Londres, Singapur y Barcelona encabezan el ranking de ciudades que lideran las smart cities en el mundo según un estudio liderado por la Universidad de Glasgow (Escocia) y desarrollado en colaboración con universidades de Países Bajos, Inglaterra y Francia.
En total son 27 las ciudades que forman parte de esta lista de smart cities más importantes del mundo, un número reducido de una lista total de 5.550 ciudades con más de 100.000 habitantes que se incluyeron en este amplio estudio. La investigación se ha basado en un estudio completo de los recursos y documentos que aparecen en sus webs y que versan sobre el concepto de smart city.
Capitales influyentes y evolución como smart city
Entre los hallazgos del estudio, que ha sido publicado este mismo mes de febrero en el «Journal of Urban Technology», centrados particularmente en los aspectos de gobernabilidad de las smart cities, se ha encontrado que la gran mayoría de las ciudades que forman parte del ranking eran ciudades capitales del país al que pertenecían o ciudades catalogadas como capitales del mundo, es decir, ciudades conocidas por su importancia e influencia.
«Nuestro estudio encontró una fuerte presencia de ciudades líderes o de capitales mundiales, revelando una conexión cercana entre la ambición de las ciudades por convertirse en inteligentes y su presencia y posicionamiento global», ha explicado el profesor Simon Joss, del área de Estudios Urbanos de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Glasgow.
Además, el estudio indica que su desarrollo como ciudades inteligentes está estrechamente vinculado al alcance y al compromiso de estas urbes en su idea de ciudad global. El estudio también ha mostrado que la gran mayoría de las ciudades ya cuentan con una reputación mundial como abanderadas de la innovación en materia de smart city.
Tecnología versus avance social
Por otra parte, el estudio muestra que la idea de smart city que tan de moda ha estado en la última década, está más vinculada a mejorar el funcionamiento de una ciudad y a conseguir un enfoque más coordinado que haga la ciudad más eficiente que a la innovación tecnológica y los datos.
«Utilizan la tecnología y los datos como una forma de abordar los desafíos económicos, sociales y ambientales de la ciudad», explica Joss, pero a su vez dice que existe «una tensión constante» entre la ciudad inteligente, definida principalmente en términos tecnológicos, y un enfoque «más orientado hacia un propósito social».