Este lunes comenzó en Marrakech (Marruecos) la 22ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP22), tres días después de la entrada en vigor del histórico Acuerdo de París, por el que los países firmantes se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales y a trabajar para que este aumento no rebase los 1,5 grados.
El acuerdo tomado en la Cumbre celebrada en la capital francesa hace un año, también reconocía el papel de las ciudades, entre otros actores como la sociedad civil y el sector privado, en esta lucha contra los impactos catastróficos del calentamiento global. De esta forma, invitaba a las ciudades a esforzarse y apoyar las acciones necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar su resiliencia ante situaciones adversas relacionadas con los problemas medioambientales.
Desde entonces, numerosos han sido los mensajes que han destacado la responsabilidad de las ciudades en el consumo desbocado de recursos y, a la vez, su derecho a tener un rol esencial en el cambio hacia una economía libre de carbono con la que poder cumplir los objetivos comprometidos en París.
Las ciudades son responsables del 70% de las emisiones de carbono en el mundo, por lo que es fundamental que autoridades locales, regionales y gubernamentales tomen medidas de calado, tal y como pedía el secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, en el acto público de entrada en vigor del Acuerdo de París. Todavía nos encontramos en una carrera contra el tiempo. Necesitamos hacer la transición hacia un futuro de bajas emisiones y resiliencia al clima. Les pido que sigan luchando. Hagan rendir cuenta a los Gobiernos. Presionen para la acción
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Transición energética en las ciudades
Pero, más allá de advertir sobre los peligros del cambio climático y la responsabilidad de las ciudades como emisoras de carbono, ¿qué acciones concretas deben tomar las autoridades locales para guiar a las ciudades en esta lucha?. La incorporación de las energías renovables en edificios, las opciones sostenibles de transporte y la creación de sistemas integrados de energía urbana, son las tres grandes áreas de actuación prioritaria de las urbes, según indica el informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía Renovable (IRENA) bajo el título ‘Energía Renovable en las Ciudades’, recientemente publicado y dado a conocer en el marco de la conferencia Hábitat III, el pasado 18 de octubre en Ecuador.
En este momento, las renovables suministran sólo el 20% de la energía que consumen los edificios y los transportes en las ciudades, pero éstas tienen una oportunidad sin precedentes para transformar y descarbonizar su suministro y su uso, según el informe. IRENA analiza el consumo de energía en un total de 3.649 ciudades y evalúa su potencial para ampliar las fuentes renovables en 2030. El informe no facilita una receta única para esta transición energética, ya que considera que cada ciudad debe utilizar ese potencial para aumentar de manera rentable el uso de las renovables a nivel local.
Ofrece una visión optimista y destaca las mejores prácticas de ciudades de todo el mundo, muestra lo que es posible hacer y qué políticas se necesitan para permitir el cambio, además de mostrar ejemplos concretos de cómo los actores de la ciudad pueden acelerar la transición a nivel local actuando como planificadores, reguladores, financiadores y operadores de infraestructura urbana.
En este sentido, Adnan Z. Amin, hizo hincapié en la necesidad de repensar todo el panorama energético urbano, lo que requiere una planificación rigurosa y una toma de decisiones holística. La energía renovable, combinada con la eficiencia energética, impulsará el crecimiento futuro de las ciudades. Debemos asegurar que esta transición ocurra lo antes posible
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Renovables en edificios
Edificios de uso residencial, comercial e institucional es uno de los tres grandes campos de actuación de las ciudades a través del uso de tecnologías y la puesta en marcha de políticas renovables para satisfacer las necesidades energéticas de estas construcciones. En los inmuebles de entornos urbanos es fundamental un cambio en las necesidades de calefacción y agua caliente, electricidad y cocina.
El informe destaca experiencias positivas, entre ellas la de Barcelona, única ciudad española junto con Olot, incluida entre las buenas prácticas señaladas en el documento. Destaca que la capital condal fue la primera ciudad en Europa en introducir una ordenanza por la que el 60% del agua caliente suministrada en edificios debía tener origen termosolar.
También destaca los programas de fomento de cocinas limpias mediante el acceso a la financiación y la difusión del uso de cocinas mejoradas y alimentadas con biomasa sólida en ciudades africanas como Malí, Ghana, Uganda y Kenia.
Transportes de energía sostenible
En este ámbito de actuación, uno de los más importantes debido al consumo que suponen los sistemas de transporte urbano poco sostenibles, como los vehículos de gasolina y gasoil, el informe recuerda las medidas llevadas a cabo en numerosas ciudades. Destaca que la ciudad de Oslo (Noruega) es la de mayor densidad de vehículos eléctricos en todo el mundo, en un país en el que casi uno de cada cuatro coches vendidos es eléctrico.
En cuanto al transporte público, además de las prácticas llevadas a cabo en Nueva Delhi, Monterrey o Medellín, el informe señala el sistema de metro de Santiago de Chile, el segundo más grande de Sudamérica y en el que en 2018, el 42% de la energía que consuma será de origen solar y un 18%, será eólica.
Sistemas energéticos urbanos sostenibles e integrados
La ciudad como fuente de generación de su propia energía mediante tecnologías no contaminantes y optimización de la electricidad a través de redes inteligentes, es una de las principales recomendaciones del informe IRENA para un futuro sostenible de los entornos urbanos. En este sentido y, además de destacar la importancia que tienen las políticas en materia energética, el informe pone de relieve los métodos llevados a cabo en algunas ciudades.
Uno de los más completos es el desarrollado en la ciudad coreana de Jeju, donde en 2009 dio comienzo un programa basado en redes inteligentes a gran escala con el objetivo de generar una smart grid nacional para 2030. Este sistema incluye contadores inteligentes, transmisores de energía y equipos de distribución, así como un sistema de precios de la electricidad en tiempo real y la integración del vehículo eléctrico en estaciones de recarga.
Pero también señala la experiencia de Nairobi, donde se instalaron luminarias LED que funcionan mediante energía solar, o el caso de la región alemana de Ruhr, donde se utiliza el calor procedente de residuos industriales para calentar 500.000 hogares.