Tráfico y ruido

Millones de personas en Europa están afectadas por los efectos del ruido en el transporte, que es agente causante de estrés y enfermedades que pueden ocasionar, incluso, la muerte. Aunque se trata de uno de los agentes contaminantes más perjudiciales para la salud humana lleva, sin embargo, un notable retraso en cuanto a la toma de medidas para paliar sus efectos, en relación con otros tipos de contaminación, como la emisión de gases nocivos a la atmósfera.

Según datos de la organización Transport & Environment (asociación paneuropea independiente, creada en 1990 para promover un transporte sostenible en la Unión Europea), cada año se producen unos 50.000 ataques cardíacos con resultado de muerte y 200.000 casos de enfermedades cardiovasculares.

España es, según la Peacram (Plataforma Estatal contra el Ruido), el segundo país más ruidoso del mundo, después de Japón, y hay nueve millones de ciudadanos sometidos a niveles superiores a los 65 dB (umbral a partir del cual se considera inaceptable el ruido), según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Además, nueve de cada diez ciudadanos cree que no se toman las medidas adecuadas para disminuir los índices de contaminación acústica, según un estudio de Gaes Centros Auditivos con motivo del Día de Concienciación Contra el Ruido, el pasado mes de abril.

La principal fuente de ruido es el tráfico, aunque no suele ser la más denunciada (por detrás de otras como el ocio nocturno) porque curiosamente, los ciudadanos asumen que la contaminación acústica es inherente a la propia civilización, según señalaban responsables de dicha plataforma en 2009, con motivo de la celebración del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido.

Por ello, una de las cuestiones más celebradas en cuanto a la proliferación en carreteras y ciudades, de vehículos eléctricos e híbridos es que no emiten ruidos en movimiento, pero esta situación ha traído consigo la polémica, pues mientras unos encuentran en este aspecto una ventaja añadida, otros lo ven como un inconveniente que incluso, puede suponer la pérdida de vidas humanas o cuando menos, la causa de accidentes para peatones y ciclistas.

De hecho, asociaciones de invidentes en varios países ya han hecho públicos sus temores en cuanto a la posibilidad de que los coches eléctricos, al no ser percibidos por el oído de los viandantes en su conducción, puedan suponer un instrumento letal para las personas ciegas, hasta tal punto que el gobierno japonés ya se ha puesto manos a la obra en este mismo año y será la primera nación en imponer, a partir de 2012, la instalación de dispositivos de sonido para peatones en los vehículos eléctricos, mientras que la Unión Europea está evaluando dicha posibilidad, al igual que el Ejecutivo norteamericano.

El ruido que produce un vehículo no es responsabilidad exclusiva del sistema de propulsión, pues además está el ruido producido por los cláxones y el que genera el rodamiento del neumático con la superficie por la que se desplaza y precisamente, esta última es la principal fuente de ruido emitido por un vehículo, lo que ha traído consigo la proliferación de un negocio importante en torno a la fabricación y comercialización de pantallas acústicas que atenúan este problema.

No obstante, la nula emisión de ruido por parte de los motores eléctricos, frente a los motores de combustión interna, ha motivado que a mediados de 2010, fabricantes de vehículos y abogados en defensa de los intereses de personas ciegas en Estados Unidos, país que ya cuenta con un importante parque de vehículos eléctricos e híbridos en circulación, se unan para presentar al Congreso una propuesta de niveles de ruido mínimos para vehículos eléctricos, pues según un estudio realizado en 2009 por la Administración Nacional de Seguridad para el Tráfico en Carretera (NHTSA), los coches híbridos suelen producir accidentes en los peatones más a menudo que otros vehículos.

La AAM (Alianza de Fabricantes de Automóviles), junto con la Asociación de Fabricantes Internacionales de Automóviles (AIAM), el Consejo Americano para los Invidentes y la Federación Nacional de Ciegos, presentó al Congreso norteamericano un texto que podría formar parte del Acta de Seguridad en el Motor de 2010 y que podría suponer la implantación de algún tipo de ruido mínimo requerido para los vehículos eléctricos, cuando estos operen a bajas velocidades, pues a velocidades más elevadas, el propio viento y el rodamiento de los neumáticos se consideran suficientes agentes generadores de ruido detectable por el oído humano.

