La contaminación del aire es uno de los principales desafíos medioambientales de la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El proyecto iScape ha trabajado durante más de tres años en el desarrollo y la evaluación de una estrategia integrada para el control inteligente de la calidad del aire y las emisiones de carbono en las ciudades europeas, utilizando una metodología de análisis basada en la evidencia.
iScape (Improving the Smart Control of Air Pollution in Europe) forma parte del programa Horizonte 2020, financiado por la Unión Europea. Se ha desarrollado entre septiembre de 2016 y diciembre de 2019 en un contexto de lucha contra el cambio climático y se ha centrado en el reto de reducir los impactos de la contaminación, poniendo el foco en el uso de los llamados sistemas de control pasivo en los espacios urbanos, intervenciones políticas y cambios en los hábitos de la ciudadanía.
A través de varios laboratorios ubicados en seis ciudades europeas -escenarios representativos de diversas culturas y estilos de vida en Europa-, el equipo desarrolló una red de sensores meteorológicos y de calidad del aire (tanto fijos como móviles) y evaluó los beneficios de las intervenciones distrito por distrito y de forma global en cada ciudad.
De esta manera, iScape ha adoptado el concepto de smart city mediante el impulso de la utilización de sensores de bajo coste y del compromiso ciudadano en la búsqueda de alternativas frente a los problemas medioambientales. Así, a través de las pruebas piloto, se han aportado evidencias científicas sobre soluciones que están listas para ser usadas, resultados que se han compartido con responsables políticos y expertos en planificación urbana.
Consorcio iScape
iScape reúne a algunas de las principales instituciones científicas europeas en el área de la contaminación del aire. La estructura del consorcio representa una combinación equilibrada entre habilidades prácticas y teóricas con un equipo multidisciplinar que abarca ámbitos como ciencias ambientales, climatología, arquitectura, economía, física y estadística, entre otros.
Al frente del trabajo ha estado Francesco Pilla, de University College Dublin, que junto con la experta en gestión de proyectos Santa Stibe, ha formado parte del equipo de coordinación de la iniciativa.
Living Labs en seis ciudades europeas
Las ciudades europeas de Guildford (Reino Unido), Dublín (Irlanda), Hasselt (Bélgica), Bolonia (Italia), Bottrop (Alemania) y Vantaa (Finlandia) han acogido los Living Labs de iScape.
Todos estos lugares piloto han facilitado la colaboración, compartido conocimientos multidisciplinares, así como experiencias para avanzar hacia soluciones y estrategias que hagan frente a la contaminación. Esto incluye el compromiso de la ciudadanía, una actividad fundamental para crear valor e incrementar la conciencia pública del control de la polución del aire.
Para crear conversaciones sobre la calidad del aire en Europa, se estableció una plataforma colaborativa en www.livinglabs.iscapeproject.eu. A través del enfoque Living Labs, los socios de iScape desarrollaron diferentes intervenciones experimentales en las seis urbes seleccionadas, evaluando y afrontando el problema de la contaminación del aire desde diferentes perspectivas.
Una de las claves arrojadas por la iniciativa reside en la relevancia del diseño y de la planificación urbana, ya que las ciudades se ven especialmente afectadas por el cambio climático. Así, el informe de resultados del proyecto señala que es tarea de las ciudades anticiparse a posibles efectos negativos y ajustar sus actuaciones con respecto a posibles contratiempos.
Según las conclusiones del proyecto, la infraestructura verde (Green Infraestructure, GI por sus siglas en inglés) afecta a la calidad del aire, y por lo tanto, también a la salud y el bienestar de la ciudadanía. Se entienden como los tipos de GI más comunes árboles, setos, jardines verticales y techos verdes.
Resultados clave
El evento de clausura de iScape se celebró el pasado 8 de noviembre de 2019 en Dublín, uno de los Living Labs del proyecto. Allí se presentaron los resultados clave, de la mano del líder del proyecto, Francesco Pilla.
Una primera intervención en Bolonia se centró en el papel de los árboles como un sistema de control pasivo para gestionar la calidad del aire en el entorno urbano, a través de dos campañas de medición, una en invierno y otra en verano. Una segunda intervención sirvió para estimar los impactos del uso de recubrimientos fotocatalíticos -capaces de absorber partículas- en un edificio, realizando una prueba de concentraciones de contaminantes antes y después de la aplicación de capas. El Living Lab de la ciudad italiana ha revelado que la introducción de nuevas zonas verdes reduce las concentraciones de partículas contaminantes. Mientras que los recubrimientos fotocatalíticos se han demostrado eficaces en la disminución de óxidos de nitrógeno (NOx), aunque su concentración depende también de las condiciones meteorológicas.
En Bottrop, se pusieron en marcha los denominados ‘arboles errantes’, macetas que viajaron por la ciudad para enverdecer temporalmente las calles del centro urbano. Entre los resultados arrojados por la ciudad alemana, se encuentra sobre todo la relevancia de la cooperación entre todas las partes interesadas. La comunicación entre departamentos, el apoyo de decisiones políticas en la implementación de medidas contra el cambio climático, la participación activa de la ciudadanía y una estrategia sostenible de la que se realice un seguimiento se han mostrado imprescindibles.
En cuanto a la capital de Irlanda, el estudio a largo plazo realizado ha proporcionado evidencias sobre los muros de baja altura (low boundary wall o LBW). Gracias a la red de sensores desplegada en Dublín, se pudo evaluar su positivo impacto. Se calcularon importantes beneficios económicos comparados con el bajo coste de los LBW, debido a la reducción del número de personas enfermas y de la tasa de mortalidad.
El proyecto iScape en Guildford ha sido concebido como una plataforma portátil, intuitiva e interactiva para concienciar a la ciudadanía sobre los problemas de la contaminación del aire y el uso de intervenciones de infraestructura verde en la mejora de la salud y el bienestar de la comunidad. La ciudadanía pudo comprobar por sí misma los resultados, que consistieron en una mejora de la calidad del aire gracias a las GI, siendo los setos los más efectivos, seguidos de la combinación de árboles y setos.
La intervención en la ciudad belga de Hasselt ha detectado la existencia de cambios de comportamiento al proporcionar a una muestra de la población una aplicación para observar sus patrones de viaje con respecto a las emisiones de CO2 y el nivel de actividad física.
Por último, la iniciativa en Vantaa ha permitido que residentes, autoridades municipales y otras partes interesadas, colaborasen en un proyecto sobre la influencia de los techos y parques verdes en la calidad del aire. De esta manera, esta ciudad situada en Finlandia reveló una particularidad: en lugar de sufrir los mayores incrementos de temperatura en verano (como ocurre en la mayoría de lugares) lo hace en invierno. Además, destacan de este Living Lab los beneficios económicos derivados de la reducción de partículas de dióxido de nitrógeno.
El informe de resultados completo se puede consultar en la página web de iScape.