smart presentará en el próximo Salón Internacional del Automóvil de Ginebra su último ejercicio de diseño: el forspeed combina la máxima expresión de movilidad urbana con la típica diversión de smart. Este vehículo de dos plazas no tiene techo y el convencional parabrisas se ha sustituido por un deflector de aire, como en los aviones clásicos biplano. La respuesta del motor eléctrico se ha mejorado con respecto a la generación actual del smart electric drive con el fin de transmitir un comportamiento más dinámico.
Diversión y ecología al volante con un potente motor eléctrico
smart cuenta con más de 1.500 unidades del smart electric drive de segunda generación en la calle. La experiencia recogida ha permitido incluirla en el desarrollo del smart forspeed con la mejora de las prestaciones y la gestión de carga, avanzando lo que incorporaran las futuras generaciones eléctricas de smart.
El smart forspeed acelera de cero a 60 km/h en 5,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 120 km/h. El motor eléctrico se aloja en la parte trasera y entrega 30 kW con una inmediata respuesta desde el primer momento. Pulsando un botón en la consola central se activa la función “boost” que facilita 5 kW adicionales durante un periodo limitado de tiempo, ideales para maniobras de adelantamiento. La energía es suministrada por una batería de ión litio de 16,5 kWh. La carga se realiza en un enchufe convencional de 220V y en el forspeed la conexión se encuentra oculta tras el logotipo smart de la tercera luz freno. Una carga completa permite recorre 135 km y en sólo 45 minutos es posible recargar el 80%.
Con una carrocería de fibra de vidrio el smart forspeed es realmente ligero y la baja relación peso potencia se traduce en un elevado placer de conducción. La ausencia de juntas, las superficies lisas y el diseño basado en la aeronáutica generan una reducida resistencia aerodinámica en beneficio de una mayor eficiencia.
El sistema de iluminación inteligente LED contribuye a la seguridad activa. Las luces de marcha diurna se conectan automáticamente durante el día. Unos sensores fotoeléctricos monitorizan la luminosidad y cambian las luces de largas a cortas de forma automática.