Si alguien ha visitado recientemente ciudades norteamericanas como Washington o San Francisco, habrá podido ser testigo en alguna ocasión de un fenómeno que empieza a cobrar fuerza cada vez más en los hábitos de movilidad sostenible de los habitantes de estas mega ciudades y que consiste en un grupo de personas sin ningún nexo en común, aparentemente, pero que ciertamente organizados, parecen reunirse en puntos determinados de la ciudad, junto a una carretera, mientras permanecen atentos a los vehículos que paran para proponerles compartir ruta, camino del trabajo o del centro de estudio.
Son los sluggers o los autoestopistas del siglo XXI, ciudadanos que hacen cola en un punto de encuentro hasta encontrar un coche particular que lleve una ruta compatible con su desplazamiento, empleando para ello los carriles VAO (Vehículos de Alta Ocupación) o los peajes con costes inferiores para vehículos con alta ocupación.
Esta práctica que añade una nueva definición al glosario de términos relacionados con la movilidad sostenible supone, por tanto, el aprovechamiento del espacio de ocupación de un vehículo y de su ruta para desplazar a varias personas y su aparición se remonta a varias décadas atrás, en los años 70 de la crisis del petróleo, pues estas iniciativas nacen, fundamentalmente, al abrigo de épocas de debacle económica, donde la optimización de los recursos existentes y la imaginación conducen a soluciones ciertamente interesantes.
Por ello, si bien el slugging no es un nuevo invento creado bajo el sello de la movilidad sostenible, sí es una práctica que ha ido ganando adeptos en varios países de un mundo azotado por la crisis económica.
¿Es el slugging un carpooling?
Hay quien define el slugging como “carpooling instantáneo” o “casual”. Aunque Slugging y carpooling parecen compartir filosofía, modo y medio de transporte y otros aspectos que los hacen muy parejos en esencia, existen ciertamente diferencias que los hacen complementarios, pero distintos.
Como ventaja añadida, la integración del carpooling en las redes sociales permite que las personas se conozcan antes del viaje, lo que incrementa la confianza y la posibilidad de elección de los compañeros de viaje antes de iniciar un desplazamiento compartido.
El Slugging es un sistema que funciona sobre las bases de una mutua colaboración, donde el conductor puede hacer uso de los carriles VAO (Vehículos de Alta Ocupación) gracias a la recogida de pasajeros en su vehículo y de ese modo, reducir tiempo en sus trayectos cotidianos. El pasajero, por su parte, no paga los gastos de desplazamiento y de esta forma, ambos se benefician en sus viajes habituales hacia la ciudad.
“Este tipo de simbiosis –señala Rosso-, aparte de las diferencias que hemos destacado en un inicio, sólo puede practicarse en las ciudades y los recorridos donde existen carriles VAO, también llamados "Carpool lanes" en EE.UU., o políticas públicas que incentivan el uso compartido de vehículos para que el esfuerzo mutuo se vea compensado”.
Para los responsables de Amovens, otra de las plataformas más activas en España en materia de carpooling, el Slugging se trata de una práctica interesante que supone, al igual que el carpooling, un tipo de movilidad más inteligente que ir en coche solo.
“También implica ventajas tanto para los sluggers como para los automovilistas en general, aunque las personas que se suben como pasajeros quizás tengan una mayor tendencia a sustituirlo al transporte público”, comenta Diego Hidalgo, fundador de Amovens.
En España no existen tantos carriles de alta ocupación como en Estados Unidos, ni tantas vías de peaje que reduzcan sus costes para vehículos completos, pero cada vez se están implantando más.
De todos modos, esta práctica podría tener aceptación en nuestro país si se dieran estas circunstancias, ya que no sólo es una cuestión económica, sino que también implica un ahorro de tiempo en los desplazamientos y de hecho, la práctica del slugging es bastante habitual en localidades periurbanas del noroeste de Madrid, con una carretera como la de La Coruña (N-VI), dotada de carril BusVao, y donde conductores de pueblos como Torrelodones, Las Rozas o Majadahonda que viajan solos, suelen acercarse a personas en las paradas de los autobuses interurbanos que bajan a Madrid ciudad para proponerles que les acompañen y acceder así al carril para vehículos de alta ocupación, reservados para coches con dos o más pasajeros, evitando atascos y ahorrando tiempo y dinero.
“En cualquier caso, comenta Hidalgo, los que se plantean ser sluggers deberían pensar en compartir coche no sólo para aprovechar las vías de alta ocupación o compartir gastos de peaje, sino para su trayecto entero. Y para esto les recomendamos que busquen conductores o pasajeros que les permitan compartir coche en la totalidad de su trayecto diario. Para esto, Amovens permite tanto publicar como buscar recorridos en coche y ponerse en contacto con las personas cuyos trayectos coinciden. De esta forma, se multiplican los beneficios para ambos y sobre todo, es más práctico, ya que no supone realizar paradas en mitad del recorrido."
Una práctica espontánea, pero regulada
Pese a que el slugging se produce de forma espontánea, se trata de una práctica regulada con un código no escrito, pero que sus usuarios conocen y siguen al pie de la letra. La web “slug-lines.com”, del webmaster David LeBlanc, autor del libro "Slugging: The Commuting Alternative For Washington DC", establece cerca de una veintena de reglas a seguir en esta práctica:
- El primero en llegar es el primero en ser atendido. El slugger en primera línea de cola es el primero en escoger coche y también el asiento delantero o trasero. No se permite que los conductores recojan pasajeros en ruta o fuera de la cola.
- Los sluggers no se hablan. Si bien esta regla no es estricta, los sluggers deberán esperar a que los conductores inicien la conversación y de lo contrario, no se habla. La razón para que esta regla exista es que el conductor (ya veces el slugger) no está interesado en conocer a la otra persona. La última cosa que conductores y acompañantes quieren es sentirse obligados a mantener una conversación de 30 minutos.
- En cualquier caso, si se entabla conversación, no se habla ni de política, ni de religión ni de sexo. Poco más que decir a esto.
- No es que no se deba o no sea habitual, es que sencillamente, no está permitido ni pedir dinero ni pagar o ayudar a gastos, ya que el slugging es una práctica que conlleva un mutuo beneficio, para el conductor y para el pasajero, que se complementan. Lo otro sería carpooling.
- No se permite hablar por el teléfono móvil salvo para conversaciones de emergencia de pocos segundos.
- No se permite a una mujer que permanezca sola a la espera de un coche, por su seguridad. De este modo, si hay tres sluggers (dos hombres y una mujer) y un coche precisa a dos, no deberán dejar sola a la mujer, aunque no sea ni la primera ni la segunda en la fila.
- No se permite comer ni fumar o maquillarse dentro del vehículo.
- No se permite abrir las ventanas sin el permiso del conductor.
- El conductor tiene pleno control sobre la radio y sobre el aire acondicionado.
- No hay servicio de parada a la carta, sino que hay puntos establecidos de parada.
- El slugger puede decidir no subirse a un coche si no le gusta o no le convence por alguna razón.
- Al final del trayecto, tanto el conductor como los pasajeros deben decir “gracias”.
- Los conductores no deben coger a sluggers fuera de las colas establecidas para ello.
- Los conductores no deben parar antes de su llegada al destino establecido y en caso de que pare antes, deberá comunicárselo al slugger, que decidirá si se sube a ese coche o espera a otro.
- Finalmente, otros aspectos como la higiene personal, la limpieza del vehículo y otros asuntos de sentido común serán tenidos en cuenta por conductores y sluggers, como el uso del cinturón de seguridad.