Un grupo de catorce estudiantes alemanes de la universidad Karlsruhe de Ciencias Aplicadas han desarrollado el E-Quickie, un vehículo eléctrico de tres ruedas que obtiene la alimentación eléctrica por inducción, a través de emisores eléctricos en la superficie de rodadura y de receptores inalámbricos instalados en la parte inferior del vehículo.
“El principio utilizado no es realmente novedoso”, ha señalado el director del proyecto, el profesor Jürgen Walter, de la facultad de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica de dicha universidad, dado que ya se emplea en la industria, en carretillas elevadoras, por ejemplo.
Igualmente, ya hay empresas que prevén comercializar en 2011 sistemas de recarga inductiva (sin cables) para vehículos eléctricos, como es el caso de Evatran, pero en modo estático, mientras que el proceso de recarga inductiva desarrollado por los estudiantes se lleva a cabo cuando el vehículo está rodando.
“Estos estudiantes han demostrado que la tecnología es aplicable también a los coches eléctricos y que éstos se pueden mover de forma rápida y eficiente con el empleo de materiales modernos y optimización tecnológica”, añade el profesor.
Y es que el E-Quickie pesa sólo 60 kg gracias al uso de materiales ligeros y aerodinámicos, y los responsables del proyecto prevén que pueden reducir, incluso, este peso hasta alcanzar los 40 kg para una mayor optimización. Por lo pronto, en mayo pasado lograron completar 40 vueltas con el vehículo en una pista de 222 metros dotada de una banda conductiva eléctrica.
“El objetivo no fue demostrar sólo lo rápido que puede desplazarse el E-Quickie, sino también lo eficiente que es energéticamente”, señala Walter, quien añade que “iniciamos la prueba con las baterías a media carga y cuando terminamos, estaban a carga completa”. De este modo, ¿cuál es la necesidad de contar con baterías en el vehículo? Los responsables de proyecto señalan que tan pronto como el vehículo abandona la carretera dotada de bandas conductivas se interrumpe la alimentación de electricidad, por lo que entran en servicio pequeños acumuladores que permiten, por ejemplo, trasladar el vehículo hasta el garaje.
El motor del E-Quickie tiene una potencia de 2 kW y el vehículo es capaz de alcanzar los 50 km/h. Además, tan sólo precisa incorporar baterías mucho más pequeñas que las de un vehículo eléctrico convencional, con al consiguiente reducción en peso y espacio, al ser empleadas como fuente de energía auxiliar.
Evidentemente, el proyecto dista mucho de poder convertirse en realidad a corto o medio plazo, pero supone un paso adelante en la larga carrera por lograr superar las barreras de autonomía en la conducción de vehículos eléctricos y abre, sin duda, nuevas líneas de investigación de gran interés en esta industria.