Los combustibles alternativos tienen la posibilidad de sustituir progresivamente las fuentes fósiles de energía y lograr un transporte sostenible para el año 2050, según un informe presentado a la Comisión Europea por el grupo de expertos en la materia.
La UE necesitará un suministro energético para transporte, no procedente de combustibles fósiles y que no emita CO2, debido a la necesidad de reducir su impacto sobre el medio ambiente y garantizar la seguridad del abastecimiento energético para 2050.
El grupo de expertos ha desarrollado por primera vez un planteamiento que abarca el conjunto del sector del transporte. La demanda prevista de todos los modos de transporte podría cubrirse a través de una combinación de electricidad (baterías o pilas de hidrógeno) y biocombustibles como opciones principales, los combustibles sintéticos (procedentes de fuentes renovables) como una opción puente, el metano (gas natural y biometano) como un combustible complementario, y el GLP como suplementario.
El vicepresidente Siim Kallas, responsable de Transportes, ha declarado que “si queremos lograr un transporte verdaderamente sostenible, tendremos que considerar los combustibles alternativos y para ello, tenemos que tener en cuenta las necesidades de todos los modos de transporte".
La Comisión está revisando las políticas existentes y el informe presentado se incorporará a la "iniciativa sobre los sistemas de transporte limpio" que será presentada a finales de este año. La iniciativa se propone desarrollar una estrategia coherente a largo plazo para satisfacer plenamente la demanda energética del sector del transporte a través de fuentes alternativas y sostenibles para el año 2050.
Según el informe, los combustibles alternativos son la solución definitiva para descarbonizar el transporte, sustituyendo de forma gradual las fuentes fósiles de energía. Sin embargo, la viabilidad técnica y económica, el uso eficiente de fuentes de energía primaria y la aceptación en el mercado serán factores decisivos para lograr este objetivo.
No existe un candidato único para la sustitución de combustibles. La demanda de combustible y el desafío de los gases de efecto invernadero requerirán el uso combinado de combustibles que puedan producirse a partir de una gran variedad de fuentes de energía primaria. Así pues, existe un amplio consenso en la idea de que todos los combustibles sostenibles serán necesarios para satisfacer plenamente la demanda prevista.
Los diferentes modos de transporte requieren diferentes opciones de combustibles alternativos. Combustibles con mayor densidad de energía son más adecuadas para las operaciones de larga distancia, como el transporte de mercancías por carretera, transporte marítimo y la aviación. Compatibilidad de los nuevos combustibles con las tecnologías actuales y la infraestructura, o la necesidad de cambios en el sistema perturbador debe tenerse en cuenta como factores importantes, determinar, en particular los aspectos económicos de las diferentes opciones.