Cinco de cada diez madrileños tiene que desplazarse del municipio en el que residen a otro de la región para trabajar, en lo que invierten una distancia media de 11,8 kilómetros, según el Atlas de la movilidad Residencia-Trabajo de la Comunidad de Madrid, que ha presentado el director general de Economía, Estadística e Innovación Tecnológica, José María Rotellar.
Este Atlas, que se elabora este año por primera vez, permite ver de manera gráfica en qué medida los trabajadores se desplazan dentro o fuera de su municipio de residencia, las distancias recorridas para acceder a su lugar de trabajo y caracterizar los tipos de flujos según las características socioeconómicas.
La principal conclusión de este nuevo Atlas de la movilidad Residencia-Trabajo, es que en el territorio de la Comunidad de Madrid, no demasiado extenso en comparación con otras comunidades, han quedado claramente diferenciadas las zonas y barrios residenciales y las zonas dedicadas exclusivamente al trabajo.
Localización de la industria y los servicios madrileños
El sector servicios representa casi el 80% de la economía madrileña. Esto tiene un reflejo en la concentración del núcleo laboral en el núcleo financiero y de servicios de la región, que recorre el eje de la Castellana y se expande hacia el Campo de las Naciones. En un radio de 10 kilómetros, desde el centro de negocios de Madrid se localizan unos dos millones de puestos de trabajo. Sólo en el entorno de la Castellana se concentran 350.000 empleos.
El sector industrial, por el contrario, se concentra en núcleos como los distritos de Hortaleza o Canillejas. Las industrias más tecnológicas, las más innovadoras de España, se están concentrando en los municipios de Alcobendas y el eje de la carretera de Colmenar (M-607).
En opinión de Jose María Rotellar, “esta mayor especialización del territorio produce un flujo diario de desplazamientos de cierta longitud hasta el lugar del trabajo, que se acerca paulatinamente a la distancia que tienen que recorrer los ciudadanos de las 25 regiones económicamente más dinámicas de Europa, como Îlle de France o Lombardía, de las que forma parte”.
Movimientos pendulares cada vez mayores
La expansión urbanística de la región, el desarrollo de una moderna infraestructura de transportes y una progresiva desconcentración económica han provocado que los movimientos pendulares en una región metropolitana como es la Comunidad sean cada vez mayores. La gran mayoría de los flujos se producen hacia el municipio de Madrid, y, de forma creciente, desde la capital al resto de la región.
En esta región, el 50% de los puestos de trabajo se cubren con trabajadores de otros municipios. Pero, mientras el 80% de los residentes en la capital trabaja en el propio municipio, en otras localidades de la región más del 60% se tiene que desplazar a otra localidad para trabajar.
Según el director general de Economía, “esto permite concluir que el lugar del trabajo no es un factor demasiado determinante a la hora de fijar residencia. Gracias a la red de infraestructuras de la Comunidad, se facilita esta elección a los madrileños, al ofrecer diversidad de transportes y acortar tiempos de trayecto”.
Distancias mayores al puesto de trabajo
El Atlas revela que la distancia media que recorren los trabajadores madrileños para llegar a sus lugares de trabajo es de 11,8 kilómetros. En el caso de 25.000 madrileños, superan los 50 kilómetros en estos trayectos. Como curiosidad, los hombres se desplazan, de media, más que las mujeres. Los inmigrantes con edades entre 30 y 50 años recorren una menor distancia que los españoles de la misma edad.
Por actividades económicas, los trabajadores de la hostelería y el comercio se desplazan menos que los empleados en el sector de la construcción, que son los que más se desplazan desde su lugar de residencia al trabajo. Por áreas geográficas, quienes viven en la sierra central son los que más distancia recorren hasta su puesto de trabajo. Los que menos, los del sur de la región.
Según Rotellar, “el atlas pone de manifiesto que la región madrileña se ha expandido económica y residencialmente en respuesta a la pujanza y liderazgo económicos de la región, y a los nuevos gustos y preferencias de los madrileños, que, cada vez más, eligen lugares de residencia distintos a los del municipio de su centro de trabajo, motivados, especialmente por causas sociológicas, como la cercanía a la familia o los amigos”.