Esta técnica permite identificar cambios sutiles en la química del equipo, que pueden aumentar hasta seis veces el ciclo de vida de un tipo de batería en concreto.
Estas pruebas tan precisas, innecesarias en baterías de iones de litio para dispositivos electrónicos portátiles con una vida útil de unos pocos años, son sin embargo esenciales para vehículos eléctricos con vidas útiles de 10, 15, 20 o más años, en los que incluso la más pequeña ineficiencia puede llevar a grandes problemas.
Conocer con precisión el ciclo de vida de una batería es esencial para determinar, por ejemplo, cómo debe ser de grande el pack de baterías para almacenar la cantidad de energía que precisa el vehículo durante su vida útil.
Dahn afirma que su equipo es lo suficientemente exacto como para informar a los investigadores si un cambio en particular en la química de la batería provocaría la diferencia entre una duración de 500 ó 1.000 ciclos de carga y actualmente, está trabajando con un fabricante de equipos para mejorar el proceso y poder realizar predicciones exactas de hasta cerca de 10.000 ciclos.