La empresa especializada en Ingeniería Ambiental, Industrial, Aeronáutica y Telecomunicaciones, Seedwind, ha elaborado un decálogo, basado en modelos de excelencia que ya están funcionando en algunas ciudades, con una serie de características que, según la empresa, toda smart city debería tener.
- Gestión de aparcamientos: Con los nuevos aparcamientos inteligentes se pretende crear una zona de estacionamiento ubicada a las afueras de la ciudad, pero interconectada con la zona metropolitana constantemente. De esta forma, el ciudadano puede aparcar su coche en el parking y acudir en medios de transporte público a la ciudad.
- Obtención de biogás en el vertedero de residuos municipales: La energía generada a partir del biogás es desaprovechada en numerosas localidades, mientras que el carácter renovable del biogás consigue reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.
- Creación de edificios inteligentes: España es el tercer país de Europa en edificios certificados, lo cual supone un atractivo para los inquilinos e inversores. Desde el punto de vista laboral, el certificado Leed mejora las condiciones de trabajo y reduce el abstencionismo laboral. Y desde el punto de vista del ahorro, los resultados también son óptimos: disminuye entre el 40 y 70 por ciento el gasto en agua; reduce las emisiones hasta un 70 por ciento y consigue ahorrar entre un 50 y un 90 por ciento en residuos. Todo eso genera un retorno de inversión de entre el 25 y el 40 por ciento, amortizado en un período de 3 y 5 años.
- Remodelación de zonas verdes: La xerojardinería es una práctica cada vez más habitual en las zonas urbanas. Consiste en decorar los jardines de las ciudades con plantas autóctonas del sitio. De esta manera, se disminuyen los usos de agua y otros gastos como productos fitosanitarios.
- Análisis del potencial de implantación de energías renovables: El objetivo que toda smart city debería conseguir sería la autosuficiencia energética o, al menos, reducir la dependencia de redes externas.
- Información del tráfico por Internet y móvil: Aplicaciones tecnológicas que faciliten información acerca del tráfico en la ciudad previenen atascos y permiten que los ciudadanos puedan trazar su ruta con antelación, incluso sabiendo de los aparcamientos que disponen antes de llegar a su destino. De esta forma, se consigue también disminuir las emisiones de dióxido de carbono.
- Sistemas informáticos enérgicamente eficientes: Las emisiones de CO2 deben estar monotorizadas y totalmente medidas y analizadas. Para Seedwind la solución pasar por implantar una informática limpia, a través de un estudio de la organización, que permita establecer equipos informáticos de menor consumo.
- Car sharing: Dependiendo del acuerdo, el car sharing puede darse entre conocidos, por ejemplo compañeros de trabajo que deciden rotar el uso del coche de una forma periódica, o entre personas desconocidas, a través de redes sociales y páginas web que ya regulan este tipo de iniciativas.
- Parking online: Una vez más, Internet y las aplicaciones móviles dan la oportunidad a los conductores de reservar una plaza en un parking, por ejemplo, en el centro de la ciudad. Con esta actividad, se evitan atascos y circulación para buscar un hueco libre (y, por consiguiente, se reducen las emisiones de CO2), ya que los ciudadanos pueden planificar su recorrido incluso antes de llegar a su destino.
- Un compromiso de todos: Todas estas iniciativas ya se están poniendo en marcha en muchas ciudades y, según sostiene la consultora, en la práctica, suponen un compromiso de las administraciones locales, pero también de la ciudadanía, de acometer esta serie de reformas.
A nivel europeo, ya existe una predisposición fijada en el Pacto de los Alcaldes, que consiste en un acuerdo entre los gobernantes de las localidades y la Comisión europea de reducir un 20 por ciento las emisiones de CO2 para antes de 2020. Para ello, las ciudades tienen que elaborar un Plan de Acción por la Energía Sostenible con una serie de medidas concretas para lograr este objetivo.
Para Seedwind, las ciudades inteligentes ya están aquí. Una asociación entre tecnología y medio ambiente nunca antes vista. Y un adjetivo nunca antes mejor asociado. Ya no sólo es inteligente invertir en tecnología, sino también respetar el entorno
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