La reflexión sobre el impacto que tienen las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en la forma de diseñar y entender el entorno urbano reunió en Madrid a cinco expertos en el mundo de las smart cities en torno a una mesa redonda celebrada en el Espacio Roca Madrid Gallery bajo el título Ciudades Inteligentes y Sostenibles.
“La ciudad tiene que reinventarse y evolucionar”, así de clara se mostró Inés Leal, arquitecto y directora del Congreso Ciudades Inteligentes, y moderadora del encuentro, quien desarrolló un retrato de las ciudades en la actualidad y de los procesos de cambio trascendentales que atraviesan, en relación con la revolución imparable de las tecnologías, la evolución demográfica, la movilidad y el urbanismo, entre otras tendencias.
Leal señaló cómo, actualmente, cualquier actividad está rediseñándose a propósito de la digitalización, por lo que “nuestras ciudades no pueden permanecer ajenas a este hecho”.
En este sentido, la directora del Congreso Ciudades Inteligentes invitó a los expertos de la mesa a analizar si “las herramientas de las que disponemos actualmente para dirigir y planificar esa evolución son las adecuadas o si hay que repensar los procesos de desarrollo de una forma diferente”.
Una planificación inteligente para una verdadera Smart City
Sobre esta reflexión, Enrique Martínez, sociólogo y coordinador del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes del Ministerio de Energía, Turismo Agenda Digital; Tomás Llorente, arquitecto y codirector del Grupo de Trabajo 1 en United for Smart and Sustainable Cities and Communities (U4SSC); Diego Torrico, director de Sector Público y Smart Cities de Vodafone, y Carlos Ventura, ingeniero de Telecomunicaciones y jefe del Departamento de Smart City del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, abordaron la influencia que el avance de las TIC tendrán en la planificación, diseño y gestión de las ciudades a partir de ahora.
Los cuatro expertos se mostraron de acuerdo en que la tecnología no es la solución a los retos a los que se enfrentan las ciudades si no hay una buena planificación en su implementación y uso. Para Diego Torrico, “tener un plan claro ante el reto global de la digitalización” es lo que permitirá a España y sus ciudades situarse en una buena posición respecto al resto del mundo.
Una «carrera» ante la evolución de la tecnología
En este sentido, consideró que “vamos lentos” en lo que entiende como “una carrera” ante dos situaciones clave: “tenemos ciudades contaminadas y estas ciudades antes competían con otras de su entorno, pero esto ha cambiado, ahora compiten con otras ciudades del mundo”.
Por su parte, Enrique Martínez señaló que “es cierto que la tecnología ayuda a la ciudad, pero hay que darle un enfoque de política pública”, añadiendo la importancia de “analizar lo que nos está pasando, factores como la presión excesiva sobre el consumo de los recursos, desigualdades, etc., hacer nuestro diagnóstico, porque una máquina no es la solución a cualquier cosa”.
Los datos como base de mejora para las Ciudades Inteligentes
Partiendo de la importancia de analizar la realidad de las ciudades, Tomás Llorente puso de relieve la utilidad de los datos “para ver lo que está pasando en la ciudad y ver cómo aterrizar la tecnología en las ciudades”. En su opinión “los datos son los cimientos de la capacidad que tienen las ciudades para mejorar”.
La experiencia práctica de lo que la tecnología puede aportar a la mejora de los servicios públicos la aportó Carlos Ventura, quien recalcó que “con datos y tecnología podemos facilitar la vida al ciudadano y dar una respuesta más rápida, es un elemento facilitador”.
Procesos obsoletos frente a herramientas del siglo XXI
Durante su presentación, Inés Leal señaló que la ciudad inteligente permite una gestión eficiente de los servicios urbanos y sociales, con una visión integrada global basada en datos y necesidades reales.
Para la directora del Congreso Ciudades Inteligentes, las urbes del futuro serán “flexibles, adaptables a nuevas formas de vivir y trabajar, permitirán una nueva apropiación del espacio público, nuevas funcionalidades, nuevos usos, consumos colaborativos, sin duda, una enorme transformación que inevitablemente afectará a su concepción física”.
Sin embargo, la realidad no siempre facilita estos cambios y puso sobre la mesa la necesidad de “cambiar los procesos” actuales, ya que “dentro del urbanismo es todo demasiado rígido”. En este sentido, planteó a los miembros de la mesa si, en estos momentos, se puede actuar sobre la marcha en urbanismo, con la ayuda de la tecnología, a partir de información y datos.
La respuesta de los expertos fue clara. Desde la visión del arquitecto Tomás Llorente existe un punto de fricción constante entre los planes generales de ordenación, que define como “herramientas del siglo XIX” frente al uso de otra herramienta, “la tecnología del siglo XXI”. Llorente apostó por “ser más flexibles con respecto a la permisividad en la aplicación de las ordenanzas” para poder adaptar las nuevas tecnologías que demanda la ciudad inteligente.
Enrique Martínez recordó cómo los estudios sobre necesidades de cambios en el planeamiento urbano “se hacen relativamente rápidos”, pero la aprobación de esos cambios “es muy lenta”. Sobre esta cuestión se pronunció el responsable de Smart City de Rivas Vaciamadrid y miembro de la Red Española de Ciudades Inteligentes, puntualizando que RECI ya trabaja para que los nuevos planes urbanísticos de los nuevos barrios dispongan, por ejemplo, “de las herramientas necesarias para garantizar el uso de energías renovables y una movilidad eléctrica sostenible”.