Para Delgado, para reducir emisiones en el mercado hay que combinar varios aspectos: “la educación y cambios de hábitos, diseñar un plan de movilidad sostenible, lo que conlleva una redistribución de espacios públicos y nuevos enfoques en el diseño de las infraestructuras, y en tercer lugar, una transformación tecnológica, optimización tecnológica de los motores, carburantes más limpios, redes inteligentes…”.
Delgado mantiene que el vehículo eléctrico utiliza la energía de forma más eficiente y que “la incorporación del vehículo eléctrico y la producción de electricidad con tecnologías limpias mejorará la eficiencia y la reducción de emisiones”.
Ahora bien, recalca que “no va a revolucionar el sector” aunque considera que tiene un “valor social muy importante”. La integración del vehículo en el sector eléctrico “es el medio y no el fin”, su objetivo “es hacer sostenible el sector del transporte”.
En Iberdrola, el modelo de negocio sobre el vehículo eléctrico está enfocado en la cadena de valor de la movilidad, no en la energía y en el vehículo: “en el suministro del vehículo, la infraestructura de recarga, operación y mantenimiento, venta de energía y servicios y, facturación y medios de pago” en colaboración con otras empresas.
En materia de regulación, “cualquier exceso de requisitos en la infraestructura consumirá recursos de forma innecesaria tanto públicos como privados y limitará el desarrollo del vehículo eléctrico” apuntó.