El Gobierno de Navarra, a través de Nasursa (Navarra de Suelo Residencial, S.A.), sociedad pública dependiente del Departamento de Vivienda y Ordenación del Territorio, acaba de editar una guía de urbanismo y movilidad sostenible que persigue establecer unos parámetros que ayuden a instaurar buenas prácticas en el planeamiento y en la construcción de ciudades.
Publicada en colaboración con el Centro de Recursos Ambientales de Navarra (CRANA), fundación del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, la guía se enmarca dentro del proyecto "Pro.motion" perteneciente al programa Energía Inteligente para Europa de la Dirección General de Energía y Transporte de la Comisión Europea.
A través del mismo se extraen conclusiones acerca de la vinculación existente entre la ordenación territorial, el urbanismo y la movilidad sostenible, concepto éste último que se define en la guía como la búsqueda de caminos, fruto de la combinación de los conceptos de movilidad y sostenibilidad, para que los desplazamientos de personas y mercancías contribuyan a afrontar numerosos retos ambientales y socioeconómicos, tanto en el ámbito global como en el local.
Desde la perspectiva de la sostenibilidad global, los problemas ambientales que afronta la movilidad son la destrucción de la capa de ozono, el cambio climático por emisión de gases de efecto invernadero, la disminución de la biodiversidad y las lluvias ácidas, mientras que los problemas socioeconómicos se resumen en la equidad en la distribución recursos y los residuos, tanto intrageneracional como intergeneracional, el incremento del gasto y la inversión en movilidad en detrimento de otras necesidades sociales y la escasez o agotamiento de materiales y energía.
En el plano local, estos problemas a nivel ambiental son la contaminación atmosférica, el ruido, la ocupación de suelos fértiles, la intrusión visual, la contaminación de suelos y aguas, la impermeabilización del suelo, la ruptura de las relaciones entre lo urbano y el entorno natural y la fragmentación del territorio y biodiversidad, mientras que a nivel socioeconómico, los problemas se encuadran en el deterioro de la salud derivada de la contaminación y el ruido, los accidentes, el miedo, preocupación y estrés en el uso de las calles, el deterioro de la salud como consecuencia del sedentarismo, la reducción y perturbación de la comunicación vecinal en el espacio público, la disminución de la autonomía de ciertos grupos sociales como niños y ancianos, la reducción de la autonomía de las personas con discapacidad, el efecto barrera de las infraestructuras para los vecinos, el tiempo dedicado a los desplazamientos y la equidad en el acceso a los diferentes espacios.
El trabajo está especialmente dirigido a profesionales de la construcción (planificación y vivienda) y a entidades locales, y busca convertirse en un referente para abordar soluciones conjuntas en temas de vivienda y transporte.
Una planificación sostenible, que estudie parámetros como el transporte público o el uso peatonal, creará ciudades mucho más eficientes para los ciudadanos, principales beneficiarios.
La movilidad sostenible, entendida así como cercanía y autonomía, sugiere desarrollos urbanísticos que aprovechen al máximo la capacidad autónoma de trasladarse que tiene el ser humano (caminando o en bicicleta), es decir, desarrollos urbanos guiados por los principios de cercanía, autonomía y riqueza del espacio público.
Esta guía reflexiona sobre la evidencia de que un urbanismo con intención de contribuir a la movilidad sostenible ha de combinar elementos destinados al estímulo de los medios de transporte colectivo y no motorizados y a la disuasión del automóvil.
Así, señala que la combinación de las políticas urbanísticas y de transportes sólo alcanzan el éxito en reducir las distancias de desplazamiento y el peso del automóvil en el reparto modal si convierten el uso del coche en un recurso menos atractivo por resultar más caro y lento, principalmente.
Igualmente, que las políticas urbanísticas destinadas a incrementar la densidad o la mezcla de usos del suelo (por ejemplo, localizando las viviendas cerca de las industrias y los servicios) tienen efectos limitados si no van acompañadas de medidas que disuadan el uso del automóvil.
La guía cita como objetivos de un planeamiento que contribuya a la movilidad sostenible los siguientes aspectos:
- Crear proximidad: esto es, condiciones urbanísticas que permitan satisfacer necesidades básicas sin necesidad de recurrir al transporte motorizado.
- Hacer atractivos los medios de transporte sostenibles: fomentar la comodidad, el atractivo ambiental y la seguridad, configurando las redes y el espacio público desde la perspectiva de las personas que caminan, pedalean o se mueven en transporte público.
- Evitar la dependencia del automóvil, eludiendo las estructuras urbanísticas que sólo se puedan satisfacer por medio del coche.
- Crear espacio público vivo: lugares para pasear, conversar, habitar. La riqueza social y ambiental estimula la movilidad peatonal y ciclista.
- Adecuar velocidades al tejido urbano para que no repercutan en la calidad y seguridad del espacio público.
- Evitar la sobreprotección del automóvil, destronándolo de la posición que mantenía hasta ahora en las estructuras urbanas.
- Garantizar la accesibilidad universal en el viario y en los medios de transporte, aplicando criterios de diseño accesible para todos en el espacio público y en el transporte colectivo.
La guía establece por ello una lista de comprobación sobre la idoneidad del planteamiento urbanístico en materia de movilidad sostenible con el fin de orientar la reflexión de los planificadores para que incorporen criterios al respecto a la hora de tomar decisiones urbanísticas clave.