¿Qué papel tiene el agua dentro de una estrategia de ciudad inteligente? ¿Cómo afrontar los riesgos a los que se enfrentan las ciudades frente al cambio climático en relación con el agua? La resiliencia de una ciudad también se construye en base a su capacidad para dar respuestas ante la presión que el crecimiento urbano ejercerá sobre la disponibilidad de este bien natural y fundamental para la vida. El informe de Climate-KIC Towards Water Smart Cities aborda este aspecto aportando su visión con respecto al desarrollo de la ciudad inteligente y su gestión del agua, basada en las tecnologías, la eficiencia y la propia naturaleza.
El estudio incorpora recomendaciones para la gestión eficiente y sostenible del agua a diferentes escalas, desde una vivienda hasta un distrito y una ciudad inteligente. El documento es el resultado de dos talleres desarrollados en Copenhague (Dinamarca) y Amsterdam (Holanda) del que surgió un proyecto para desarrollar una ‘calle de innovación verde’ y que, podría convertirse en realidad en la ciudad holandesa de Almere, que acogerá una exposición mundial sobre horticultura, prevista para 2022.
Situación de partida
El documento cita el Informe de Riesgos Globales 2016 del Foro Económico Mundial que identifica las crisis del agua como el mayor riesgo al que se enfrentará el mundo en las próximas décadas. Según este informe, las inundaciones ocurren cada vez con más frecuencia y causan mayores daños en áreas urbanas. A su vez, la escasez de agua supone una preocupación creciente. “Una de cada cuatro ciudades ya está estresada por el agua y el cambio climático y la urbanización aumentarán el riesgo de escasez de agua en las cuencas periurbanas”, señala el informe de Climate-KIC.
Esta realidad lleva a la necesidad de diseñar una transición en los sistemas de planificación urbana y gestión del agua. “Tenemos que repensar la manera en la que gestionamos el agua en nuestras ciudades para crear ciudades verdes, resilientes y circulares, las llamadas ‘Water Smart Cities’”.
Rediseñar las ciudades: innovación y cocreación
En las Ciudades Inteligentes del Agua (Water Smart Cities, en el informe de Climate-KIC) la colaboración entre empresas, autoridades públicas, investigadores y ciudadanos juega un papel esencial para asegurar una transición rápida. Por eso el estudio elaborado a partir de los talleres de cocreación en Amsterdam y Copenhague, proponen rediseñar ciudades, pasando de urbes drenadas a ciudades inteligentes, con el fin de restaurar la capacidad de drenaje natural de éstas. Explica que una ciudad con tratamiento inteligente del agua, integra la planificación urbana con la gestión del agua y la trata “como un recurso en lugar de una molestia”.
Por otra parte, el documento señala cómo la adaptación al clima supondrá la creación de grandes oportunidades de negocio e innovación. La combinación de soluciones tecnológicas inteligentes, de ingeniería civil y soluciones basadas en la propia naturaleza, facilitará la transición. Numerosas empresas ya trabajan en el suministro de soluciones para la gestión inteligente del agua en la ciudad y este mercado, junto a la necesidad de soluciones inteligentes, seguirá creciendo, según vaticina el estudio.
Por otra parte, se hace referencia a la importancia de la cocreación. Y para ello, apuesta por invertir en proyectos de demostración y experimentación en las propias ciudades, invertir en “laboratorios vivos” en los que gobiernos, investigadores, empresas y ciudadanos, prueben y supervisen enfoques de adaptación innovadores y basados en la propia naturaleza.
Hoja de ruta de transición hacia la Ciudad Inteligente del Agua
Para alcanzar el estadio de gestión inteligente del agua y convivencia integrada y natural entre este recurso natural y la vida urbana, se ofrece una hoja de ruta que pasa por seis puntos de acción:
- Identificación de desafíos y oportunidades: es el primer paso para hacer una ciudad habitable y deben estar vinculados al sistema de agua y la vida en la ciudad, así como con otros ámbitos esenciales como el clima, la energía y la seguridad. “De este análisis se puede definir un nuevo contrato hidrosocial entre la ciudad, los ciudadanos y las empresas”.
- Definir la visión de Ciudad Inteligente del Agua: cada ciudad tiene sus propias circunstancias, por lo que el siguiente paso es definir qué visión de ciudad inteligente con respecto al agua se debe establecer y compartir e integrar esa visión en todos los ámbitos de actuación y con todos los actores.
- Buscar oportunidades de cocreación: es el primer avance hacia la implementación de esa ciudad con gestión inteligente del agua. Se trata de definir acciones nuevas a llevar a cabo o ajustar proyectos ya planificados incorporando la perspectiva de una gestión inteligente del agua. Es el momento explorar las oportunidades de cocreación uniendo los objetivos de adaptación al cambio climático con los proyectos de infraestructuras previstos.
- Codiseñar soluciones: Gobierno, ciudadanos, empresas, centros de investigación y expertos analizan las posibles medidas a adoptar, desde la visión de ciudad inteligente que se haya definido previamente, con el fin de que las medidas sean las óptimas para los objetivos de integración de gestión inteligente del agua.
- Definir el modelo de negocio: al final es fundamental la viabilidad en la implementación de las medidas de ciudad inteligente, por lo que es fundamental elegir qué tipo de negocio se quiere desarrollar teniendo en cuenta ventajas, inconvenientes, costes y riesgos.
- Implementar y evaluar mediante proyectos piloto, laboratorios urbanos en áreas reales, proyectos a pequeña escala y también a gran escala, es fundamental el seguimiento y evaluación de las medidas adoptadas. En este sentido juega un papel importante el monitoreo de los datos que podamos obtener a partir de las soluciones tecnológicas implementadas y su análisis, con el objetivo de mejorar continuamente en base a evidencias.
Soluciones Smart Water
Siguiendo la idea por la que apuesta Climate-KIC desde el principio del documento, basada en la combinación de soluciones técnicas, naturales y de eficiencia, propone llevar a cabo medidas que permitan restaurar la capacidad natural de drenaje de las ciudades introduciendo soluciones que hagan posible la retención del agua de lluvia y mejorar la capacidad de infiltración reduciendo las superficies con pavimentos impermeables.
También habla de potenciar los sistemas de recolección y almacenamiento del agua de lluvia en techos y otras superficies, potenciar el tratamiento del agua para protegerla de contaminantes mediante tiras de filtros y humedales, entre otros, así como llevar a cabo una gestión inteligente de este bien con sistemas que permitan tener una previsión meteorológica a largo plazo y, de esa forma, poder aumentar la capacidad de almacenamiento si los datos nos dicen que es necesario.
En cuanto a medidas más centradas en la eficiencia y la gestión circular de este recurso, el documento apuesta por reducir el uso del agua a partir de la sensibilización y las soluciones técnicas que reducen el gasto de este bien como, por ejemplo, las duchas de ahorro de agua. Propone el almacenamiento de mayores cantidades de agua de lluvia en tejados y pavimentos y la reutilización de aguas pluviales y aguas grises residenciales para el riego.
En informe concreta todas estas medidas en un decálogo a aplicar desde pequeña a gran escala, empezando por una vivienda, para seguir en un distrito urbano y terminar aplicando una gestión eficiente a nivel de lo que denomina una Ciudad Inteligente del Agua.