Máquinas que muestran un comportamiento inteligente, con capacidad de analizar el ambiente que les rodea y llevar a cabo tareas con cierta autonomía. Así es la inteligencia artificial (IA), una de las tecnologías disruptoras que lleva camino de transforma la economía, la forma de vivir las ciudades y de trabajar. Por eso la Unión Europea ha dado en los últimos días pasos clave para avanzar en la competitividad europea en este ámbito.
«Al igual que hicieron la máquina de vapor y la electricidad en el pasado, la IA está transformando el mundo», declaró en Bruselas Andrus Ansip, vicepresidente responsable del Mercado Único Digital, «plantea nuevos retos que Europa debe afrontar unida a fin de que la IA pueda tener éxito y beneficiar a todos».
Si el pasado 10 de abril los estados miembros firmaba una Declaración de cooperación en este ámbito, ahora es la Comisión Europea la que ha publicado una serie de medidas para que la Unión no se quede atrás en la transformación que supone la IA. Según la Comisión, aproximadamente una cuarta parte de toda la robótica de servicios industriales y profesionales la están produciendo empresas europeas.
Los múltiples usos de esta tecnología dibujan un escenario en el que permitirá una Administración Pública más eficiente, un trasporte más seguro, una industria más competitiva y una agricultura más sostenible. Incluso será una herramienta de lucha contra el delito cibernético y una aliada de la medicina, facilitando diagnósticos más precisos y rápidos. Pero también comporta impactos en el empleo y retos de aspecto ético.
Para tratar de aprovechar los beneficios que ofrece y minimizar los efectos adversos que pudiera ocasionar la inteligencia artificial, la Comisión Europea ha preparado una serie de medidas basadas en un triple enfoque que refuerce la inversión pública y privada en IA, anticipe los cambios socioeconómicos y garantice un marco ético y jurídico adecuado.
Se trata de una iniciativa que de respuesta a la solicitud de los líderes europeos en cuanto a adoptar una política europea común en materia de IA. Con la firma de la Declaración de cooperación en el desarrollo de esta tecnología en la que participaron 24 estados miembros y Noruega, se comprometían a trabajar conjuntamente en el despliegue de la inteligencia artificial y abordar cuestiones sociales, económicas, éticas y jurídicas vinculadas a la IA, entre otros muchos aspectos.
Pero para poder llevar a la práctica estos acuerdos, los estados miembros entienden que es necesario desarrollar un ambiente de confianza y responsabilidad en torno a su desarrollo y uso.
Inversión para el desarrollo de la IA
«Debemos invertir al menos 20.000 millones de euros de aquí a finales de 2020», afirmó el vicepresidente responsable del Mercado Único Digital, «la Comisión está cumpliendo su parte: hoy, damos un impulso a los investigadores para que puedan desarrollar la próxima generación de tecnologías y aplicaciones de la IA, así como a las empresas, para que puedan adoptarlas e integrarlas».
Incrementar la inversión hasta la cifra dada por Ansip supone esfuerzos públicos y del sector privado. Entre las medidas anunciadas por la Comisión se encuentra el aumento de su inversión hasta 1.500 millones de euros para el período 2018-2020 en el marco del programa de investigación e innovación Horizonte 2020.
Se espera que esta inversión genere fondos adicionales de 2.500 millones de euros procedentes de las asociaciones público-privadas existentes, por ejemplo, sobre macrodatos y robótica. Se respaldará el desarrollo de la IA en sectores clave, desde el transporte a la sanidad, se conectarán y reforzarán los centros de investigación sobre IA en toda Europa y se fomentarán los ensayos y la experimentación. Además, la Comisión apoyará también el desarrollo de una «plataforma de IA a la carta» que brindará a todos los usuarios un acceso a los recursos de IA pertinentes en la UE.
Además, se movilizará el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas a fin de facilitar a empresas establecidas y de nueva creación un apoyo adicional para invertir en IA. Con el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas, el objetivo es movilizar más de 500 millones de euros de inversiones totales de aquí a 2020 en una serie de sectores clave.
La Comisión señala que seguirá trabajando asimismo en la creación de un entorno que estimule la inversión. Dado que los datos constituyen la materia prima de la mayoría de las tecnologías de IA, propone también legislación dirigida a hacer disponibles más datos para su reutilización y medidas para facilitar la puesta en común de datos. Esto incluye los datos de los servicios de utilidad pública y de medio ambiente, así como los datos de la investigación y la sanidad.
Previsión de su impacto en el mercado laboral
Si algo va a transformar la IA según los pronósticos es el mercado laboral. Se crearán numerosos puestos de trabajo, pero otros desaparecerán y la mayoría sufrirá transformaciones. La Unión Europea con todos sus estados miembros deben prever este impacto y tomar medidas. Por este motivo, la Comisión insta a los Estados miembros a modernizar sus sistemas de educación y formación y facilitar las transiciones en el mercado laboral apoyándose en el pilar europeo de derechos sociales.
En este sentido ofrecerá apoyo a las asociaciones entre empresas y centros de enseñanza para atraer y mantener en Europa más talento en IA, creará programas de formación especializada con el apoyo financiero del Fondo Social Europeo, y sostendrá la capacitación digital, las competencias en los ámbitos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), el espíritu empresarial y la creatividad.
Según anunciaron los miembros de la Comisión, las propuestas del próximo marco financiero plurianual de la UE (2021-2027) incluirán un mayor apoyo a la formación en competencias digitales avanzadas, incluidos conocimientos específicos de IA.
Implicaciones éticas y jurídicas
El tercer enfoque de este paquete de medidas se centra en los aspectos éticos y jurídicos que acarrea esta tecnología disruptora. Problemas relativos a la responsabilidad o la toma de decisiones potencialmente sesgadas. «Las nuevas tecnologías no deben imponer nuevos valores», explica la Comisión, por lo que presentará directrices éticas sobre el desarrollo de la IA para finales de 2018.
Estas directrices se sustentarán en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, teniendo en cuenta principios tales como la protección de datos y la transparencia, y apoyándose en los trabajos del Grupo Europeo de Ética de la Ciencia y de las Nuevas Tecnologías. Para elaborar las directrices, la Comisión tiene previsto reunir a todas las partes interesadas pertinentes en una Alianza europea de la IA.
Por último, a mediados de 2019, la Comisión publicará también orientaciones acerca de la interpretación de la Directiva sobre responsabilidad por productos defectuosos a la luz de los avances tecnológicos, para garantizar la claridad jurídica para los consumidores y los productores en relación con estos productos.
Plan sobre IA para finales de 2018
Por el momento, la Comisión empezará a colaborar con los estados miembros para disponer de un plan coordinado sobre IA para finales de año. Los objetivos que marca Europa pasan por maximizar el impacto de la inversión a nivel nacional y de la UE, fomentar la cooperación en toda la UE, intercambiar las mejores prácticas y definir el camino que conviene seguir para garantizar la competitividad global de la UE en este sector.
La Comisión también se compromete a seguir invirtiendo en iniciativas esenciales para la IA, incluido el desarrollo de componentes y sistemas electrónicos más eficientes (como los chips específicamente fabricados para las operaciones de IA), los ordenadores de alto rendimiento de primer nivel y los proyectos emblemáticos sobre tecnologías cuánticas y cartografía del cerebro humano.