¿Qué debe tener una emblemática ciudad europea para ser considerada inteligente y, por tanto, sostenible? Una de las posibles respuestas la tiene el arquitecto Vincent Callebaut, quien ideó el proyecto París Smart City 2050 en el que imagina (y pone sobre el papel) edificios con aspecto cercano a la ciencia ficción, pero capaces de ser generadores de energías renovables. Edificios bioclimáticos y de energía positiva para conformar el perfil de una ciudad que quedará en la historia como símbolo de la lucha contra el cambio climático con la firma del Acuerdo de París.
La capital francesa despidió el año 2016 con los niveles de contaminación más altos de los últimos años. Tanto es así, que las autoridades tuvieron que imponer el sistema de tráfico alternado por el que los vehículos podían circular determinados días, dependiendo de su matrícula.
Francia tiene previsto reducir en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, una cifra que llega al 75% para 2050. Al menos, es el objetivo marcado en la Estrategia Nacional Baja en Carbono, objetivos que también quiere alcanzar la capital.
Vincent Callebaut y su idea París Smart City 2050
En este escenario, el proyecto de Vincent Callebaut, presentado al Ayuntamiento de París junto con la consultora Setec Bâtiment, se basa en el diseño y desarrollo de ocho edificios de gran altura que otorgan protagonismo a la naturaleza, integrándola en el mismo corazón de la ciudad de la luz. Torres que permitirán aumentar la densidad de la ciudad frente al urbanismo expansivo en horizontal y generan, incluso, más energía de la que usan.
Según explica el arquitecto en París Smart City 2050, el planteamiento de esta visión futura para una ciudad inteligente, incluye nuevos modos de vida ecorresponsables que basan la calidad de vida de los habitantes de la ciudad en el respeto al medio ambiente.
Los ocho prototipos de torres propuestas, integran energías renovables y reciclaje a través de sistemas innovadores y son capaces de convertirse en generadores de electricidad, además de incorporar los principios de la arquitectura bioclimática. Cada uno de ellos responde a rasgos que tienen que estar presentes en una smart city y presenta características clave para una ciudad sostenible.
Torres montaña contra la gentrificación
Evitar las islas de calor, controlar la nube de contaminación sobre la ciudad y alejar el fenómeno de gentrificación del centro de la ciudad, son objetivos que quieren cumplir estas ‘torres montaña’, capaces de ser autosuficientes energéticamente a partir de tres tipos de energía renovable integradas en el diseño de este prototipo de edificio bioclimático.
La propuesta del estudio de arquitectura ubica sus ‘torres montaña’ en el céntrico distrito uno de la ciudad, concretamente en la elegante calle Rivoli, que se prolonga tres kilómetros. La propuesta se basa en torres con forma de montaña bioclimática que integra las energías renovables en el tejado, fachada e interior del bloque. Su propuesta permite triplicar verticalmente el alojamiento en cada bloque de viviendas, que se alimenta con energía renovable de tres tipos.
Dos paneles solares fotovoltaicos y térmicos con formas inspiradas en alas de libélulas permiten producir electricidad y calentar el agua sanitaria a lo largo del día. Además, una bomba de energía hidroeléctrica genera una cascada de agua que fluye desde la parte superior de la torre y evita la necesidad de baterías para almacenar la electricidad producida en horas de sol. La propuesta incluye el reciclado y purificación de agua mediante fitopurificación y biocompostaje para el cuidado del jardín que rodea a los pisos de las torres.
Edificios descontaminantes
Vincent Callebaut apuesta por crear un corredor ecológico de 23 kilómetros a lo largo del trazado de una antigua línea de ferrocarril, Le Petite Ceinture, que se encuentra abandonada. Vegetación y espacio para la circulación en bicicleta y a pie, son las propuestas que combina con un nuevo prototipo de torre de energía positiva y que denomina ‘antismog’ (antipolución) o descontaminante.
Los bloques cuentan con huertos urbanos que se despliegan verticalmente alrededor de las torres. Éstas son capaces de descontaminar el suelo aplicando técnicas de fitopurificación hidropónica y filtran la polución de la atmósfera mediante su estructura fotocatalítica a partir de dióxido de titanio, material con propiedades descontaminantes.
Las torres toleran una alta densidad urbana de viviendas y poco impacto en cuanto a uso de suelo. Cada edificio es capaz de producir electricidad a través de la integración de aerogeneradores en las fachadas, permite almacenar el agua de lluvia en el tejado a través de un material flexible fotovoltaico que aprovecha la energía solar y utiliza tubos para dotar de refrigeración y calefacción geotérmica a las viviendas, que aprovechan la diferencia de temperatura de los túneles de la vieja línea ferroviaria.
Montparnasse: edificios bioclimáticos y fotosintéticos
En este caso, el proyecto se centra en mejorar los impactos estéticos y energéticos de la actual torre Montparnasse, una de las más altas de Francia, transformándola en un parque vertical abierto al público y añadiendo nuevos jardines de microalgas verdes, cultivadas sobre muros cubiertos de foto-biorreactores capaces de captar la energía solar térmica y de generar a la vez biomasa para la climatización de las viviendas.
