanos estratégicos como los de suministro de agua y de energía, residuos, telecomunicaciones o transporte.
Tres ciudades de validación
Los modelos y herramientas han sido aplicados en tres ciudades diferentes, seleccionadas por su representatividad de la diversidad europea en materia de clima y características urbanas, a fin de garantizar soluciones validadas y asegurar su máxima replicabilidad.
En el caso de Barcelona, la ciudad se enfrenta a riesgos críticos por escenarios de cambio climático tales como inundaciones, desbordamiento del alcantarillado durante tormentas fuertes, sequías, olas de calor y subida del nivel del mar. Por su parte, Bristol presenta riesgo de inundaciones costeras, fluviales y pluviales; sequías y aumento del nivel del mar. Por último, Lisboa debe lidiar con posibles inundaciones, olas de calor, subida del nivel del mar y erosión costera.
El proyecto se ha estructurado en seis fases. Una primera, de generación de posibles escenarios climáticos futuros de temperatura, nivel del mar, precipitaciones acumuladas y extremas, para estimar la probabilidad de los principales riesgos considerados. En segundo lugar, la introducción de variables en modelos sectoriales para simular los efectos del cambio climático sobre los servicios urbanos estratégicos de cada ciudad para, en una tercera fase, estimar los efectos en cascada que implican impactos colaterales generados por los fallos de las infraestructuras críticas. La cuarta etapa hace referencia a un diagnóstico de problemas a partir de la evaluación y gestión integral de la resiliencia con la herramienta holística Hazur. En quinto lugar, se definieron las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, para terminar con la fase de definición de la hoja de ruta de cada ciudad con el objetivo último de crear Planes de Acción de Resiliencia.
Presentación de resultados
Los pasados días 20 y 21 de octubre se celebró la conferencia virtual ‘Resiliencia urbana en un contexto de cambio climático’ (URCC, por sus siglas en inglés Urban Resilience in a context of Climate Change), que se organizó a modo de conclusión del proyecto. Entre los amplios resultados arrojados por Resccue, destaca la identificación de cuatro amenazas climáticas: inundaciones, sequías, subida del nivel del mar y calidad del agua; 14 modelos para el análisis sectorial y holístico de los servicios urbanos y sus infraestructuras, cuatro tipologías de riesgo según el análisis de impactos tangibles, intangibles, directos e indirectos, y la elaboración del Plan de Acción de Resiliencia de cada una de las tres ciudades participantes.
En Barcelona, los datos climáticos obtenidos muestran que fenómenos como las precipitaciones extremas, las olas de calor y las sequías podrían experimentar incrementos significativos debido a una aceleración del ciclo hidrológico. El modelo de drenaje dual desarrollado en el marco del trabajo europeo ha permitido estimar los parámetros del flujo en superficie durante diferentes episodios de inundación para escenarios actuales y futuros, y evaluar así la peligrosidad y el riesgo socioeconómico de cada uno de ellos.
En este sentido, Resccue ha proporcionado a la capital catalana el conocimiento y la información necesaria para actualizar y mejorar su Plan Clima 2018-2030, que fija como principales objetivos lograr una ciudad justa, segura, habitable, saludable, que promueva la eficiencia, las energías renovables y la movilidad sostenible, reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles mediante soluciones innovadoras.
Dentro de este caso de estudio, destaca la mejor comprensión de los vínculos entre los servicios urbanos para hacer frente a los eventos climáticos, unos resultados que se utilizarán para planificar acciones de adaptación climática, como por ejemplo la implementación de diferentes sistemas basados en la naturaleza para retener una mayor cantidad de agua durante futuros eventos de lluvia extremos y moderados, y una herramienta para predecir fallos en la red eléctrica en caso de inundación, reduciendo los impactos producidos por los fenómenos meteorológicos extremos. Durante el encuentro virtual, se señaló la importancia de la resiliencia urbana para Barcelona, además de la necesidad de colaboración entre todos los actores implicados, y en especial, la colaboración público-privada entre administraciones públicas y operadores de servicios urbanos para hacer frente al cambio climático.
En el caso de Lisboa, el Plan de Acción de Resiliencia ha nacido de la evaluación de proyecciones de escenarios climáticos con la combinación de varias estrategias para gestionar los efectos de la subida del nivel del mar, de los fenómenos meteorológicos extremos y de la temperatura, así como la disminución de las precipitaciones. Este plan 2020-2030 integra las líneas estratégicas en las que debe basarse la ciudad y las medidas concretas que se aplicarán para resolver problemáticas específicas, combinadas con los demás resultados de Resccue.
Por su parte, el plan de Bristol tiene un horizonte a 2025. Pretende lograr el compromiso colectivo de la ciudad, planificar la gestión de los riesgos, la provisión de infraestructura y la preparación de respuestas para la recuperación y reconstrucción; construir infraestructuras seguras, autónomas y flexibles en servicios urbanos estratégicos: suministro de agua y energía eléctrica, aguas residuales, drenaje de aguas pluviales, tratamiento de residuos y movilidad. Todo ello con especial atención a los principales riesgos para la ciudad británica en los próximos años: las inundaciones y el desbordamiento del alcantarillado.
Resccue Toolkit
El proyecto Resccue ha desarrollado el Resccue Toolkit, una plataforma interactiva donde se recogen los principales resultados del proyecto, desde bases de datos hasta metodologías, junto con las guías que detallan los pasos a seguir para aplicarlos en otras ciudades.
En definitiva, el proyecto europeo pretende funcionar como catalizador en el ámbito de la resiliencia urbana y servir como punto de partida de referencia en Europa para avanzar hacia ciudades más resilientes frente al cambio climático.