Investigadores del Instituto de Tecnología Química (centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC) han desarrollado un nuevo catalizador que permite obtener hidrógeno limpio de alta pureza y gran eficiencia energética a partir de bioetanol. El hallazgo supone un nuevo paso hacia la producción sostenible de hidrógeno y su uso en pilas de combustible para, entre otras aplicaciones, autobuses, trenes o tranvías.
Antonio Chica, investigador del CSIC en el Instituto de Tecnología Química explica que “actualmente el hidrógeno se produce por reformado con vapor de gas natural [proceso que transforma el metano presente en el gas natural en hidrógeno, dióxido de carbono y monóxido de carbono], que opera a 900º C frente a los 350º a los que trabaja nuestro catalizador, lo que conlleva un importantísimo ahorro energético”. El nuevo catalizador es activo a bajas temperaturas y produce menos monóxido de carbono y más hidrógeno, mejorando la eficiencia energética y económica del proceso.
Además, al producir menos monóxido de carbono, garantiza el funcionamiento óptimo de las pilas de combustible, que se ven afectadas por este gas. Asimismo, esto supone un importante beneficio para el proceso de producción de hidrógeno de alta pureza ya que implicaría la eliminación total o parcial de una de las unidades más caras del proceso, la destinada a la eliminación del monóxido de carbono. Igualmente, la etapa de purificación se simplificaría desde el punto de vista energético y económico, lo que supondría un ahorro económico considerable.
En definitiva, en palabras de Chica, “el catalizador podría tener interesantes aplicaciones en la producción industrial del hidrógeno”. “De momento se ha comprobado su eficiencia en laboratorio; ahora se tendrán que constatar los buenos resultados obtenidos mediante el estudio a escala en planta piloto”, concluye el investigador del CSIC.
Energía limpia
Científicos y tecnólogos coinciden en que el hidrógeno es una fuente de energía de gran futuro debido a su bajo impacto ambiental – su combustión produce únicamente agua-, su alto contenido energético y la variedad de sus posibles aplicaciones, que incluyen desde el transporte (automóviles, o aviones), hasta el consumo doméstico (como cocinas o calefacciones). Sin embargo, este beneficio ecológico pierde su atractivo si su producción se hace a partir de compuestos derivados de energías fósiles (como gas natural, gasolina o diesel) ya que durante ese proceso se generan grandes cantidades de CO2.
“El verdadero beneficio del hidrógeno como combustible sólo se podrá conseguir si el hidrógeno que se consume se genera a partir de fuentes de energía renovable, como la biomasa. Y, de entre todos los compuestos derivados de ella y susceptibles de su transformación a hidrógeno, destaca el bioetanol”, afirma Antonio Chica, ya que se trata de un compuesto líquido, no tóxico y de fácil manejo, almacenaje y distribución.