Dicho ruido requerido no podría ser cualquier cosa. Por ejemplo, los propietarios de vehículos no podrían “customizar” el sonido de sus coches eléctricos de la misma forma que se pueden descargar tonos en un teléfono móvil. Eso está específicamente prohibido en la propuesta enviada al Congreso norteamericano.

Por contra, los fabricantes podrán otorgar un sonido, o una serie de sonidos, previamente aprobado a un modelo de coche.

Correspondería a la NHTSA establecer el mínimo nivel de ruido que un vehículo podría emitir a determinadas velocidades y qué tipo de sonidos estarían permitidos. Los sonidos deberán comunicar al oyente algo relacionado con la velocidad y aceleración del vehículo, tal y como lo transmiten los motores de combustión interna.

Fabricantes mundiales que incorporan sonido
Algunos fabricantes como Nissan ya se han adelantado a cualquier decisión al respecto y han anunciado la implantación, de forma estándar, de un sonido sintetizado que alertará al viandante de la proximidad del nuevo Nissan Leaf, pero lo que ya no ha gustado tanto a las asociaciones de invidentes es que los conductores puedan activarlo o desactivarlo a voluntad, aunque siempre que se arranca el vehículo, se activaría el sistema por defecto.

Al parecer, este sistema de sonido de aproximación de vehículo para peatones de la marca japonesa, fruto de tres años de desarrollo, debutará este otoño en Japón, en el híbrido Nissan Fuga. La descripción oficial de la casa respecto al sistema auditivo es que “hace fácil a quien está fuera del vehículo escuchar su aproximación, pero el sonido no distrae al conductor ni a los pasajeros en el interior del vehículo. Así, se cumple con las necesidades de seguridad de los peatones y con las de confort de los pasajeros”.

El sistema auditivo de Nissan cubre una gama de frecuencias que va desde los 2.5 kHz hasta los 600 Hz y cuando el vehículo se desplaza marcha atrás, produce un sonido intermitente similar al que incorporan los vehículos industriales. El sonido cesará cuando el Nissan Leaf alcance los 30 km/h y volverá a iniciarse cuando el vehículo circule a menos de 25 km/h.

Además de Nissan, el también fabricante japonés Toyota ha anunciado que iniciará, a partir del próximo 30 de agosto, la comercialización en Japón de un nuevo dispositivo que imita el ruido del motor en sus modelos híbridos, con el fin de alertar a los peatones y evitar atropellos.

Este sistema estará disponible inicialmente en los concesionarios de Toyota en Japón y también en los centros de reparación autorizados y se instalará inicialmente en la tercera generación del modelo híbrido Prius.

Toyota ha señalado que este dispositivo emite un sonido sintetizado de motor cuando el vehículo está operando en modo eléctrico con velocidades de hasta 25 kilómetros por hora.

En cualquier caso, la adición de este tipo de sistemas a la cacofonía del tráfico ha encendido los ánimos de otro colectivo, los activistas anti-ruido.

“La ventaja de los vehículos híbridos y eléctricos es que son silenciosos”, ha señalado al respecto Richard Tur, fundador de NoiseOff.org, coalición que trabaja por la reducción de la contaminación acústica.

Según Tur, una propuesta alternativa a los sonidos generados por vehículos es un aparato que podrían llevar las personas invidentes y otros viandantes y que recibiría señales generadas por los vehículos eléctricos e híbridos y crear así una alerta, pero portavoces de la Federación Nacional de Invidentes señalan que la tecnología puede fallar (por ejemplo, la batería del aparato podría descargarse) y que los ciegos prefieren fiarse de sus otros sentidos que depender de un aparato electrónico.

Para Les Blomberg, fundador de la organización antirruido sin ánimo de lucro Noise Pollution Clearinghouse, parte del problema a la hora de detectar la proximidad de un vehículo es el “enmascaramiento”, por el que el sonido propio del tráfico hace difícil escuchar cualquier coche de forma individual, incluyendo híbridos y eléctricos, y añadir sonidos a estos vehículos no incrementa la capacidad para detectarlos, por lo que la solución para Blomberg pasa por disminuir el ruido de autobuses, camiones y motocicletas, que son los más estruendosos.

Estudios sobre la conveniencia de implantar estos sitemas
Un estudio de la Universidad de Riverside, en California (EE.UU.), patrocinado por la Federación Nacional de Ciegos, destaca la peligrosidad de los vehículos eléctricos e híbridos para ciegos, niños, ancianos, corredores, ciclistas y otros peatones, especialmente en las intersecciones y en los aparcamientos.

