El impacto del cambio climático en el sector transporte impulsará un cambio en el modelo de negocio del las compañías, que en los próximos años se centrarán, principalmente, en la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono. Así se desprende del primer informe de la serie Transporte y Logística 2030, titulado "¿Cómo evolucionarán las cadenas de suministro ante un mundo con limitaciones energéticas y bajas emisiones de carbono?", elaborado por PricewaterhouseCoopers, que proporciona una perspectiva global de cómo deberá reformarse la industria en los próximos veinte años.
La emisiones de CO2 producidas por el transporte representan el 13% del total en todo el mundo, siendo el transporte por carretera el principal causante. Una disminución substancial de emisiones comporta, necesariamente, una bajada de las producidas por el transporte. Estas están incrementando en todos los mercados desarrollados y, por países, China e India encabezan el listado en términos de incremento medio anual. El coste de mitigación del cambio climático se sitúa entre los 600.000 millones de dólares y los 1,5 billones de dólares al año. El 80 -90% de esa cantidad deberá asumirla el sector privado. Por lo tanto, hoy más que nunca, ante una crisis económica global, la reducción de dicha cifra resulta imprescindible para la supervivencia de las compañías. Según el 59% de los encuestados, los costes que se desprenden del transporte serán el motivo fundamental a la hora de decidir la ubicación de la sede de producción. Para diseñar la cadena de suministro, la disminución del consumo energético primará por encima de los costes de eficiencia y del tiempo de entrega.
El plan para la reducción de las emisiones de carbono comienza el establecimiento por una cadena de suministro sostenible. El primer paso consistirá en la introducción de un control de la movilidad de los empleados para reducir su huella de carbono. A continuación, las compañías tendrán que ser capaces de controlar el total de sus emisiones para poder disminuirlas, así como la de sus clientes. La transparencia en el volumen de contaminación se vislumbra, debido al cambio en el comportamiento del consumidor, como un aspecto clave en el futuro. Casi el 70% de los encuestados asegura que, en 2030, se contabilizarán todas las emisiones de la cadena de suministro y se tendrán en cuenta en el precio final del producto.
El aumento de la preocupación de los usuarios por los costes y las emisiones de carbono les estimulará a reducir sus viajes, tanto de trabajo como de vacaciones –así lo cree el 45% de los entrevistados-, y a consumir bienes producidos en su entorno local. Más del 45% de la muestra prevé reducir su movilidad en comparación con las efectuadas en la actualidad. También el control en todo el proceso logístico, así como la involucración en la entrega de los bienes solicitados, será muy importante para los consumidores. Por esta razón, las compañías se replantearán su comportamiento con los proveedores logísticos de low-cost -en los que el usuario puede seleccionar exclusivamente los servicios que necesita- y con los de alta tecnología, que ofrecen la posibilidad de controlar, a tiempo real, el producto solicitado.
El estudio pronostica cuál será el escenario al que deberá enfrentarse la industria en el 2030. En ese año, la dependencia con el petróleo habrá caído drásticamente y el uso de las energías renovables se habrá generalizado, por lo que los proveedores de servicios logísticos no deberán preocuparse por los precios energéticos. El número de vehículos crecerá considerablemente, sin embargo el consumo de combustible y los gases efecto invernadero se habrán reducido significativamente: los avances tecnológicos permitirán el funcionamiento, de gran parte de los vehículos, con energía eléctrica. Dentro de veinte años, la concienciación del consumidor con el medio ambiente será un hecho y, prueba de su compromiso con el medio ambiente, apostarán por productos y servicios que contengan el sello ecológico. Una firme estrategia de negocio sostenible implicará tanto una buena percepción por parte del consumidor, como un buen posicionamiento en el mercado a largo plazo.
Por último, la encuesta dedica un pequeño capítulo en el que se destacan algunas de las tendencias que afectarán a las industria en el futuro. Los modelos de negocio de la industria evolucionarán hacia la colaboración y las agrupaciones cooperativistas, que ayudarán a aumentar su eficiencia. Esta tendencia ofrecerá nuevas oportunidades a las compañías del sector que estén capacitadas para adaptar sus negocios.
Para Álvaro Klécker, socio responsable del sector Turismo, Transporte y Servicios de PricewaterhouseCoopers, “los próximos años serán cruciales para las empresas del sector, ya que experimentarán cambios en las redes de logística y en todo el entorno empresarial, el cambio climático y las emisiones de CO2 seguirán ganando importancia y los consumidores tomarán decisiones de compra cada vez más sostenibles. Todos estos cambios ofrecen nuevas oportunidades, pero es imprescindible realizar una planificación a largo plazo y una estrategia para que la cadena de suministro sea sostenible y así poder afrontar los desafíos del futuro.”