La cantidad de datos que ha producido la humanidad en los últimos 10 años es superior a la que acumuló en toda su historia anterior, por eso procesar toda esa información es uno de los grandes retos que tienen los investigadores del mundo de la informática, según explicaron los expertos reunidos en Salamanca en el XVII Congreso Internacional en Fusión de Información (FUSION 2014), sobre gestión de información que tuvo lugar la semana pasada.
Este congreso internacional, impulsado por la International Society of Information Fusions (ISIF) y organizado por las universidades de Salamanca y Carlos III de Madrid, congrega a unos 500 expertos en el desarrollo de sistemas militares y civiles que tratan de integrar datos procedentes de cualquier fuente, como satélites, radares y sensores de diverso tipo.
Es una tecnología muy flexible que se puede utilizar en campos muy diversos
, ha explicado James Llinas, investigador de la Universidad de Nueva York en Buffalo, que ha puesto varios ejemplos curiosos. Uno de ellos es la posibilidad de realizar predicciones sobre la extinción de los rinocerontes en África por culpa de la caza furtiva, ya que su cuerno tiene un gran valor. Al fusionar datos como el número de cazadores estimado, el número de cadáveres que se encuentran o las imágenes por satélite que informan sobre el movimiento de vehículos de cazadores, un sistema informático puede vaticinar de manera muy aproximada lo que puede ocurrir con esta especie en los próximos años.
Detrás de estos cálculos hay científicos que tratan de perfeccionar los algoritmos necesarios para optimizar la fusión de datos, aunque en la actualidad se habla más de fusión de información
, ha puntualizado Llinas, puesto que se ha pasado de trabajar con datos electromecánicos como imágenes y sonidos, a trabajar con información semántica.
La idea es que un dato en sí mismo no me da suficiente información
, explica Sergio Velastin, profesor chileno de las universidades Carlos III de Madrid, Santiago de Chile y Kingston (Reino Unido). Por ejemplo, puedo escuchar hablar a una persona, pero si también tengo su imagen, las expresiones faciales me aportarán algo más
, agrega. En definitiva, unir diferentes tipos de datos y presentarlos de forma global es el gran valor que aportan estas tecnologías.
Una de las claves para lograrlo es que los datos que el ser humano produce en la actualidad se almacenan en su mayor parte en formato digital y esto significa que pueden ser procesados por un ordenador. El problema es que la captación aumenta de forma exponencial y la capacidad de procesamiento va muy por detrás.
En este sentido, Juan Manuel Corchado, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de Salamanca, ha puesto un ejemplo revelador basado en una experiencia personal de hace algunos años: en un viaje en barco entre el Reino Unido y las Islas Malvinas que duró un mes se obtuvieron tal cantidad de datos científicos que tardaron cinco años en ser procesados.
Cámaras inteligentes
En la actualidad, existen redes que monitorizan datos de forma continua, según han explicado los investigadores. Sólo en el Reino Unido existen unos seis millones de cámaras de vigilancia para una población de 60 millones de personas, es decir, una por cada 10 personas. Es evidente que no puede haber personas observando continuamente todas esas cámaras, así que es necesario analizar la información de forma automática y desarrollar sistemas que alerten únicamente si se produce algún acontecimiento extraordinario o anormal.
En este sentido, aparece el conflicto entre seguridad y privacidad, un debate que va más allá de lo científico y de lo tecnológico, puesto que debe ser la sociedad la que decida cuál es el equilibrio ideal, en opinión de los especialistas.
Una de las líneas de investigación que se podrían desarrollar en este campo sería la eliminación automática de la información irrelevante para evitar la ingente acumulación de datos que se sufre en la actualidad, pero realizar este tipo de acciones implica decidir de antemano qué información es inútil, algo muy difícil de establecer, aunque ya hay algunas ideas. En el Reino Unido un policía no puede parar a un ciudadano si no lo encuentra realizando alguna acción sospechosa. Pues bien, este mismo principio se podría aplicar a la captura de datos
, comenta Sergio Velastin.
De la Guerra Fría a las aplicaciones civiles
La investigación en fusión de datos está muy vinculada al campo militar, puesto que nació en la Guerra Fría en el intento de obtener información sobre la Unión Soviética y los países de su entorno. La tecnología comenzó a desarrollarse y se necesitaban algoritmos para organizar los datos de todos los sistemas
, comenta James Llinas. En particular, este congreso surgió por iniciativa de los investigadores estadounidenses que se ocupaban de estos temas y el formato se mantiene en la actualidad aunque sus objetivos hayan cambiado. Gary Toth, investigador que trabaja en la Marina de Estados Unidos, ha apuntado que su departamento ayuda a financiar proyectos de investigación de universidades y empresas que pueden resultar útiles.
Aún hoy la mayoría de los ponentes son americanos y, en el caso de esta cita celebrada en Salamanca, el 95% proceden del extranjero, muchos de ellos, relacionados con la OTAN. Mientras que en el campo militar la tecnología de fusión de datos ha permitido integrar información de aviones, submarinos y satélites en tiempo real para ponerla al servicio de operaciones militares, tal y como ha explicado Darin Durham, presidente de ISIF; en el campo civil se han desarrollado muchos otras aplicaciones que pueden servir para aumentar la seguridad de las transacciones bancarias o para evitar accidentes en autopistas, según alguno de los ejemplos que han puesto los expertos.
El grupo de investigación BISITE ejerce de anfitrión en esta cita y también trabaja con tecnologías de fusión de datos. De hecho, la mayor parte de sus proyectos tienen algún componente relacionado con esta especialidad, según ha explicado Juan Manuel Corchado, que lidera este equipo.