El estudio, dirigido por el profesor de Psicología Lawrence Rosenblum, se basó en las escuchas en laboratorio de varias personas a las que se les puso cascos para escuchar grabaciones de vehículos híbridos y con motor de combustión interna aproximándose desde dos direcciones a unos 8 km/h para asegurarse de que el vehículo híbrido operaba únicamente con el motor eléctrico, y que los sujetos dijeran cuándo y desde qué dirección podían escuchar a los coches aproximarse.

Los resultados arrojaron que los individuos escuchaban los vehículos híbridos cuando estaban un 74% más cerca que los de combustión interna, antes de que pudieran determinar desde qué dirección se aproximaban.

Rosenblum indicó que “los sujetos podían juzgar correctamente la aproximación de un vehículo de combustión interna cuando estaba a unos 8,5 metros de distancia, pero sólo podían juzgar la dirección de aproximación de un vehículo híbrido cuando éste se encontraba a 2 metros, lo que indica que un peatón no podría determinar correctamente la aproximación de un vehículo híbridos hasta que no estuviera a 1 segundo de distancia”.

Estudios preliminares señalaron que sin un sistema que añadiera sonido en los vehículos híbridos, estos necesitarían estar un 40% más cerca del peatón que otro de combustión interna para determinar si se aproxima por la derecha o por la izquierda. No obstante, a velocidades en torno a 30-40 km/h, los vehículos híbridos emiten suficiente sonido por la fricción de los neumáticos sobre la superficie como para ser percibidos por el peatón, según Rosenblum.

Por otro lado, la Universidad de Warwhick trabaja con varios fabricantes de vehículos eléctricos en el Medio Oeste de los Estados Unidos para probar diferentes sonidos, desde música hasta ruidos propios de la naturaleza, de motores e incluso, que evocan a ciencia ficción, y analizar la respuesta de los peatones a cada uno de ellos.

El profesor Paul Jennings, encargado de estos estudios, señala que realmente, los peatones no son conscientes de lo mucho que se guían por el sonido en relación al movimiento de los coches cuando cruzan una intersección y que les informa, entre otras cosas, de si el vehículo está acelerando o decelerando.

La polémica en España
En España existen más de 70.000 personas ciegas y discapacitadas visuales agrupadas en la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Algunos expertos en vehículos eléctricos e híbridos consultados por esmartcity afirman que no existen suficientes datos como para legislar la emisión de sonidos en este tipo de vehículos y que con la previsible implantación de sistemas para escuchar aproximarse a híbridos y eléctricos se está trasladando la responsabilidad, en este asunto, a los peatones invidentes, cuando la verdadera responsabilidad es la que deben tener los conductores a la hora de evitar atropellar a algún peatón.

Otras opiniones aluden a que sería más conveniente invertir en educar a los peatones para que estén más vigilantes que en añadir ruidos artificiales que además, podrían despistar al peatón sobre la naturaleza potencialmente peligrosa asociada a esos ruidos, pudiendo resultar ineficaces para la seguridad del viandante.

Por otro lado, esmartcity se ha puesto en contacto con la ONCE para pulsar su estado de opinión respecto a este asunto y hasta el momento, dicha organización no parece haberse planteado las consecuencias de la existencia de un parque de vehículos híbridos y eléctricos en España, en relación con la seguridad de los peatones invidentes.

El distribuidor de vehículos eléctricos Going Green, que encabeza en España el número de ventas de coches eléctricos con el modelo Think City, tampoco se hace eco de esta polémica y ha señalado que estos vehículos no incorporan ni prevén incorporar sistemas auditivos de detección por aproximación para peatones.

España ya cuenta con experiencias en el ámbito de la movilidad asociadas al uso de ruidos artificiales para mejorar la seguridad de los peatones invidentes, como es el caso de los semáforos sonoros, que permiten a este colectivo saber cuándo cruzar con seguridad la calle.

Sin embargo, ni la industria de automoción ni el colectivo de invidentes en España parece haber prestado atención, al menos por ahora, a esta polémica que tanto revuelo está causando en otros países y que divide, por un lado, a quienes defienden que una de las ventajas de los vehículos eléctricos e híbridos cuando se mueven en función eléctrica es, precisamente, que no emiten ruido, y aquellos que presagian un incremento en la siniestralidad de peatones y ciclistas debido al sigilo con el que se mueve este tipo de vehículos.

 
 
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