Hasta el 40% de las personas que caminan por las calles de Madrid utiliza alguna herramienta para orientarse. Sin embargo, el 32% de los turistas y el 23% de los residentes se han perdido recientemente según un estudio llevado a cabo por Paisaje Transversal. Esta oficina especializada en proyectos de innovación lleva a cabo, junto a varias empresas, la implantación del proyecto #LeerMadrid, basado en el concepto de ‘wayfinding’, novedoso en España, pero que ya se ha implementado en ciudades como Londres, Nueva York o Río de Janeiro.
¿Qué encierra este concepto y cómo se puede aplicar a la adecuada señalización de las calles de Madrid? La idea la ha desarrollado la empresa londinense Applied Wayfinding que la define como “una técnica que utiliza estímulos sensoriales para ayudar a las personas a entender su entorno y a moverse a través de este”.
“Como vemos, es mucho más que saber a dónde ir, es percepción, interacción y cognición”, señala Iñaki Romero, socio de Paisaje Transversal. Según esta metodología el proceso funciona en cuatro fases: orientación en función de los edificios u objetos cercanos, decisión del camino a seguir para alcanzar un determinado destino, seguimiento del camino decidido a través de señales que permitan verificar que se está llevando a cabo el recorrido elegido, e identificación del destino una vez que éste se ha alcanzado.
Estos expertos de disciplinas como la ingeniería, la movilidad y el diseño, traen ahora la idea a Madrid para desarrollarla junto a los urbanistas de Paisaje Transversal, el estudio de diseño Avanti Avanti y las consultorías Urban Networks/CGR y Dimas García Moreno.
¿Qué tiene que mejorar Madrid con respecto a su señalización?
Una ciudad inteligente debería tenería un sistema de señalización para caminar por sus calles sin que perderse sea lo más probable que pueda ocurrir. Ante la pregunta del estudio de Paisaje Transversal sobre cómo hacían frente a la orientación en la ciudad, la mayoría de los entrevistados se inclinaba por app como Google Maps, otros por mapas en papel, otros dispositivos e incluso preguntando a algún desconocido; pero ninguno de ellos indicó la señalética actual de la ciudad, según cuenta el equipo de urbanistas.
“Muchas de esas herramientas proceden de empresas y organismos ajenos a la Administración municipal. Esto hace que la imagen de la ciudad se fragmente, se someta a intereses comerciales o particulares y que no exista un conocimiento bueno de la ciudad”, explica Romero. A diferencia de otras grandes urbes, la capital no cuenta con un Plan de Señalización Peatonal Integral que aúne todos los sistemas existentes de señalética y que unifique criterios.
Para cambiar esa situación, el Ayuntamiento de Madrid ha tomado la iniciativa de impulsar el proyecto #LeerMadrid, que va muy en línea con su política de fomento del transporte sostenible y la peatonalización de espacios clave de la ciudad como Gran Vía. De hecho, uno de los objetivos de #LeerMadrid es aumentar el porcentaje de personas que caminan por las calles para cubrir trayectos cortos. Ir a pie es el tipo de desplazamiento que menos contamina.
Dentro de la fase de diagnóstico, el equipo realizó, entre otras cosas, mapas cognitivos. “Se trata de pedir a los ciudadanos que dibujen el mapa tal y como ellos creen que son las calles y el tejido urbano”, explica el socio de Paisaje Transversal, “el resultado ha sido sorprendente: desde personas que tiene claro las dimensiones de la ciudad, sus principales ejes o las calles que dirigen a los elementos más importantes del Patrimonio Cultural, hasta personas que solo describían zonas por las que habían pasado ignorando el resto de ciudad por descubrir”.
El estudio y diagnóstico que ha realizado el equipo del proyecto muestra, entre otras conclusiones, que hay lugares tan emblemáticos y céntricos como la Puerta del Sol que no tienen señales para peatones, que no hay una definición clara entre donde empieza un barrio y acaba otro, y los diferentes mapas disponibles (EMT, Metro, BiciMad, etc.) están hechos bajo representaciones y escalas diferentes, lo que no facilita la tarea de orientarse.
Peatones, en el centro de la vida urbana
En el lado positivo, el diagnóstico muestra cómo la identificación de las calles y de los accesos al Metro están claros y bien definidos, aspecto que ayudará al sistema de señalización que se implantará en Madrid. Pero ¿cómo será ese sistema?
El equipo de Paisaje Transversal explica que será una señalética accesible para todo el mundo, con un diseño lo más universal posible y con un concepto que sitúa al peatón en el centro de la vida urbana. La tecnología entra en juego con este sistema, ya que el ‘wayfinding’ contempla todos aquellos estímulos sensoriales que den información del entorno y ayuden a decidir qué camino tomar.
Por eso, #LeerMadrid puede incorporar elementos tecnológicos como paneles informativos que faciliten información en tiempo real y actualizable, que permitan interactuar con turistas y residentes y ampliar información.
Un ejemplo de tecnología aplicada a la señalética basada en el ‘wayfinding’ es el sistema de pantallas digitales que Applied Wayfinding ha desarrollado para Transport for London. Ubicadas en intercambiadores de transporte claves de la ciudad, ofrece mapas con información en tiempo real sobre metro, autobús y sistema de alquiler de bicicletas e incluso información sobre cómo ir a un lugar a pie. Además, se muestra otro tipo de información y anuncios sobre eventos en la ciudad, comercios y ocio.
Proyectos piloto: Gran Vía y Miradores de Vallecas
Los hallazgos del trabajo de diagnóstico del equipo sobre la ciudad, sus habitantes y las necesidades y obstáculos para implementar el concepto ‘wayfinding’ a la ciudad se incluyen en el Plan Director que desarrollará #LeerMadrid, y que comenzará con dos proyectos pilotos propuestos por el Ayuntamiento, en una de las arterias de la capital, Gran Vía, y en los Miradores de Vallecas. Se trata “del primer paso para aplicarlo al resto de la ciudad e incluso a otras ciudades”, explica Iñaki Romero.
Desde el equipo del proyecto señalan que este sistema consigue descongestionar el transporte público, mejorar la salud de las personas a través del ejercicio físico, genera una percepción positiva de la ciudad y reactiva calles menos transitadas y sus comercios, además de lograr que la información de calidad y de interés general prevalezca a la de intereses particulares y comerciales.