La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado la última actualización del informe sobre Calidad del Aire en Europa, donde se calcula que los gases más tóxicos para el ser humano provocan la muerte prematura de más de 500.000 europeos al año. De estas muertes, más de 31.000 corresponden a España.
El documento hace hincapié en que la contaminación del aire que respiramos no es sólo un problema medioambiental, sino también económico y social en una Europa en la que una gran proporción de población y ecosistemas están expuestos a niveles de contaminación que exceden los estándares europeos y los marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, no todos son datos negativos, ya que el estudio hace un repaso de la calidad del aire en Europa desde 2000 hasta 2015 y muestra cómo va mejorando poco a poco gracias a las políticas puestas en marcha a través de las dos directivas relativas a esta materia aprobadas en este periodo de tiempo y a los avances tecnológicos.
Contaminantes más tóxicos para la salud
Pero, ¿cuáles son los contaminantes que más afectan a la salud y de dónde proceden? el informe determina que los contaminantes más perjudiciales son las partículas en suspensión (PM), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (O3). Tanto es así, que las concentraciones de las partículas más finas de entre las PM, las que miden menos de 2,5 micras, fueron responsables de hasta 428.000 muertes prematuras en 41 países europeos solamente en un año, son datos estimados en 2014.
“El informe de la AEMA pone de manifiesto que la mala calidad del aire sigue teniendo consecuencias significativas para la salud” reconocía Karmenu Vella, comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, que aseguraba que la Comisión Europea “se ha comprometido a afrontar este problema”.
Según el documento de AEMA, en el año 2015 hasta el 7 % de la población urbana de la Unión Europea estuvo expuesta a niveles de PM2.5 superiores al valor límite anual de la UE y el 82% a niveles superiores al valor más estricto de la OMS.
El dióxido de nitrógeno fue el causante de la muerte prematura de 78.000 personas en 41 países europeos en 2014 y el 9% de la población de las ciudades estuvo expuesta a niveles de este contaminante que sobrepasaron el valor límite anual de la UE y el valor guía de la OMS a lo largo de 2015.
El tercer contaminante más tóxico para la salud humana, el ozono troposférico, provocó una cifra estimada de 14.400 muertes prematuras en 2014. A lo largo de 2015, el 30 % de la población urbana de la Unión Europea estuvo expuesta a niveles de O3 que sobrepasaron el valor objetivo de la UE. Y aproximadamente el 95% a niveles superiores al valor guía, más estricto, de la OMS.
Los datos relativos a España indican que estos tres contaminantes causaron la muerte prematura de 31.520 personas, la mayoría de ellas por PM 2,5 (23.180), seguidas de las motivadas por NO2 cifradas en 6.740 y las 1.600 muertes vinculadas al O3.
El director ejecutivo de la AEMA, Hans Bruyninckx, consideró que “como sociedad, no deberíamos aceptar el coste de la contaminación atmosférica” e instó a tomar medidas. “Adoptando resoluciones valientes e inversiones inteligentes en transporte, energía y agricultura más limpios, podemos hacer frente a la contaminación y mejorar nuestra calidad de vida”.
Tráfico, agricultura, centrales eléctricas, industria y hogares, fuentes contaminantes
Los cálculos del informe muestran de dónde proceden mayoritariamente los contaminantes que más afectan a la salud. El tráfico rodado es el mayor emisor, seguido de la agricultura, las centrales eléctricas, la industria y los hogares.
Se da la paradoja de que la agricultura, sector sobre el que se hace hincapié en el informe, es uno de los que más contribuyen a la contaminación del aire y la emisión de gases de efecto invernadero y, a su vez, es de los más afectados por sus efectos negativos. La contaminación tiene ya impactos en la vegetación y en la fauna, en la calidad del suelo y del agua. Los gases de efecto invernadero están directamente vinculados al cambio climático que provoca importantes cambios en los ecosistemas.
La mala calidad del aire también tiene repercusiones económicas importantes, ya que incrementa los gastos médicos, reduce la productividad laboral y daña el suelo, los cultivos, los bosques, los lagos y los ríos.
Pese a los datos negativos, el estudio indica cómo han ido bajando progresivamente los datos sobre niveles de todo tipo de partículas contaminantes desde el año 2000, muestra de los resultados que van dando las políticas medioambientales y de la calidad del aire aplicadas en Europa. “Resulta alentador observar que muchos gobiernos europeos, y en especial ciudades, han tomado la iniciativa de proteger la salud de sus habitantes mejorando la calidad del aire. El aire limpio es patrimonio de todos, incluidos los habitantes de las ciudades”, concluyó el director ejecutivo de la AEMA.