Los biorreactores, además, mejoran la inercia térmica permitiendo hasta el 50% de ahorro en calefacción y aire acondicionado. El CO2 se utiliza como nutriente para las algas que crecen con la radiación solar.
El objetivo de esta parte del proyecto es convertir la torre Montrparnasse en un ecosistema neutro en carbono con forma de parque público vertical con varios pisos. Su techo, se trasformaría en una laguna de fitopurificación para recicla las aguas usadas del edificio. Este modelo de edificio bioclimático y con capacidad para hacer la fotosíntesis, puede ser replicable en otras torres de la zona.
Torres nido de bambú
Este proyecto, dentro de la ambiciosa propuesta de Vincent Callebaut para convertir París en una smart city en 2050, se centra en el distrito trece de la ciudad y, concretamente, en la zona de Massena, un área de gran concentración de torres, que según explica el estudio de arquitectura de Callebaut, “será el emblema de la repatriación de la agricultura urbana vertical en el corazón de la capital”.
Propone envolver las torres con un ecoesqueleto de bambú trenzado con dos funciones principales. Por una parte, soportar la sobrecarga de balcones individuales de huertos comunitarios que rodearán las viviendas y, por otra parte, acelerar la fuerza de los vientos gracias a la forma del trenzado de bambú, para aumentar la salida de aerogeneradores de tres palas que se incorporarán en estos armazones.
La principal fuente de energía de este proyecto será una planta termodinámica para transformar agua en vapor, que permitirá que otras turbinas eólicas implantadas en los techos, giren, permitiendo que los alternadores produzcan electricidad constantemente.
Un panal de huertos y viviendas autosuficientes
Barrios más periféricos que crecieron a raíz de la Revolución Industrial con edificios de viviendas para los obreros, también están contemplados en el proyecto París Smart City 2050, dándole un nuevo sentido al concepto, algo peyorativo, de ‘edificios colmena’, vinculados tradicionalmente a grandes bloques de viviendas de escasa calidad y espacio.
El proyecto quiere duplicar la altura de estos edificios mediante un tipo de arquitectura que permita crear pequeñas casas individuales y unidas entre sí, como un nido de abeja, y huertos suspendidos para cada una de ellas. Diseña un módulo de vivienda estándar y prefabricado con techos cubiertos por paneles solares térmicos y fotovoltaicos. Para sus calles, apuesta por una iluminación autosuficiente basada en un tipo de farola con una turbina eólica axial incorporada.
Granja urbana vertical
Esta parte del proyecto quiere darle un nuevo valor a la zona de Aubervilliers, en el noreste parisino, por donde pasa una vía de circunvalación de la ciudad. Pretende articular mediante corredores ecológicos tres torres con viviendas y amplia vegetación, ubicadas en lo que denomina un «bosque urbano» situado sobre el túnel de la circunvalación.
Sobre él, se construirían las tres torres que mezclan viviendas con espacios agrícolas cultivados por sus propios habitantes en cada uno de las plantas de cada edificio, que presentan una apariencia de grandes piedras apiladas. Con ello, tratan de reintegrar la producción de alimentos a nivel local reduciendo la huella ecológica que generan sus habitantes.
Estas torres mixtas se alimentan de biomasa, energía solar fotovoltaica y térmica, así como turbinas eólicas. Contempla la implantación de una red domótica y reciclan los residuos orgánicos por compostaje anaeróbico, así como el agua, a través de fitopurificación.
Un manglar urbano de energía positiva
Torres de energía positiva con forma de vegetación propia de manglares, con ramas que se enredan y diseñadas para que su huella de carbono sea nula. Esa es la propuesta de París Smart City 2050 para la estación e intercambiador de transportes multimodal ‘Gare du Nord’, que acoge cada día más de 700.000 viajeros.
Este ‘manglar urbano’ está formado por torres que parten directamente de los andenes de la estación, que dispondrán de sensores piezoeléctricos. Las fachadas tubulares de las torres tendrán la capacidad de producir electricidad mediante electrólisis y, además de ser autosuficientes, también serán descontaminantes por su estructura con dióxido de titanio. Estas torres darán cabida a oficinas, hoteles y viviendas.
Puentes habitados sobre el Sena
Edificios de energía positiva sobre un puente, que se alimentan de la energía cinética del río, mediante turbinas hidroeléctricas, para calentar las viviendas y hoteles de las dos torres de más de 200 metros de altura que configuran los nuevos puentes contemplados en el proyecto para la ciudad. Es otra de las ideas disruptivas de París Smart City 2050.
Ambos puentes, “con siluetas de medusas que salen del agua”, podrán alojar un gran número de personas y se presentan como respuesta a la crisis de la vivienda en la ciudad de París. Según sus creadores, “el puente habitado reforzará el simbolismo de la ciudad con una nueva forma de innovar en materia urbana y social en términos de viviendas colectivas limpias y con cero emisiones de carbono y residuos”.