Aplicar la tecnología a los pasos de cebra dota de inteligencia la gestión del tránsito de vehículos y personas en la ciudad. Algo tan sencillo, pero a la vez fundamental para la seguridad de los peatones en las ciudades, puede transformarse. Al menos esa es la propuesta de Starling Crossing, un paso de cebra que reacciona de manera dinámica y en tiempo real para modificar su diseño, su configuración, su tamaño y hasta su orientación con el fin de priorizar la seguridad de las personas que van a pie.
Este cruce, con capacidad de aprendizaje para adaptarse a las circunstancias del tráfico y las necesidades de los peatones, va mucho más allá que unas meras líneas blancas pintadas sobre el asfalto. Para empezar, funciona mediante luces LED controladas por un software, que pueden verse desde todos los ángulos de la calle, tanto de día como de noche, instaladas en la superficie de la calzada que ocupa el cruce para los peatones. Esta superficie está monitorizada las 24 horas por cámaras.
El sistema ha sido creado en Reino Unido por la empresa londinense Umbrellium, que considera que la tecnología aplicada al tráfico se centra en los vehículos (conectados y autónomos), mientras los pasos de peatones no se actualizan desde que se introdujeron en las ciudades en los años 40.
Teniendo en cuenta que el transporte urbano en la actualidad poco tiene que ver con el de hace 60 años, en Umbrellium entienden que era necesario priorizar a las personas usando la tecnología. Por el momento han desarrollado un prototipo a tamaño real a partir de investigaciones realizadas por el Laboratorio de Investigación del Transporte en Reino Unido (TRL, por sus siglas en inglés).
Las hormigas y su aplicación al aprendizaje profundo
Startling Crossing se basa en el principio de Stigmergy, del que son protagonistas las hormigas. La observación y el estudio de hormigas mostró que, pese a la simplicidad de cada uno de estos insectos, presentan una estructura social muy organizada que les permite completar tareas que van más allá de sus capacidades individuales.
Entre estas tareas se halla la búsqueda de alimentos. Las hormigas encuentran el mejor camino hacia la fuente donde se encuentra la comida siguiendo el rastro de feromonas que dejan otras hormigas. Este principio de atracción del rastro de la hormiga sobre el resto de la colonia, denominado Stigmergy, se ha utilizado en ciencia computacional para desarrollar algoritmos de optimización ante determinados problemas a resolver.
Siguiendo este principio, el sistema Startling Crossing es capaz de monitorizar y adaptarse a largo plazo a los caminos más utilizados por los peatones cuando cruzan la calzada. Umbrellium explica esta capacidad con un ejemplo sencillo. Si las personas que salen de una estación de metro suelen caminar diagonalmente a través de la calzada hacia la entrada de un parque, el paso de peatones puede reconfigurarse para adoptar forma diagonal o, incluso, trapezoidal, y generará tanto en su inicio como en su fin zonas de amortiguación de seguridad para el frenado de los vehículos.
Predicción de movimientos y trayectorias
El paso de peatones funciona como una red neuronal en la que las cámaras rastrean objetos que se mueven por la superficie de la calzada y es capaz de distinguir entre peatones, ciclistas y vehículos. Hace cálculos de sus ubicaciones, sus trayectorias y velocidades, para anticipar hacia dónde pueden dirigir su siguiente movimiento.
A través de su capacidad de aprendizaje profundo, se adapta también a la cantidad de peatones con necesidad de cruzar la vía en función de la hora del día o de la noche que sea. De esta forma, a primera hora de la mañana, en la que se registran pocos viandantes, el paso de peatones solamente aparece cuando se acerca alguien y lo hace en el lugar de la calzada que el sistema ha interiorizado como el más seguro. Por el contrario, en horas en las que es más habitual la presencia de personas a pie en la calle, el paso de cebra se expande de manera automática.
Según sus creadores, Starling Crossing avisa en situaciones de distracción o de peligro. En un día de lluvia se adapta para generar zonas más amplias entre el área de paso del peatón y el área donde aparecerá iluminada la indicación de frenado del vehículo. Si un peatón va mirando el móvil y se acerca demasiado a la calzada, se encenderá una señal de advertencia en su campo de visión.
Si un niño va corriendo a cruzar, se encenderán en la calzada las luces que indican a un ciclista o vehículo cercano la trayectoria del niño. Ante un peatón corriendo por la calle fuera del campo de visión del conductor, el sistema se adapta en tiempo real para llamar su atención sobre la ubicación y trayectoria del viandante que aún no puede ver desde el coche.
Según Umbrellium, este sistema pone a las personas primero, ya que les permite cruzar de forma segura de la manera en que prefieren hacerlo, en lugar de los pasos de cebra tradicionales, en los que solamente se puede atravesar la calzada en un lugar determinado.