Setenta expertos internacionales que participan en la reunión ‘Fomentant solucions de mobilitat urbana sostenible’, organizada por ONU-Habitat, estudian el modelo barcelonés. La movilidad está completamente vinculada a la planificación y el diseño urbano de las ciudades, según los expertos que han participado en la reunión ‘Fomentant solucions de mobilitat urbana sostenible’, organizada por el Ayuntamiento de Barcelona y el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU-Habitat.
Durante el debate, celebrado en Barcelona, se han compartido experiencias de transporte público de ciudades tan distantes como Curitiba (Brasil) o China. En el caso de Barcelona, además, se ha presentado el proyecto de la nueva red de bus que se está llevando a cabo en la ciudad, como ejemplo de movilidad sostenible. La nueva red optimiza recorridos mejorando al mismo tiempo las frecuencias de paso de los vehículos, con lo que logra un servicio más eficiente y más eficaz para los usuarios.
Durante la reunión se ha puesto como ejemplo Barcelona, ya que es una de las ciudades más importantes del mundo que ha desarrollado un progreso significativo en la promoción de la movilidad eléctrica. El acontecimiento ha servido para poner Barcelona como ejemplo de buenas prácticas que hay que replicar en otras ciudades
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Según el plan explicado por Barcelona, se trata de garantizar toda la cadena de valor para la movilidad eléctrica, en coche, taxi, autobús, motocicleta o mercancías de última milla, para asegurar la fabricación, la infraestructura y red de recarga necesaria y las políticas de movilidad adecuadas que garantizan, al final, que se trata de una oferta atractiva para el cliente o usuario.
Según las conclusiones de los expertos reunidos en Barcelona, la apuesta decidida por los vehículos eléctricos proporciona una oportunidad para restringir emisiones del transporte y contribuir a contener el aumento de la temperatura global del planeta. Según la Agencia de Energía Internacional, el uso masivo de vehículos eléctricos para el 2050 puede contribuir a reducir un 30 % las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos.