Las empresas destinaron el pasado año más de 743.000 vehículos al mercado de usados, de los que en torno a 170.000 unidades (23% del total) superaban los diez años de antigüedad y, por lo tanto, podrían haberse acogido a un plan de achatarramiento similar al 2000E, según se desprende del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO), promovido por Arval.
El estudio pone de manifiesto cómo la falta de financiación obligó a las compañías, especialmente pymes y autónomos, a aplazar la renovación de sus flotas en estos últimos años, alargando la vida de sus vehículos como medida de ahorro, lo que ha contribuido a engrosar la oferta de coches de mayor edad procedentes del canal de empresa en el mercado de segunda mano.
De esta forma, la puesta en marcha de medidas para favorecer la renovación de flotas corporativas tendría un efecto positivo sobre el rejuvenecimiento del parque automovilístico español, donde más del 42% de sus coches en circulación supera la década de antigüedad, con los efectos negativos que esto conlleva en términos de medio ambiente y seguridad vial.
En este sentido, los incentivos a la compra de vehículos de empresa contribuirían a mantener la juventud que ha venido caracterizando estas flotas y evitarían que los coches corporativos de mayor edad se incorporaran de nuevo a las carreteras como automóviles de segunda mano.
Los datos de Arval muestran que más de la mitad de los coches corporativos (51%) que circulan actualmente por las carreteras tiene una edad inferior a cuatro años. Entre los particulares estos automóviles apenas representan el 20%, porcentaje que se reduce hasta el 17% en términos globales, lo que revela que en este momento son las empresas las que pueden empujar la renovación del parque.
De hecho, el canal de empresas marcó, junto con las alquiladoras, la excepción en un mercado en descenso, con un crecimiento del 3,2% hasta septiembre y unas previsiones de subida del 5% para este año y del 9% en 2012.
Beneficios en materia de medio ambiente y seguridad
Por otro lado, el informe de Arval muestra que los beneficios de un plan de achatarramiento para empresas también se extenderían al ámbito medioambiental, ya que la entrada de coches más jóvenes reduciría el nivel de emisiones a la atmósfera. A día de hoy, casi un 27% de los vehículos que componen las flotas superan los 200 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, mientras que sólo un 15% se sitúa por debajo de los 120 g/km.
Algo similar ocurriría en materia de seguridad, ya que los nuevos modelos incluyen los últimos avances en este sentido. La importancia de esta renovación queda patente al comprobar que un 43% de los coches de empresa carece de control de velocidad y un 28% no dispone de sistemas de estabilidad ESP.